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Los automóviles autónomos, una revolución por llegar

Los automóviles autónomos, una revolución por llegar
Una reconstrucción de un coche circulando sin conductor. www.cochessinconductor.com
03/7/2016 07:58
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Actualizado: 02/7/2016 20:38
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Constituye ya una realidad que las nuevas tecnologías, o mejor dicho, las tecnologías emergentes, tal como las califica con acierto Angels Barbará, van a cambiar radicalmente la forma en la que los seres humanos van de un lugar a otro, en automóvil, porque lo que va a ser una auténtica novedad son los propios automóviles y la concepción que en el momento actual tenemos todos de ellos.

Los coches autónomos, o auto tripulados son ya una auténtica novedad, y en poco tiempo serán una realidad en nuestras carreteras, debiéndose destacar que en la actualidad constituyen un foco de polarización del mercado, pues todas las marcas, dada la proyección comercial que los mismos tienen y sobre todo la que van a tener, y el futuro inexorable de su implantación, les prestan una muy especial atención como no podía ser de otra forma.

Raúl Álvarez ha apuntado que la industria del motor está atravesando por su más grande renovación, un cambio de visión que enfrenta nuevos retos que llegan con la incorporación de compañías tecnológicas que apuntan a un uso de coches eléctricos y bajo conducción autónoma, características que han sorprendido a los grandes fabricantes quienes han tenido que cambiar de estrategia hacia lo que demandará el mercado en los próximos años.

Un vehículo autónomo, también conocido como robótico, o informalmente como sin conductor o auto-conducido, es para Wikipedia, un automóvil autónomo capaz de imitar las capacidades humanas de manejo y control. Como vehículo autónomo es capaz de percibir el medio que le rodea y navegar en consecuencia.

El conductor podrá elegir el destino, pero no se le requiere para activar ninguna operación mecánica del vehículo.

Los vehículos autónomos perciben el entorno mediante técnicas complejas como el láser, el radar, los sistemas de posicionamiento global, la visión computarizada, entre otras muchas cuestiones presentes y otras que están por ser desarrolladas. Los sistemas avanzados de control interpretan la información para identificar la ruta apropiada, así como los obstáculos y la señalización relevante.

Puede afirmarse sin lugar a equivocaciones, que los vehículos autónomos generalmente son capaces de recorrer carreteras previamente programadas y requieren una reproducción cartográfica del terreno, con lo cual si una ruta no está recogida por el sistema se puede dar el caso que no pueda avanzar de forma coherente y normal.

Mayte Rius ha indicado que los especialistas en prospectiva creen que el coche autónomo marca el inicio de una nueva era de la movilidad, la seguridad y la comodidad, y comparan el fenómeno con la introducción de los teléfonos inteligentes, que han revolucionado todas las facetas de nuestra vida, nuestra forma de trabajar y de relacionarnos

La importancia de estos avances técnicos lleva consigo una proporcional disminución de la voluntad humana en la toma de decisiones derivadas de la conducción, lo que conllevará probablemente una mayor responsabilidad del fabricante del vehículo, y una disminución de las atribuibles al propio conductor, al no contar ni pesar tanto sus decisiones a la hora de conducir. Un ejemplo muy ilustrativo de ello, lo encontramos en aquellas situaciones en las que por ejemplo el vehículo está preparado para quedarse inmovilizado, y no conducir.

CUANDO EL GOOGLE CAR NO CONTINÚA

Así, se puede citar aquellas situaciones en las que el Google Car decidirá no conducir por sí mismo, y que son básicamente las siguientes:

a). Meteorología. Cuando haya condiciones extremas, el vehículo autónomo de Google no dará la opción de poder conectar el modo autónomo para no poner en riesgo ni al vehículo ni a sus ocupantes.

b). Situación peligrosa. En el caso de que se produzcan excesos de velocidad, fallos de ubicación en el carril, fallos en la distancia de seguridad… el vehículo no tomará las riendas en el caso de que el conductor intente activar el modo autónomo.

c). Situación dudosa. Si el vehículo tiene dudas y cree que puede haber un peligro posible, al igual que en la situación peligrosa descrita anteriormente, tampoco dejará activar el modo autónomo.

d). Carretera no adecuada. Existen algunas carreteras que no son adecuadas para la conducción autónoma, por lo que el vehículo las tendrá en cuenta para no conducir por sí mismo.

e). Cinturón desabrochado. En el caso de que el conductor o los ocupantes del vehículo lleve el cinturón de seguridad desabrochado, el coche tampoco activará el modo autónomo. Tampoco activará el modo autónomo en el caso de que la presión de los neumáticos sea incorrecta, o si alguna de las puertas está mal cerrada.

f). Falta de mantenimiento. En el caso de que al vehículo no se le haya realizado el mantenimiento de forma correcta, es decir, que haya algún fallo en el aceite, el líquido de frenos, los filtros, etc., el vehículo tampoco aceptará la activación del modo autónomo.

g). Mal estado. Si el coche está en mal estado y tiene algún tipo de avería, tampoco se te permitirá pasarle el marrón al vehículo.

Tal como acertadamente señala la web vehículos sin conductor, uno de los motivos por el que los fabricantes comenzaron a investigar y desarrollar sus propios vehículos autónomos es el de disminuir las congestiones de tráfico, pues piensan que sin que el ser humano intervenga en la conducción, los vehículos podrán desplazarse con mayor rapidez, pero con total seguridad. Sin embargo, algunos expertos prevén que los coches autónomos podrían aumentar las congestiones de tráfico, en lugar de disminuirlo.

Del mismo modo, en dicha web se hace especial relevancia al hecho señalado por algunos expertos del área del transporte, relativo a que por los mismos se cree que también los conductores actuales, así como la gente de mediana edad que en la actualidad no conduce o ha dejado de conducir por algún motivo decidirán utilizar más los coches cuando estos puedan conducir por ellos mismos, sin que el conductor tenga que intervenir, lo cual provocará, en definitiva que la gente viaje más, al tener una mayor facilidad para ello, mediante la realización de trayectos, que sin lugar a dudas, serán más seguros, cómodos y además más baratos.

Y en su consecuencia, si la gente viaja más, o al menos tiene más posibilidades racionales de hacerlo, con toda probabilidad, es más que posible que la densidad del tráfico se vea aumentado por ello.

En este sentido un informe un reciente estudio de KPMG, que pone de manifiesto Rius, pronostica que el uso del coche y el número de viajes aumentará sobre todo en dos grupos de edad: los mayores de 65 años y los jóvenes de entre 16 y 24 años, colectivos que podrían sumar unos 3.000 millones de kilómetros recorridos adicionales a los casi 5.000 millones que se estima que viajaron los vehículos en los Estados Unidos el año pasado. Y si a ello se sumase la opción de coches auto-conducidos y sin pasajeros destinados a hacer recados el incremento de kilómetros realizados podría doblarse

Muchos son los aspectos que van a cambiar en las relaciones jurídicas de la circulación. Las infraestructuras a las que estarán sujetas las carreteras tendrán que ser forzosamente diferentes, y el uso de las mismas con toda seguridad también, su diseño, configuración, y demás elementos técnicos deberá sujetarse al peso específico y los condicionantes que van a aportar estas nuevas tecnologías aplicadas al ámbito de la conducción y de la seguridad vial.

Por ello, no es de extrañar que se puedan crear métodos o procedimientos diferentes a los que conocemos en la actualidad, para la creación de dichas infraestructuras viales, para que los vehículos autónomos puedan circular con total seguridad, con mayor eficacia y eficiencia que las que ya existen, basándose su funcionamiento en que dichos vehículos se van a encontrar conectados entre sí, y con internet, y los mismos tienen en cada momento que determinar la ruta que van a seguir.

Por todo ello, y sin duda alguna esto constituirá uno de las modificaciones más trascendentales que se producirá en la nueva forma de conducir.

CAMBIOS EN SERVICIOS DE EMERGENCIAS

Probablemente las fuerzas policiales dedicadas al control del tráfico también, pues las necesidades reales de los ciudadanos y de la sociedad en general cambiarán sustancialmente.

Por ejemplo, un factor a tener en cuenta es la baja siniestralidad que tienen y que tendrán los vehículos dotados de estas tecnologías emergentes, lo que conllevará cambios en la configuración de los servicios de emergencias derivados del tráfico rodado y de la seguridad vial.

Es evidente, que todo este esfuerzo habrá merecido la pena si erradicamos o disminuimos más que sustancialmente las muertes y lesiones graves, o incluso las de carácter leve derivadas de accidentes de tráfico.

Todo el esfuerzo que se pueda dedicar en este sentido será desde luego muy importante para toda la sociedad.

Una muestra de ello, lo recogía la web a la que antes se ha hecho referencia con relación a determinadas prácticas de aseguradoras británicas, y su relación con los seguros de estos vehículos de naturaleza autónoma.

La póliza cubrirá los fallos que pudiesen afectar al software del fabricante, así como los cortes que pudiese haber en el servicio por satélite y los intentos de los hackers por tomar el control de un vehículo con cualquier finalidad, como podría ser también la de destrozar completamente el vehículo.

No obstante, la cobertura que resulta más extraña es que en el caso de que el fallo se produzca debido a que el propietario no ha actualizado el software de su vehículo por cualquier circunstancia dentro de las 24 horas desde la notificación del nuevo software, el vehículo igualmente estaría.

SEGUROS DIFÍCILES DE DEFINIR AÚN

Se podría decir que los seguros para los vehículos autónomos aún son difíciles de definir, es complicado el análisis de los posibles alcances de los accidentes, y más que nada, es complejo el poder determinar la cuota de estos seguros, así como el alcance de la responsabilidad del fabricante del vehículo, de otros vehículos o incluso del propio conductor.

Esta baja siniestralidad trae consigo otras consecuencias a tener en cuenta. Todos estamos acostumbrados a ver sistemáticamente en nuestras carreteras a lo largo de nuestros viajes a grúas, muchos talleres, y cabe preguntarse, en qué medida los mismos se van a ver afectados, precisamente, por la baja siniestralidad que van a tener estos nuevos vehículos altamente tecnológicos.

Dentro de este orden de cosas, al disminuir el peso de la voluntad humana en la toma de decisiones al volante, figuras como la alcoholemia sin lugar a dudas probablemente se vean muy mediatizadas.

No será extraño pensar que los vehículos estén dotados de los correspondientes sistemas que impidan directamente la conducción cuando el conductor no esté en condiciones físicas para ponerse al volante, aunque se produzca la paradoja, de que el vehículo conducta prácticamente solo, sin intervención humana.

Hace relativamente poco tiempo, saltó a los medios una noticia de un vehículo autónomo de una conocida marca dedicada a la fabricación de vehículo tuvo un accidente fatal.

NUEVAS NORMAS

El choque se presentó directamente en el remolque donde debido a su altura, el vehículo eléctrico recibió el impacto de forma directa sin posibilidad de realizar alguna maniobra, en caso de que el impacto se hubiese presentado en la parte frontal o trasera del remolque, los sistemas de seguridad del coche hubieran reaccionado de forma distinta e incluso hubieran evitado estos daños, esto según el fabricante del vehículo quien ha estudiado accidentes similares.

La consecuencia que se deduce de ello radica, precisamente, en que la mayoría de las regulaciones no contemplan la libre circulación de coches que sean plenamente autónomos o que estén dotados, por ejemplo de pilotos automáticos, por lo que estamos ante un reto que abre el debate y que involucra a usuarios, fabricantes y autoridades, y que exige que las nuevas regulaciones en materia de circulación y de seguridad vial contemplen que estos nuevos vehículos puedan circular con entera libertad por nuestras carreteras, y no solamente en concepto de pruebas, tal y como hasta el momento presenta ha contemplado no solamente nuestra legislación, sino la existente a nivel internacional.

Como puede deducirse de todo ello, los problemas legales de adaptación son más que importantes, porque el modelo que en este momento se contempla está condenado en un medio plazo a su extinción, siendo preciso ir adaptando la normativa a las nuevas circunstancias, incidencias y contingencias que este tipo de circulación de vehículos va a traer consigo.

Nuevas cuestiones que el avance de la tecnología va a exigir una pronta regulación, no solamente para preservar las relaciones humanas y sociales derivadas de la circulación, sino del propio desarrollo tecnológico tan favorable para tantas circunstancias, pero que sin duda ha de tener límites jurídicos y éticos, que todavía lo conviertan en más exitoso.

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