Un Juez es un juez – Despedida y nuevos retos
Haidé Costa, Profesora asociada de la Universitat Rovira i Virgili, abogada y jueza sustituta
Cuando le comento a un compañero abogado que soy jueza sustituta, muchas veces me miran con cara rara… y es que la verdad, poca gente sabe de nuestro colectivo, lo mucho que hemos tenido que luchar por ello y porqué estamos donde estamos.
Desde hace unos treinta años por ley se creó el cuerpo de jueces sustitutos y magistrados suplentes, que imparten justicia en nuestros juzgados junto con los que llamamos jueces titulares, en 2012 éramos casi un 20% de la plantilla.
La diferencia esencial entre un juez titular y uno de sustituto es el tipo de acceso, los primeros superan un examen memorístico muy difícil y para el que estudian años, y los segundos deben probar que son capaces de hacer el trabajo presentando méritos (doctorados, masters, experiencia como abogados, o como profesores universitarios) y pasando una entrevista ante tres magistrados. Asimismo, los sustitutos, cada año son evaluados en sus funciones por sus respectivas audiencias provinciales y tribunales superiores de justicia, para acreditar su valía, celeridad y calidad en el desempeño de su trabajo.
Cuando los tres magistrados me preguntaron porqué quería ser juez, contesté que porqué quería trabajar en lo que más me gusta desde una posición neutral, decidiendo a conciencia conforme a derecho, sirviendo a la sociedad desde el ideal de justicia.
Durante años los jueces sustitutos han trabajado sin parar. Yo he llegado a estar cuatro años seguidos en el mismo juzgado, lo que, a mi entender, desvirtúa la segunda diferencia entre titulares y sustitutos….que en teoría es la temporalidad, pues realmente hay un déficit estructural en la administración de justicia, faltan 4600 jueces y los que están al frente de los juzgados soportan cargas de trabajo superiores al 150%, lo que es humanamente imposible de asumir.
Pero este es un trabajo que engancha, es una droga dura, pese al estrés, pese la sobrecarga de trabajo, pese la crítica de la sociedad sobre la lentitud de la justicia, éste es un trabajo para idealistas, para aquellos que creen en la justicia y quieren hacerla cumplir. En todo eso y en defender una justicia más cercana ágil e independiente, estamos en el mismo barco. La empresa es grande y el reto extremo, y los jueces, titulares o sustitutos, deben luchar por lo que es su esencia, la justicia en todos los ámbitos, unidos, para que ésta sea mejor para todos. También hay que luchar por aquellos que trabajan como jueces, eventuales o indefinidos, para que puedan conciliar la vida profesional con la familiar, para que puedan tener vacaciones como cualquier trabajador, para que puedan decidir y poner sus sentencias a un ritmo normal, trabajando, en lugar de 10 o 12 horas diarias, no más de 8, y dentro de lo posible, que tengan tiempo de estudiar a fondo los casos, disfrutando de la creación intelectual que supone dictar sentencias, pues cada ciudadano merece que su caso se estudie de forma totalmente individualizada, y no a destajo como nos obliga la carga de trabajo que por ejemplo soportan los jueces de lo social con más de ciento veinte juicios señalados al mes.
Un juez es un juez, y todos merecen el respeto de compañeros y ciudadanos, por hacer un trabajo duro, solitario y a veces desagradable pero esencial para el buen funcionamiento en sociedad.
Un juez es un juez, y yo me siento orgullosa haberlo podido ser durante casi diez años. He trabajado muchas horas, con mucho estrés, y mucha responsabilidad, pero estoy satisfecha de haber hecho mi trabajo lo mejor posible, sin descuidar a las personas ni las resoluciones, aunque muchas veces en perjuicio de la vida familiar, pero contenta de haber cumplido lo que prometí a los magistrados que me entrevistaron en el Tribunal Superior de Justicia, convencida de haber servido a la sociedad desde el ideal de justicia.
Y con esto me despido, al menos de momento, de una profesión por la que me he dejado la piel. Durante estos años he conocido a personas excepcionales, profesionales incansables y compañeros extraordinarios. Me llevo una maleta llena de experiencias, emociones y conocimientos que voy a aplicar en mi futuro profesional que empieza hoy. Un nuevo reto que asumo con tristeza por lo que dejo atrás, pero con mucha ilusión por lo que tiene que venir.
Publicado en http://desenredandoelderecho.com
@HAIDECOSTA