«David» volvió a vencer, por quinta vez, al «Goliat» del Tribunal de Cuentas en el Tribunal Supremo
Fernando Clemente, el letrado del Tribunal de Cuentas, en el Salón de Pasos Perdidos del Tribunal Supremo, a pocos metros de la Sala que le ha dado la razón -por cuarta vez- en su lucha contra el nepotismo y el enchufismo en el órgano fiscalizador de la nación. Carlos Berbell/Confilegal.

«David» volvió a vencer, por quinta vez, al «Goliat» del Tribunal de Cuentas en el Tribunal Supremo

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22/4/2016 10:59
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Actualizado: 08/11/2018 11:26
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La historia del Génesis, en la que el pequeño David se cargó de una pedrada al gigante filisteo Goliat, se ha vuelto a repetir, por quinta vez con los mismos protagonistas. Pero esta vez el escenario no ha sido Israel sino el Tribunal Supremo de España. Ni tampoco el protagonista se  llama David sino Fernando Clemente, letrado del Tribunal de Cuentas, que en esta variante de la historia es asume el papel de Goliat. La honda y la piedra utilizada han tomado la forma de una demanda contencioso-administrativa, contra el nombramiento, para un puesto de libre designación, de Enrique Medina Guijarro, hermano del consejero Javier Medina Guijarro (PP), número 2 de ese órgano y presidente de la Sección de Fiscalización del Tribunal de Cuentas.

Un caso de nepotismo, o de enchufismo familiar, en toda regla.

La Sección Séptima de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, formada por los magistrados Jorge Rodríguez-Zapata, José Manuel SieiraPablo Lucas Murillo, Celsa PicoJosé Díaz Delgado, y Nicolás Maurandi, que se reunió el pasado miércoles, le ha vuelto a dar la razón a Clemente en este caso, por cuarta vez.

Y es la consecuencia directa de otras tres sentencias anteriores, la última del pasado 2 mes de febrero de esa misma Sección, en la que se consideró «fundada la desviación de poder que es denunciada para apoyar la pretensión anuladora» del letrado Clemente «frente a la convocatoria que aquí es objeto de impugnación».

Los magistrados -en aquella ocasión con Luis María Díez Picazo en la Presidencia de la Sección- consideraron probada “una finalidad torcida en la convocatoria aquí combatida, pues demuestran que lo pretendido”, dicen, “es facilitar su adjudicación al señor Medina y no al candidato más idóneo para su desempeño”.

«La verdad es que estoy feliz, muy feliz. ¿Por qué voy a negarlo? Se ha restablecido el orden jurídico gracias al Tribunal Supremo. En España tenemos un estado de derecho que respeta las garantías constitucionales de los ciudadanos en toda regla. De primera. Yo soy la prueba», declaró Clemente a Confilegal. 

La convocatoria de la plaza (subdirector técnico, de nivel 30 -alrededor de 3.400 euros netos al mes), modificada expresamente para que entrara como un guante en la persona de Medina, impidiendo así que otros candidatos del propio Tribunal de Cuentas, entre los que se encontraba Clemente, fue un «mejunje» en toda regla.

Eso es lo que ha concluido ahora el Tribunal Supremo en lenguaje jurídico.

En el proceso de litigación contra el Tribunal de Cuentas, el Tribunal Supremo facilitó a Clemente un informe sobre este asunto elaborado por Javier Borrego, abogado del Estado Jefe en el Tribunal de Cuentas y exmagistrado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El prestigio internacional de Borrego cargó de razón extra a la reclamación de Clemente ante el Tribunal Supremo.

En dicho informe, que había estado guardado bajo siete llaves por la Secretaría General del Tribunal de Cuentas, Borrego enumeraba las “serias irregularidades” que se produjeron en el nombramiento de Enrique Medina y proponía de forma clara, directa y contundente su anulación.

Esta es la quinta victoria que el «David del Tribunal de Cuentas» obtiene ante el Tribunal Supremo.

En 2009 consiguió que el alto tribunal anulara el nombramiento de Carmen de Vicente, hermana del exdiputado socialista y consejero del Tribunal de Cuentas, Ciriaco de Vicente, a quien había nombrado para un puesto de nivel 30 (el mismo que el del hermano del consejero nombrado por el PP), en un puesto creado para ella en el Departamento de Control de la Seguridad Social.

Fue un caso, el primero de los iniciados por Clemente, que guarda muchísimas similitudes con el actual.

«El nepotismo y el enchufismo son el camino hacia la corrupción y la decadencia y no podemos tolerarlo. Eso es lo que siempre me ha movido en mis demandas ante el Tribunal Supremo», remacha Clemente.

OTRO SEGUNDO VARAPALO 

La sentencia del caso Enrique Medina no ha sido el único varapalo. La misma Sección ha anulado la adjudicación de la plaza de subdirector técnico en el Departamento Tercero de la Sección de Enjuiciamiento a Agustín Pérez-Cruz Martín, solicitada por un recurso de la Asociación de Letrados y Auditores del Tribunal de Cuentas.

Dicho puesto –de libre designación, como el de Medina- había sido convocado pensando en Pérez–Cruz Martín-, catedrático de Universidad de Derecho Procesal de A Coruña, quien, entre 2012 y 2013, ocupó provisionalmente ese puesto, dependiendo del consejero José Manuel Suárez Robledano.

De acuerdo con la norma legal establecida, Pérez-Cruz Martín podía ocupar ese puesto –de libre designación- en comisión de servicio, por el periodo máximo de un año, a cuyo término el Tribunal de Cuentas tenía que convocarlo públicamente.

Y así se hizo en el Boletín Oficial del Estado de 16 de octubre de 2013: “Número de orden: 15. Puesto de trabajo: Subdirector Técnico. Número de puestos: 1. Nivel: 30. Complemento específico: 48.775,02 euros. Subgrupo: A1. Cuerpos: C.L.T.C. y C.S.A.P. Titulación: Licenciado en Derecho. Formación específica: Experiencia en emisión de informes, propuestas y consultas de carácter jurídico. Experiencia en desempeño depuesto similar”.

El problema fue que Pérez-Cruz Martín no lo solicitó, por circunstancias personales. Sí lo hicieron 16 personas, tres de ellas personal del propio Tribunal de Cuentas.

Ninguna de esas candidaturas cumplía los requisitos, según la Presidencia del Tribunal de Cuentas, y el puesto se declaró desierto.

La decisión fue recurrida ante el Tribunal Supremo por la mencionada asociación.

“Decir que de los dieciséis solicitantes, todos los cuales reúnen los requisitos exigidos, ninguno reúne las condiciones de idoneidad y confianza necesarias, no es decir nada si no se añaden unas mínimas explicaciones que permitan descartar la utilización de esa fórmula al antojo de quien debe hacer la designación”, decía aquella sentencia, de la que fue ponente el magistrado Pablo Lucas.

La Presidencia del Tribunal de Cuentas volvió, después, a convocar públicamente la misma plaza, a la que sí se presentó Pérez-Cruz Martín, junto a la mayor parte de los aspirantes anteriores.

En esa ocasión, Pérez-Cruz Martín resultó elegido y ocupó definitivamente el puesto de subdirector técnico en el Departamento Tercero de la Sección de Enjuiciamiento.

Ese nombramiento fue recurrido, igualmente, ante la misma Sala del Tribunal Supremo. Y ahora el alto tribunal ha vuelto a anular la adjudicación de la plaza a Pérez-Cruz.

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