La ruta del viaje hacia el Estado Islámico de los voluntarios yihadistas en territorio turco
La detención de la ciudadana marroquí, Samira Yerou, residente en España, que trató de pasar al llamado Estado Islámico,o Daesh, con su hijo español de 3 años, ha permitido, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado de España ratificar la ruta que siguen aquellos que quieren llegar al territorio de los yihadistas, entre Siria e Irak. Es un delito de colaboración con banda armada.
Samira Yerou partió desde Barcelona hacia Estambul el 16 de diciembre de 2014. El día anterior, en la ciudad condal, había extraído 2.500 euros de una cuenta corriente a nombre de su hijo. Con ese dinero se compró un móvil marca Samsung y contrató una línea de voz y datos. Sobre las 23 horas adquirió, con la tarjeta de crédito de un famliar, dos billetes de avión.
Tuvo donde elegir. De los 110 vuelos a elegir, eligió el más barato. Con la compañía Pegasus Airlines. Hora de salida: 14:05.
Nada más llegar a Estambul, Samira Yerou se puso en contacto telefónico con Abu Ghada, un hombre perteneciente al llamado «Estado Islámico de Irak y Levante» (conocido también por EIIL, ISIL o Daesh, por sus siglas en inglés y árabe) cuya función era contactar con los voluntarios que querían integrarse en la organización.
Ghada, que residía en Turquía, formaba parte del aparato de traslado y envío de voluntarios del grupo terrorista.
El hombre y la mujer habían entrado en contacto a través de las redes sociales y éste le había facilitado su teléfono móvil.
La conversación con el agente de los yihadistas en Turquía se produjo en el interior de un taxi. Ghada le dijo a la mujer que le pasara el teléfono al conductor y le indicó que la llevara al barrio de Tazim. Allí tuvo el encuentro.
Ghada facilitó a Samira Yerou y a su hijo dos billetes de autobús con destino Gaziantep, una ciudad situada a 1.153 km de Estámbul y a apenas 45 km de la frontera norte con Siria, en territorio controlado por los yihadistas.
El viaje duró más de doce horas. Al llegar a Gaziantep, Samira Yerou y su hijo fueron recogidas, junto con otras personas de distintas nacionalidades que habían decidido unirse a la organización terorrista, por otra miembro de la red de traslados del grupo terrorista. Éste les condujo a la localidad fronteriza de Killis, tras un viaje de una hora y media.
Samira Yerou, su niño y el resto de los voluntarios fueron llevados a una casa abandonada para esperar el momento propicio para pasar la frontera. Un momento que nunca encontraron porque fueron detenidos antes.
La mujer y su hijo fueron llevadas a un centro de detención turco. Desde allí realizó numerosas llamadas a miembros del llamado Estado Islámico y a voluntarias que habían logrado pasar la frontera. Porque, a pesar del encontrarse en el centro de detención fronterizo, Samira Yerou no perdía la esperanza de conseguir su objetivo.
El llamado Estado Islámico, además, había puesto a su disposición un abogado para defender su caso.
Según cuenta en su auto el titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, la marroquí matuvo conversaciones telefónicas con un destacado miembro del grupo terrorista. Un tal Omar Seif, natural de Arabia Saudita y emir de la kátiba Alkadrae, que se había unido a los yihadistas el año pasado. Kátiba es el nombre que se solía dar a las unidades de combatientes irregulares en el norte de África, que corresponde en número a un batallón o a una compañía y que estaban liderados por un mando. Una versión moderna y arabizada de los «condottieros» del Renacimiento italiano.
La kátiba Alkadrae de Seif era la encargada de facilitar el paso de la frontera entre Turquía y Siria a los voluntarios.
No sucedió. Samira Yerou fue devuelta a España por las autoridades turcas. Se enfrenta ahora a un delito de pertenencia a banda armada, penado con cárcel de 6 a 12 años. El niño ha sido entregado a su padre.