Suspendido el juicio a la exjefa de ETA ‘Anboto’ por un atentado frustrado contra policías
María Soledad Iparragirre, alias 'Anboto', fue extraditada en septiembre de 2019 a España desde Francia, tras cumplir allí casi 20 años de prisión por pertenencia a organización terrorista. Foto: EP

Suspendido el juicio a la exjefa de ETA ‘Anboto’ por un atentado frustrado contra policías

Por la muerte del padre de la defensa, Aiert Larrarte
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24/11/2020 09:18
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Actualizado: 24/11/2020 10:19
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La Audiencia Nacional (AN) ha suspendido el juicio a la exjefa de ETA María Soledad Iparragirre, alias ‘Anboto’, por presuntamente colocar en mayo de 1985 un coche bomba en las inmediaciones del polideportivo de Mendizorroza (Vitoria) para acabar con la vida de los policías nacionales que iban a prestar servicios de vigilancia con motivo de un encuentro deportivo.

Estaba previsto que comenzara hoy.

Ha sido suspendido por la muerte del padre de la defensa de la etarra, Aiert Larrarte.

De momento, no se ha señalado una nueva fecha.

La Fiscalía pide para ella 488 años de prisión: 23 años por cada veinte delitos de asesinato frustrado con concurrencia de alevosía, otros 23 por un delito complejo de atentado a agentes de la autoridad en grado de frustración, y 5 años por un delito de estragos en grado de frustración.

El Ministerio Público señala que concurre la circunstancia agravante de reincidencia en el delito.

Este será su tercer juicio en la Audiencia Nacional tras su entrega por Francia en septiembre de 2019. Ya ha sido condenada a 122 años de cárcel por ordenar el asesinato del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo en 1995, en León.

Los hechos por los que ahora se sienta en el banquillo ocurrieron el 19 de mayo de 1985, cuando Anboto integraba el ‘Comando Araba’ de ETA junto a los ya condenados por esta causa Francisco Javier Arizkuren, alias ‘Kantauri’, José Ignacio Gaztañaga, Carlos Torrecilla y el exertzaina Santos Berganza.

Según relata el Ministerio Público en su escrito de acusación, el comando quería «causar la muerte de un número no determinado, no inferior a veintiuno, de miembros de la Policía Nacional», todos ellos componentes del servicio de vigilancia que iba a prestarse con motivo del encuentro entre los equipos de fútbol de Vitoria y Lérida.

Indica que el objetivo era que el coche bomba explotara cerca de tres furgonetas policiales con una dotación de siete agentes en cada una.

La Fiscalía expone que según el plan trazado por los etarras, harían estallar el artilugio antes de la hora de comienzo del partido, a las 17.00 horas del 21 de mayo «con la intención no solo de acabar con la vida de los policías, sino también de causar importantes destrozos en vehículos estacionados» en la zona y en las propias instalaciones deportivas.

Anboto, en una imagen de archivo

25 KILOS DE GOMA 2 Y 100 KILOS DE TORNILLERÍA

Para la preparación de la bomba, compuesta por 25 kilos de goma 2 y 100 kilos de tornillería -del tipo tirafondos, usados en vías férreas-, Soledad Iparragirre contó con el concurso de los ya condenados Santos Berganza y José Miguel Suescun, expone la Fiscalía.

Señala que tras fabricar el artefacto, los etarras sustrajeron, además, dos Seat 124 a punta de pistola y mantuvieron a sus propietarios bajo vigilancia de otros miembros del comando en las cercanías de Berosteguieta hasta que Kantauri permitió soltarlos horas más tarde.

Entonces -siempre según la Fiscalía-, ‘Kantauri’ y ‘Anboto’ instalaron el artefacto explosivo en uno de los dos vehículos, y fue ella la que condujo el coche bomba hasta Mendizorroza, donde lo aparcó en las inmediaciones del lugar donde suelen estacionar las furgonetas policiales los días de partido.

Lo ubicó «orientado hacia las taquillas con el temporizador conectado».

Una vez estacionado, la etarra ordenó vigilar y controlar la zona, y le señalan que «la cosa está mal» ante la gran afluencia de público al estadio y la presencia de muchos policías. Con esa información, Kantauri y Anboto se trasladaron al estadio para comprobar si todo estaba en orden, y luego regresaron al domicilio en el que se alojaban.

Para entonces, la Policía ya estaba alertada de las dos sustracciones de los vehículos y había localizado el coche bomba sobre las 14.00 horas; de hecho los Tedax lo desactivaron «con riesgo para sus vidas».

Por este motivo, y ante el riesgo de ser detectados, los etarras desistieron de realizar la acción, y cuando se produjo la llamada telefónica a la DYA avisando de la colocación del artefacto, ya había sido desactivado.

12 JUICIOS

Esta etarra, responsable de las finanzas de la banda asesina, afronta un largo camino judicial en España que arrancó el pasado mes de julio con el primero de los 12 juicios que tiene pendientes, después de que fuera entregada por Francia.

Hasta ahora ha sido juzgada por el asesinato del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo, por la colocación de una bomba en su coche el 22 de diciembre de 1995 en León, y por el que ya fue condenado a 110 años de cárcel el etarra Sergio Polo Escobés; también por la presunta entrega de material explosivo que realizó a un comando que finalmente atentó contra una comisaría de Policía en Oviedo en julio de 1997.

Las causas pendientes de la histórica etarra incluyen desde asesinatos a instrucciones para atentar o entregas de armamento.

Además del atentado contra el comandante, está procesada por el crimen de dos agentes en Vitoria el 6 de agosto de 1987 -hechos por los que la AN condenó a 82 años de prisión al exdirigente etarra José Javier Arizcuren Ruiz, Kantauri- o por el asesinato el 26 de junio de 1985 del cartero de la localidad alavesa de Amurrio Estanislao Galíndez, a quien ETA consideraba un confidente policial.

También se le relaciona con las instrucciones para atentar contra el Rey Juan Carlos en la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao, atentado que resultó frustrado gracias a la intervención de un ertzaina que fue asesinado. El etarra Eneko Gogeaskoetxea fue condenado por este caso a 92 años.

También está procesada por presuntamente facilitar armamento al ‘Comando Itsasadar’ para una acción criminal contra la oficina del DNI de Bilbao, que fue cometida el 13 de enero de 1995 y causó la muerte del policía nacional Rafael Leyva y dejó herido grave a otro agente.

En mayo de 2018, mientras estaba presa en Francia, fue una de los dos terroristas que puso voz al vídeo en el que ETA anunció su disolución definitiva. El otro etarra fue Josu Urrutikoetxea, alias ‘Josu Ternera’, quien fue arrestado en Francia el año pasado y también está reclamado por la Audiencia Nacional. El pasado martes, la Corte de Casación de París autorizó su entrega definitiva.

‘Anboto’ fue detenida en Francia en octubre de 2004 junto a su pareja, el que por entonces era máximo responsable del aparato político de la banda terrorista, Mikel Albisu, alias ‘Mikel Antza’.

Éste último quedó en libertad en enero de 2019 tras cumplir como ella casi dos décadas de prisión por integración en organización terrorista.