¿Conseguirá Calderón mantenerse al frente de la Presidencia de la Sala de lo Militar?
Ángel Calderón, presidente de la Sala Quinta del Tribunal Supremo. (Confilegal)

¿Conseguirá Calderón mantenerse al frente de la Presidencia de la Sala de lo Militar?

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26/11/2015 07:50
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Actualizado: 21/12/2015 12:36
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Hoy en día se da un toque al “elegido” y se le dice que se presente, que tiene el apoyo del “alto mando”.

Es lo que ha pasado con Martínez Arrieta, 60 años, “vitorino”. Y es lo que pasó con Luis Díez-Picazo, cuando se presentó a la sucesión del presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo, José Manuel Sieira.

La situación parece un calco la una de la otra.

En este caso el «mensajero» que “ha sondeado” a Martínez Arrieta ha sido el vicepresidente del Tribunal Supremo, Ángel Juanes.

Éste “le sugirió” que pidiera la Presidencia de la Sala porque contaría con el completo apoyo de Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo.

Juanes formó parte de la Sala de lo Militar entre 2005 y 2009, periodo en el que fue compañero de Ángel Calderón, hasta que fue nombrado presidente de la Audiencia Nacional.

Durante ese tiempo la sintonía personal no fue demasiado buena.

Calderón, “factótum” de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, y Juanes, conocido progresista y miembro de Jueces para la Democracia (JpD), se las vieron en varias ocasiones frente a frente, como en la revisión de la sentencia dictada por el Consejo de guerra sumarísimo que en 1963 condenó a muerte a los anarquistas Francisco Granado y Joaquín Delgado.

Fue en 2006. La Sala se dividió en dos. Por una parte, Calderón y sus compañeros Javier Juliani y Agustín Corrales, votaron en contra de la revisión, y Ángel Juanes y José Luis Calvo Cabellos, a favor.

También es sabido que Calderón se opuso, desde el principio, a la implementación de la figura del vicepresidente del Tribunal Supremo, que ahora ocupa Juanes, por considerarla «innecesaria».

La iniciativa de Juanes tocando a Martínez Arrieta parece indicar que a Calderón se le da “por amortizado” desde el CGPJ, lo mismo que ocurrió con Sieira.

No obstante, Calderón se va a presentar.

El todavía presidente de la Sala de lo Militar mantiene una magnífica sintonía con Pedro Morenés, ministro de Defensa, y cuenta con ello. Sin embargo, esto que en otro momento representaría un valor indudable, en estos tiempos electorales está devaluado por la incertidumbre del cambio.

Quien no parece tener ningún duda, a día de hoy, es Martínez Arrieta, una vez que Lesmes le constató, de forma personal, su apoyo.

El puesto de presidente de Sala es discrecional y su nombramiento depende de las mayorías que haya en el Pleno del Consejo General del Poder Judicial.

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UN PASO SEGURO

“Martínez Arrieta jamás daría un paso tan importante como este si no tuviera la seguridad de que cuenta con el visto bueno del presidente y de la mayoría que lidera en el CGPJ”, han manifestado fuentes del Supremo a este diario para justificar el paso asumido.

La sintonía personal de Lesmes, por su proximidad generacional, con Martínez Arrieta es mayor que la que ha tenido con Ángel Calderón, de 68 años y a cuatro de la jubilación. Aunque, paradójicamente, pertenezcan a la misma asociación. 

La mayoría que podría respaldar la sustitución –da lo mismo que Calderón lo haya hecho bien o mal- podría verse incrementada por parte del sector progresista. Porque la marcha de Martínez Arrieta a la Sala de lo Militar dejaría un puesto libre en la Sala de lo Penal que podría ocupar Javier Hernández, presidente de la Audiencia Provincial de Tarragona y miembro de JpD.  

Hernández también es muy amigo de los vocales progresistas, Mar Cabrejas y Álvaro Cuesta.

Por el contrario, no contaría con el voto de la también progresista, Clara Martínez de Careaga, magistrada de la Sala de lo Militar, que apoyaría a su compañero de Sala, Benito Gálvez.

Se da la circunstancia de que si Ángel Calderón dejara la Presidencia de la Sala de lo Militar, la APM sería la única asociación judicial que no tendría ningún miembro en ninguna de las cinco Presidencias de Sala, que, además, tienen silla en la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo.

Así, la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria contaría con dos miembros: el mencionado Martínez Arrieta y Francisco Marín Castán, presidente de la Sala de lo Civil. La Sala de lo Social está ocupada por Jesús Gullón, de JpD, y en las dos restantes, la Sala de lo Penal y la Sala de lo Contencioso-Administrativo –Manuel Marchena y Luis Díez Picazo- hay dos no asociados.

La elección tendrá lugar en el Pleno del 17 de diciembre, tres días antes de las elecciones generales, en el que también los señores vocales deben elegir a un nuevo magistrado de la Sala de lo Penal. El mejor situado es Pablo Llarena, presidente de la Audiencia Provincial de Barcelona y expresidente de la APM, como Calderón. 

Si eso sucediera podría ser materia para una  tragedia «shakesperiana».

JUEGO DE CROMOS

Este particular “juego de cromos” podría repetirse en el Pleno que hoy va a celebrarse en el CGPJ, en el que se tiene que elegir a un nuevo miembro de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo.

La favorita es Mari Luz García Paredes, magistrada de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y no asociada, pero podría dejar paso a la candidatura del progresista Ricardo Bodas, presidente de la Sala de lo Social y director general de Justicia cuando era ministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar, en la primera legislatura socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

Su elección sería una buena justificación para después elegir a Fernando Román, número dos y secretario de Estado de Alberto Ruiz Gallardón, cuando era ministro de Justicia.

Poco menos de 15 meses de dejar el Ministerio, Román es el candidato de Lesmes para ocupar el puesto de Manuel Campos en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.

La elección de Bodas justificaría políticamente la elección de Román. Un exdirector general bajo un Gobierno del PSOE por un secretario de Estado bajo un Gobierno del PP. Todos contentos.

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