4 magistradas «suenan» con fuerza para suceder a Carlos Lesmes al frente del CGPJ y del Supremo
De izquierda a derecha, Encarnación Roca, Ana Ferrer, Lourdes Arastey y María Luisa Balaguer. Confilegal/TC.

4 magistradas «suenan» con fuerza para suceder a Carlos Lesmes al frente del CGPJ y del Supremo

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07/9/2018 06:15
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Actualizado: 07/9/2018 00:35
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Ya empiezan a emergen nombres para suceder al actual presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, cuyo mandato termina el próximo 4 de diciembre.

Todos ellos son nombres de mujeres, de magistradas con una larga y respetada trayectoria profesional, que ocupan puestos de gran importancia y responsabilidad en nuestras instituciones.

Son Encarnación Roca, vicepresidenta del Tribunal Constitucional, María Luisa Balaguer, magistrada de ese mismo órgano, Ana Ferrer, magistrada de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo y su compañera Lourdes Arastey, magistrada de la Sala de lo Social del mismo Alto Tribunal que tiene su sede en la madrileña Plaza de la Villa de París.

El nombre de la primera de las candidatas ya sonó en la última renovación, en  2013, pero entonces los vientos teñidos de igualdad que están soplando en el mundo de la política no eran tan fuertes como los de ahora.

La Presidencia del CGPJ y del Tribunal Supremo jamás ha sido ocupada por una mujer en los 37 años de vida del órgano de gobierno de los jueces. Junto con Presidencia del Gobierno, son las únicas dos instituciones que no han sido dirigidas por mujeres.

El Tribunal Constitucional ya tuvo a su pionera, María Emilia Casas. El Senado a Esperanza Aguirre. El Congreso tiene a Ana Pastor y el Consejo de Estado a María Teresa Fernández de la Vega, recientemente nombrada por el Gobierno.

El órgano de los jueces es «la asignatura pendiente» a día de hoy.

¿Será alguna de ellas la elegida? Sus nombres son los que más suenan en los mentiremos de la Justicia.

Damos fe.

ENCARNACIÓN ROCA

De las cuatro, Encarnación Roca, barcelonesa, de 72 años, es una de las que más consenso concitan.

En la última elección a la Presidencia del máximo órgano de garantías constitucionales, fue «la otra favorita» frente a Juan José González, que fue finalmente elegido.

Roca, catalana de nacimiento, tiene en su curriculum haber sido la primera mujer en ser agregada de Cátedra de Derecho Civil, la primera en acceder a la categoría de magistrada del Tribunal Supremo por el turno de juristas de reconocido prestigio y la primera mujer en ocupar asiento en tal condición en la Sala de lo Civil. Fue en 2005.

Desde julio de 2012 es magistrada del Constitucional y doctora honoris causa por la Universidad de Girona y Saint Beda’s College de Manila.

Encarnación Roca recibió el Premio Confilegal a una trayectoria el pasado año; este año Pelayo la ha distinguido con el suyo, por su brillante y fructífera trayectoria como jurista en los campos del derecho civil y del constitucional.

El presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, y la vicepresidenta, Encarnación Roca, en una foto de noviembre pasado, cuando fue premiada por Confilegal con el galardón a una trayectoria profesional. Amapola.

MARÍA LUISA BALAGUER

Su compañera, la almeriense María Luisa Balaguer, de 65 años, no posee la experiencia de Roca en el mundo de la Justicia. En 1980 se inició como profesora  en las facultades de Derecho y Periodismo de la Universidad de Málaga. Y en 2003 se convirtió en la primera catedrática de Derecho Constitucional de Andalucía, adscrita al Departamento de Derecho del Estado y Sociología de la Universidad de Málaga.

La progresista Balaguer dirigió la revista «Artículo 14, una perspectiva de género», que editaba el Instituto Andaluz de la Mujer. También formó parte del Comité de Ética de la Consejería de Salud del Observatorio de Publicidad del citado instituto.

Fue consejera electiva del Consejo de Consultores de Andalucía entre 2005 y 2017, hasta que ese último año fue nombrada magistrada del Constitucional por designación del Senado a propuesta del PSOE.

El nombre de la catedrática almeriense y magistrada del Constitucional, María Luisa Balaguer, también suena con fuerza.

ANA MARÍA FERRER

Ingresó en la carrera judicial en 1984, por oposición. «Pata negra», como se les suele denominar a los jueces que acceden a ella de esa forma por lo duro que supone invertir una media de 4 a 5 años de oposición. Es «progresista» y miembro de Juezas y Jueces para la Democracia. 

Esta madrileña de 59 años -uno menos que el presidente saliente, Carlos Lesmes- ha servido en Juzgados de Primera Instancia e Instrucción de Linares, Jaén, Aranjuez y Leganés, Madrid. Fue la instructora del caso Roldán, que tomó su nombre del apellido del exdirector de la Guardia Civil, el socialista Luis Roldán, que después fue condenado por malversación de fondos públicos, entre otros delitos.

Desde 1996 hasta 2008 estuvo destinada en la Audiencia Provincial de Madrid, y en ese último año fue elegida por el CGPJ presidenta de ese órgano judicial que es, en sí mismo, una miniciudad de la Justicia de casi mil personas.

Desde el 7 de abril de 2014 es magistrada de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo; es la primera mujer en entrar ese, hasta ahora, sanctum sanctorum masculino específico que próximamente sumará dos magistradas más: Susana Polo y Carmen Lamela.

El ministro de Justicia saliente, Rafael Catalá, la nombró vocal permanente de la Sección de Derecho Penal de la Comisión General de Codificación que revisará los delitos de abuso y agresión sexual en el Código Penal tras el polémico caso de «la manada».

La sucesora de Catalá, Dolores Delgado, la nombró la pasada semana miembro del consejo asesor -formado por seis personas- para que revise el proyecto de reforma de Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECRIM) -una fusión del anteproyecto de Ley del Gobierno del PSOE de 2011 y el borrador del Gobierno del PP de 2013- desde un enfoque de género, “a fin de que el nuevo texto normativo que se impulse atienda adecuadamente la realidad social actual”, según una nota de prensa de Justicia.

Ana María Ferrer es magistrada de la Sala de lo Penal desde 2014; la primera mujer en la historia de esa sala que ocupa un puesto de ese tipo. Carlos Berbell/Confilegal.

LOURDES ARASTEY

Tarraconense y como Ana María Ferrer, «pata negra», de 59 años. Ingresó en la carrera el mismo año que su compañera de la Sala de lo Penal, 1984. Al igual que Ferrer, como es preceptivo, sirvió como juez en diversos juzgados de Primera Instancia e Instrucción hasta 1989, año en el que ascendió a la categoría de magistrada. Ese año ocupó destino en el Juzgado de lo Social 7 de Barcelona. Al año siguiente pasó a la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Trece años más tarde, consiguió la especialidad en la jurisdicción de lo social.

Ha compaginado su trabajo como magistrada con el de profesora asociada de la Universidad de Barcelona. Además de su excelente formación jurídica, que le ha valido para ser ponente en cursos y conferencias en numerosas universidades e instituciones españolas, habla tres idiomas más -además del castellano y el catalán-: inglés, francés e italiano.

Fue elegida por el CGPJ como magistrada de la Sala de lo Social del Supremo en 2009. Es una convencida de que la mediación es el futuro para resolver muchos conflictos, de hecho ocupó la Vicepresidencia del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (GEMME), y la Presidencia de la Sección Española de esta organización.

Arastey es miembro de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, que en los últimos años ha experimentado un crecimiento importante.

Nacida en Tarragona en 1959, Arastey es una convencida de que la mediación es una poderosa herramienta para solucionar conflictos. Carlos Berbell/Confilegal.