Los manifestantes se comunicaban utilizando las redes sociales en todas esas ciudades. En Madrid se convocó la protesta en la Puerta del Sol bajo el lema “Salimos a la calle, el pueblo está cansado”.
Fueron desalojados por las Unidades de Intervención Policial (UIP) –antidisturbios– de la Policía pasadas las diez de la noche. Buena parte de los manifestantes se fueron a la Plaza de Ópera, a través de la calle del Arenal.
Después enfilaron a la Plaza de España, donde levantaron barricadas y quemaron contenedores para bloquear la Gran Vía. Allí también fueron disueltos.
En Logroño los manifestantes se concentraron en El Espolón al filo de las 20.00, y comenzaron con gritos de “Sánchez dimisión” y a lanzar petardos y bengalas.
Las cargas policiales se sucedieron una y otra vez.
De acuerdo con la Delegación de Gobierno, fueron alrededor de 150 radicales los que comenzaron “a hostigar a la Policía Nacional con lanzamiento de bengalas y otros objetos, viéndose obligados a efectuar varias intervenciones”.
Una tienda de Lacoste fue saqueada por una turba manifestantes.
En Burgos las manifestaciones se sucedieron por el centro de la ciudad, igualmente, volcando y quemando contenedores y arrojando objetos contra la Policía, lo mismo que en Málaga y Barcelona.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, calificó de «intolerable» la conducta «violenta e irracional» de estos manifestantes. «No es el camino», escribió en su cuenta de Twitter.
Sánchez afirmó que solo «desde la responsabilidad, la unidad y el sacrificio» se logrará vencer a la pandemia y agradeció a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad su trabajo por garantizar la seguridad.
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el presidente de Vox, Santiago Abascal también apoyaron a la Policía frente a los «grupos violentos».