El sistema de control de aptitud de los pilotos en Alemania no está preparado para coger a los mentirosos
De acuerdo con la ley alemana, el copiloto Andreas Lubitz tenía que haber contado a los médicos lo que le estaba sucediendo, tenía que haber entregado su baja a la empresa y haber dejado de volar. La protección de la privacidad en Alemania deja en manos del trabajador comunicarlo a la empresa. Según el doctor Roland Quast, director del Centro Aeromérido de Alemania, el sistema no detecta mentiras.
«Lo que es decisivo es que el piloto diga la verdad. Si miente, no tenemos detectores de mentiras», afirmó el doctor Quast a The New York Times. El sistema de control de aptitud que se aplica en Alemania no está preparado para coger a los mentirosos.
El copiloto del vuelo 4U9525 tenía que haber comunicado a los médicos lo que le ocurría porque de no hacerlo estaría incurriendo en una infracción muy grave.
Esto está creando un intenso debate social en los medios de comunicación sobre la conveniencia de relajar esa protección a la intimidad, sobre todo en profesiones como la de Lubitz.
Por otra parte, la vida amorosa de Lubitz plantea bastantes incógnitas, sobre todo después de la entrevista publicada el sábado por Bild, en la que una azafata que aseguraba haber tenido una relación amorosa con el copiloto reforzaba la pista que apunta a que éste sufría problemas mentales al recordar una frase que, aseguró, le había dicho en una ocasión Lubitz: «Un día voy a hacer algo que va a cambiar todo el sistema, y todo el mundo conocerá mi nombre y lo recordará».