«La vacunación masiva supuso un experimento global», Joan Laporte especialista en farmacología clínica, ante el Congreso
Durante su intervención criticó los ensayos clínicos realizados y la falta de transparencia de las compañías, también aclaró que no es antivacunas.

«La vacunación masiva supuso un experimento global», Joan Laporte especialista en farmacología clínica, ante el Congreso

El profesor honorario de la Universitat Autónoma de Barcelona, doctor en medicina y especialista en farmacología clínica, Joan Ramon Laporte, se pronunció así en la Comisión de Investigación relativa a la gestión de las vacunas y el Plan de Vacunación en España
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10/2/2022 06:51
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Actualizado: 10/2/2022 00:38
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Joan Ramón Laporte Roselló, profesor honorario de la Universitat Autónoma de Barcelona, doctor en medicina, especialista en farmacología clínica y una autoridad reconocida en su campo, sorprendió a propios y extraños con sus palabras, durante su intervención en el Congreso de los Diputados el martes pasado: «La vacunación masiva supuso un experimento global sin precedentes en la historia de la humanidad».

Palabras muy contundentes que fueron contra la corriente general y que pusieron los puntos sobre las íes sobre esta pandemia.

Fue en el marco de la Comisión de Investigación relativa a la gestión de las vacunas y el Plan de Vacunación en España. A requerimiento –y por invitación– del Grupo Parlamentario Socialista y del de Unidas Podemos. Para hacer un análisis de la situación, como experto.

Sus palabras, sin embargo, supusieron un bombazo. Porque criticó frontalmente los resultados obtenidos durante los ensayos clínicos de las vacunas Pfizer y Moderna contra el Covid-19. Lo que seguramente no esperaban sus señorías.

«Los resultados de los primeros ensayos clínicos sobre las vacunas de Pfizer y Moderna publicados en diciembre de 2020 mostraron valores de eficacia preventiva de cerca del 90% o más. Parecían convincentes. Y el mundo parecía respirar con la perspectiva de las vacunas, pero debíamos ser conscientes de que entrabamos en un experimento preventivo vacunal global por su extensión y por la nueva tecnología que entrañaba».

En este sentido, explicó que «un ensayo clínico de vacunas o de cualquier medicamento da información que es preliminar, que debe ser comprobada en la práctica. Por ejemplo, en el ensayo clínico de la vacuna de Pfizer con más de 43.000 participantes, solo cinco de estos 43.000 fueron de edad mayor de 85 años y solo un 4% mayores de 74 años, un ensayo clínico hecho en poblaciones que no eran las más vulnerables a la enfermedad».

Pese a ello, agregó, «la vacunación en España comenzó en los mayores de 80 y la primera persona vacuna cuando recibió la primera dosis tenía 96 años, una persona no representada en los ensayos clínicos de las vacunas».

«Los ensayos clínicos de medicamentos y vacunas son diseñados, realizados e interpretados por la compañía promotora, el control de calidad de los datos recogidos también corre a cuenta del promotor y el control de la gestión de datos por las administraciones públicas se basa en inspecciones que son solamente muy ocasionales«, subrayó.

«Los ensayos clínicos no han demostrado que las vacunas salven vidas, quizá se haya visto en otros estudios una tendencia a disminuir las hospitalizaciones»

Recientemente, «el British Medical Journal describió irregularidades en el ensayo de Pfizer conocidas como Pfizer Gate, el fraude es habitual, a menudo en la catalogación y archivo de los efectos adversos».

«En las publicaciones de los ensayos clínicos, entre ellos los de las vacunas de RNA, se ofrecen solo datos muy generales y de forma agrupada. Además del fraude, también es habitual la presentación tendenciosa de los resultados, por ejemplo tendenciosidad que consiste en explicar la eficacia en términos relativos y no absolutos», destacó Laporte.

El profesor Laporte Roselló durante su intervención en la Comisión de la Cámara Baja. Foto: Congreso.

Así, apuntó como ejemplo, que «en los ensayos clínicos de la vacuna de Pfizer se registraron 14 muertos en el grupo placebo y 15 en el grupo vacunado» y, por su parte, «en el ensayo de Moderna 14 en cada grupo».

«Las vacunas no evitan la transmisión de la enfermedad, de modo que el pasaporte o certificado COVID carecía de base científica»

«Los ensayos clínicos no han demostrado que las vacunas salven vidas, quizá se haya visto en otros estudios una tendencia a disminuir las hospitalizaciones, pero no hay una evidencia en términos oficiales, en esta medicina mercantil en la que vivimos, de que las vacunas salven vidas».

También, apuntó que a pesar de los resultados «aparentemente optimistas» de las vacunas, ya en enero de 2021 había cinco áreas bien identificadas de incertidumbre.

Así, citó como incertidumbres la duración de la eficacia preventiva de la vacuna, la eficacia sobre las nuevas variantes del virus, su eficacia para evitar la transmisión del virus, los efectos adversos y el acceso a escala global.

«La realidad es que necesitamos mejores vacunas en términos de eficacia protectora, como ha dicho el secretario general de la OMS», afirmó, ya que «las vacunas no evitan la transmisión de la enfermedad, de modo que el pasaporte o certificado COVID carecía de base científica, y además puede haber contribuido a aumentar el número de casos, puesto que daba una falsa sensación de seguridad a quienes lo obtenían».

«No soy un antivacunas, simplemente pretendo poner de manifiesto que estamos ante un experimento que atañe prácticamente a la totalidad de la ciudadanía»

Por otro lado, recordó que la pandemia «incidió especialmente en residencias de personas mayores, sobre todo al principio. La mortalidad fue 57 veces más alta en las residencias. Una mortalidad del 10% en las residencias, comparada con una mortalidad general de la población de menos del 0,11%».

A su juicio, «presumimos de sistema sanitario, pero dejamos a los más vulnerables en manos de la iniciativa privada que es la que llevan las residencias. ¿Cuáles son los factores de riesgo de morir en una residencia? Sin duda la edad y la pluripatología, pero también la mala atención derivada de malos contratos laborales y de una falta de regulación del mundo de las residencias y la polimedicación innecesaria, un reflejo de la mala atención médica».

«La tasa semanal de hospitalizados, de fallecidos, de ocupación UCI…, es mayor entre las personas no vacunadas que entre las vacunadas de todos los grupos de edad», afirmó Ana Prieto

Tras su intervención la diputada socialista Ana Prieto defendió que «la apuesta por la vacunación ha sido una decisión que se ha mostrado acertada en la lucha contra la pandemia en nuestro país y va restableciendo poco a poco el normal funcionamiento de nuestra sociedad».

«La vacunación salva vidas porque ayuda a prevenir la enfermedad, reduce la gravedad y la letalidad, y además disminuye el impacto de la pandemia sobre el sistema asistencial y sobre la economía, protegiendo además especialmente a los grupos con mayor vulnerabilidad y lo reflejan los datos», destacó.

«La tasa semanal de hospitalizados, de fallecidos, de ocupación UCI… es mayor entre las personas no vacunadas que entre las vacunadas de todos los grupos de edad. Por eso, es importante continuar inmunizando a la población incorporando todos estos grupos de vacunación. El principal objetivo de la estrategia de vacunación es proteger a las personas más vulnerables frente al virus y además resulta de un modelo de entre el Gobierno de España y las comunidades autónomas».

«Sabemos que las vacunas salvan vidas, son seguras, son eficaces y son la garantía de no volver atrás», concluyó.

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Las palabras del profesor Laporte Roselló han tenido un gran impacto. Foto: Congreso.

VACUNACIÓN DE LA POBLACIÓN VULNERABLE

El profesor Laporte Roselló, tras la intervención de Prieto, aclaró: «No soy un antivacunas, ni un antivacunas Covid, simplemente pretendo poner de manifiesto que estamos ante un experimento que atañe prácticamente a la totalidad de la ciudadanía, no solo en España, sino en todo el mundo y que este experimento se realiza con unos productos que son tecnologías nuevas que implican la administración de ácidos nucléicos, y que no son, según la definición de la RAE, vacunas, son fármacos».

«No pongo en duda la necesidad, como dice la OMS, de poner, por lo menos, una dosis a todos los seres humanos del planeta y si puede ser dos», añadió. «Ahora bien, la historia de las terceras y cuartas dosis en general y sin especificar que grupos de enfermos graves necesitan estas dosis me parece realmente tecnoidolatría ignorante de lo que está ocurriendo».

Y es que, según él, «lo que está ocurriendo es que la eficacia de las vacunas es buena para prevenir la enfermedad grave en términos relativos, que dada la magnitud de la epidemia en las fases de la onda Delta sirvió para evitar muertes, que desgraciadamente no tenemos ningún dato de que las vacunas hayan evitado la mortalidad por Omicrón y de las incertidumbres que teníamos hace un año, que no sabíamos cómo actuarían ante las nuevas variantes, pues ahora sabemos que no muy bien».

«Es muy importante vacunar con más de una dosis y quizá con más de dos a las personas con problemas de inmunodepresión, pero a otros como niños y adolescentes no está tan claro», destacó.

Preguntado por la diputada de Unidas Podemos Rosa Medel sobre si las vacunas salvan o no vidas, Laporte afirmó que «los ensayos clínicos dicen que no, pero los datos epidemiológicos nos indican que nos salvan de muchas hospitalizaciones y nos salvan de mucho sufrimiento humano, pero no nos salvan de la transmisión. Estar o no vacunado no debería contar para tener un certificado Covid».

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