8 de cada 10 profesionales sanitarios han sufrido alguna agresión física o verbal en los últimos 5 años, según un estudio de CSIF
Casi la mitad de los trabajadores encuestados por este sindicato afirman que han sido sus propios compañeros quienes han intervenido en su defensa cuando han vivido un episodio violento porque "no cuentan con medidas concretas ni con la formación especializada para afrontarlo".

8 de cada 10 profesionales sanitarios han sufrido alguna agresión física o verbal en los últimos 5 años, según un estudio de CSIF

Revela que el 70,3% de las agresiones han sido de tipo verbal (amenazas, insultos y vejaciones) y un 10,6% físicas
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16/7/2019 16:26
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Actualizado: 16/7/2019 16:41
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Ocho de cada diez profesionales sanitarios, la mayoría mujeres, aseguran haber sido víctimas de agresiones físicas o verbales en los últimos cinco años en su puesto de trabajo, aunque solo la mitad de ellos lo ha denunciado.

El 70,3% de las agresiones han sido de tipo verbal (amenazas, insultos y vejaciones) y un 10,6% físicas.

Así se desprende de un estudio realizado por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), basado en un sondeo a 5.127 trabajadores de todo el país: enfermeras, médicos, auxiliares de enfermería, personal administrativo, técnicos de emergencias y de gestión y servicios.

El estudio ha sido presentado esta mañana por el presidente de Sanidad de CSIF, Javier Martínez, y la secretaria técnica nacional de Prevención de Riesgos Laborales de CSIF, Encarna Abascal, en una rueda de prensa en la sede nacional del sindicato, ubicada en calle Fernando el Santo, número 17, de Madrid.

Encarna Abascal, junto a Javier Martínez.

«Las cifras confirman la gravedad de la situación, ya que casi un 20% de los trabajadores denuncian que no hay ninguna medida de seguridad en su centro de trabajo para combatir este tipo de situaciones, que marcan su día a día», ha destacado CSIF.

Ha indicado que hasta un 12% que sufrieron agresiones precisaron de apoyo psicológico, un 7% tuvo que acogerse a una baja laboral, y un 5% sufrió lesiones físicas.

Por ejemplo, el pasado 3 de julio, un celador del Hospital General de Alicante fue pateado y golpeado por un individuo al que había recriminado que fumara dentro del centro. 

Tuvo que intervenir personal sanitario para que cesara la agresión. El día 8, la Policía Nacional detuvo al presunto agresor: un joven de 32 años, con 74 detenciones policiales.

Casi la mitad de los profesionales sanitarios encuestados por CSIF afirman que han sido sus propios compañeros quienes han intervenido en su defensa cuando han vivido un episodio violento, dado que «no cuentan con medidas concretas ni con la formación especializada para afrontarlo».

Este estudio también ha puesto de manifiesto que las mujeres son las principales víctimas de estas situaciones violentas, «no solo por su mayor presencia en el sector sanitario, sino también porque son más vulnerables a este tipo de conductas agresivas», según ha señalado CSIF.

Informa que en estos casos son los propios pacientes y sus familiares, en su mayoría hombres, quienes llevan a cabo las agresiones.

CSIF también ha destacado que la situación es «alarmante» en lo relativo a las denuncias, ya que un 49,6% de los encuestados reconoce que pese a sufrir agresiones nunca han llegado a formalizarlas.

Un hecho que, a juicio de este sindicato, se debe fundamentalmente al «temor a represalias y a la falta de apoyo y seguridad por parte de la Administración».

En la presentación del informe han estado presentes dos trabajadoras sanitarias que han sufrido estos episodios violentos en su trabajo.

Una de ellas, una enfermera que trabaja en la unidad de psiquiatría de un hospital madrileño, ha relatado que ha sido víctima en varias ocasiones de agresiones verbales y físicas.

Ha informado que como consecuencia de alguna de estas agresiones tuvo que estar de baja laboral.

Según ha explicado, por la más grave estuvo cuatro meses con rehabilitación y fisioterapia, porque «no podía abrir una puerta ni coger un vaso de agua».

«También sufrí daño emocional y miedo ante el temor de volver a enfrentarme a ese paciente», ha relatado.

Esta enfermera ha denunciado «en varias ocasiones».

Ha contado que la práctica totalidad de sus compañeros ha sido víctima de algún tipo de agresión. «Los insultos los recibimos prácticamente a diario, pero también agresiones físicas cuando el nivel de enfado sube», ha señalado.

EL 75% NO HA RECIBIDO FORMACIÓN PARA SITUACIONES CONFLICTIVAS

Este estudio también revela que un 69% de los profesionales admite que desconoce el funcionamiento de un protocolo de agresiones de su centro de trabajo y que un 75,5% nunca ha recibido ningún tipo de formación sobre el manejo de situaciones conflictivas.

Tras la agresión, un 79% de los trabajadores encuestados no recibió ningún tipo de respaldo o apoyo psicológico por parte de la Administración.

A todo ello se suma el desconocimiento de ‘AlertCops’, una aplicación móvil puesta en marcha por el Ministerio del Interior que permite alertar a la policía de una situación de conflicto.

El 91,2% de los encuestados ha dicho que no la conoce.

Además, la Policía Nacional creó en julio de 2017 la figura del interlocutor policial sanitario, que puso en marcha a finales de ese año.

Se encarga de coordinar, cooperar, desarrollar y ejecutar las actuaciones relacionadas con cualquier manifestación de violencia o intimidación a personal sanitario.

Con el objetivo principal de disminuir los actos delictivos cometidos en centros médicos, el interlocutor mantiene continuas reuniones con el sector sanitario para establecer una comunicación más fluida y adoptar las medidas de seguridad para disminuir el riesgo.

Ofrece asesoramiento a los centros que lo soliciten para prevenir agresiones y formar a los propios sanitarios con medidas de autoprotección. A nivel territorial, otros 60 agentes desarrollan esta función en las principales ciudades de toda la geografía nacional.

LAS RECLAMACIONES DE CSIF ANTE ESTA SITUACIÓN

CSIF reclama reforzar la seguridad en todos los centros sanitarios:protocolos contra agresiones, mayor presencia policial, cámaras de vigilancia, botones del pánico, actuaciones de prevención y medidas de autoprotección para los trabajadores.

También pide crear una ficha nacional de comunicación de agresiones, que incluya las medidas posteriores a la agresión como la denuncia, la baja laboral y el apoyo psicológico; y garantizar el acompañamiento al profesional durante la denuncia y el proceso judicial, así como el apoyo psicológico a las profesionales víctimas de agresiones.

Además, destaca la importancia de la aplicación de medidas organizativas ante la «escasez» de tiempo en consulta y la sobrecarga asistencial, «ya que son las principales causas de las agresiones».

Pide endurecer las sanciones ante la reincidencia de agresiones de usuarios y pacientes; y también mejorar la formación de los profesionales para desarrollar habilidades comunicativas y sociales para prevenir y afrontar situaciones de hostilidad.

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