En qué consiste el alegato final y qué partes lo forman
Imagen de la película "Algunos hombres buenos" (1992), protagonizada por Tom Cruise.

En qué consiste el alegato final y qué partes lo forman

Los juicios siempre terminan con lo que en las películas se denomina el alegato final de las partes. Alegato final del fiscal, de las acusaciones y del abogado o abogados defensores. En España a esta etapa la denominamos la fase de los informes. O las conclusiones.

Esto, que a muchos le parece un trámite sin importancia, es en realidad un arte. Un arte que muy pocos dominan y que puede ser tan decisivo como un delantero centro con hambre de gol. Un arte al que, desde la antigüedad, se le ha dado una gran importancia, estudiándolo hasta en sus más mínimos detalles.

Componentes de un buen alegato final

1. Exordio

De acuerdo con el esquema clásico, el informe oral, el alegato final que se expone ante el tribunal, está dividido en cuatro partes. La primera es el exordio, que es cuando se presenta el caso y en el que se hace un esbozo del problema que hay que resolver, de una forma muy escueta. Los cánones clásicos aconsejan controlar la vehemencia y la pasión. Aquí hay que ser fríos.

2. Narración

La segunda parte es la narración, cuyo objetivo consiste en exponer los hechos de una forma ordenada y cronológica, como si se estuviera contando una película o una novela. Los expertos dicen que no sólo no hay que eludir los hechos negativos que puedan resultar perjudiciales para el acusado sino que hay que hacerles frente de forma eficaz para no dar la impresión de que se han querido hurtar debido a su gravedad. Por ello hay que enfocarlos bien estratégicamente.

En esta fase es donde deben brillar los recursos del orador, para no aburrir a los oyentes. Es el lugar para las metáforas, las citas literarias o históricas y las anécdotas que tengan relación con el caso.

3. Argumentación

La tercera parte es la llamada argumentación que, a su vez, se subdivide en dos: por una parte hay que demostrar los hechos apoyándose en las pruebas y aplicando las normas jurídicas al caso, y por otra refutar los hechos, pruebas y argumentos del contrario. Hay que convencer al tribunal.

Muchos casos, muchos pleitos, se pierden por exceso de argumentación. Esto se aprende. Ya saben que convencer es demostrar lo que no es evidente, porque si es evidente no hay necesidad de demostrarlo.

4. Peroración

La cuarta y última parte es la llamada peroración. Si la peroración está bien construida debe enlazar con el exordio, con la primera parte. En ella hay que indicar al tribunal que se ha sido fiel a la palabra dada en la exposición porque se ha demostrado todo lo prometido.

En el exordio se recapitula y se hace hincapié en los puntos principales del informe. Es el momento en el que los grandes oradores, principalmente en los juicios penales, tratan de convencer y de conmover al tribunal o al jurado popular.

Un alegato final bien planteado puede ganar un juicio

Algo que se refleja perfectamente, por ejemplo, en la película «Algunos hombres buenos« (1992), protagonizada por Tom Cruise, Demi Moore y Jack Nicholson.

En el alegato final, escrito por el guionista Aaron Sorkin, el abogado que encarna Tom Cruise, consigue desmontar toda la estrategia del ejército para encubrir el asesinato de un marine al sacar de quicio a un soberbio Jack Nicholson, encarnado al personaje del Coronel Nathan R. Jessup, al preguntarle: ¿Ordenó usted el Código Rojo?

Cuando el alegato final se hace bien, se asemeja a una sinfonía en directo o una puesta de sol irrepetible. Es una pieza de arte, algo único y especial que se desvanece cuando llega a su fin, pero cuyos ecos quedan en el interior de los que deben decidir.

Nada es un trámite. Los grandes nunca lo han considerado así.

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