Elpidio Silva ante su hora final de la verdad

Elpidio Silva ante su hora final de la verdad

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12/4/2015 00:00
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Actualizado: 12/4/2015 00:00
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Elpidio Silva fue condenado a 17 años y medio de inhabilitación por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) por un delito de prevaricación continuada. Según el TSJM, lo cometió siendo juez, durante la investigación sobre el ex presidente de la patronal Gerardo Díaz Ferrán y el ex presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. El martes la Sala Segunda estudiará su recurso en vista pública.

El tribunal lo presidirá nada menos que el presidente de la Sala de lo Penal, Manuel Marchena. Y está conformado por los magistrados Francisco Monterde, Andrés Palomo, Carlos Granados y Andrés Martínez Arrieta. Este último es el ponente de la que será la sentencia. 

Sobre la mesa tienen el fallo del TSJM, en el que se le atribuye un delito de prevaricación continuada en concurso con dos delitos contra las garantías constitucionales y que conllevó su expulsión de la carrera judicial.  Y el recurso de casación presentado por Silva. 

La resolución imponía también el pago de una multa de 6.310 euros y el pago de 10.000 euros a Díaz Ferrán por daños morales.

Silva, por lo tanto, se encuentra ante su hora final de la verdad. Si el tribunal del Supremo ratifica la condena no podrá volver a ser juez ya que estará en edad de jubilación cuando se cumpla.

Si, por el contrario, tumba el fallo del TSJM, Silva volvería a su destino en la Admnistración de Justicia. 

El resultado será definitivo, a todos los efectos, si bien le quedaría la vía del recurso ante el Constitucional español, por supuesta vulneración de derechos fundamentales, y después el Tribunal de Derechos Humanos de Europa, en Estrabasburgo. 

El tribunal del TSJM que le enjuició consideró que había levantado una «inquisición general» contra Blesa, extralimitándose en sus funciones, sin motivar sus resoluciones y actuando con una «execrable» parcialidad a favor de la acusación ejercida por Manos Limpias.

«Le importaba poco la ley», dice la sentencia. «Desplegó una voluntad decidida a investigar de modo integral toda la supuesta mala gestión de Blesa al frente de la caja, adentrándose en una inquisición general para descubrir cualquier delito conectado a los hechos denunciados a costa de irle restando garantías», determinó el tribunal.

FORMÓ UN «TÁNDEM» CON LA ACUSACIÓN

La sentencia recoge que Silva incumplió «clamorosamente» la ley y encuadró su proceder en un «plan preconcebido» o aprovechándose de las circunstancias con el fin de favorecer a Manos Limpias, con cuyo abogado «formó un tándem» y mantuvo reuniones sin el resto de partes.

El tribunal del TSJM tildó de «disparate jurídico» que Silva apreciara una conexidad entre su investigación sobre el préstamo de 26 millones de euros concedido por Caja Madrid a Díaz Ferrán con la compra del City National Bank de Florida con el fin de apropiarse de ambas causas y convertir el proceso en un «instrumento ‘ad hominem’ de búsqueda de responsabilidades».

«El juez obraba con la conciencia de estar dictando resoluciones con total apartamiento del principio de legalidad», recogía la resolución, que censuraba su «voluntad persecutoria» contra Blesa, a quien limitaba sus posibilidades de defensa. «Produjo una auténtica quiebra técnica de la imparcialidad y la esencia de todo proeso como es la dualidad de las partes», añade la sentencia. 

INCUMPLIMIENTO «CLAMOROSO» DE LA LEY

Resumía así que el ánimo con el que actuaba Silva se materializó en la «gravedad» de sus resoluciones, entre las que ordenó dos veces el ingreso en prisión de Blesa, mientras daba un «tratamiento preferencial» a Manos Limpias e incumplía el ordenamiento jurídico de modo «clamoroso».

De este modo, reprobaba cómo el acusado «instrumentalizó» el proceso para actuar contra Blesa, menoscabando su derecho de defensa y produciéndole indefensión. «No es que haya habido decisiones discutibles o meros errores, es que se ha dirigido toda una operación judicial de corte inquisitorial a fin de descubrirse cualquier cosa que pudiera imputarse a Blesa y Díaz Ferrán o sus parientes», agregaba.

Criticaba que tardaba meses en resolver los recursos, mientras que ordenó el ingreso en prisión de Blesa consciente de que derivaba de un «actuar patentemente ilícito» y de que Manos Limpias carecía de legitimación en la causa. Según dice, se acogió a «motivaciones insólitas por su grado de especulación y a un pretendido fundamento científico» para acordarlo.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid consideró probado que Silva ordenó en noviembre de 2012 reabrir las actuaciones que se incoaron después de que Manos Limpias presentara una querella contra Blesa y Díaz Ferrán, que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu rechazó acumular a la causa abierta por la fusión y salida a Bolsa de Bankia.

El 5 de diciembre de aquel año tomó declaración a Blesa en calidad de imputado por irregularidades en la adquisición del banco estadounidense y dos días después ordenó una «extensísima» batería de medidas a través de una providencia redactada en términos «muy enérgicos», en la que pedía investigar hasta el patrimonio de los familiares de Díaz Ferrán y Blesa o los correos electrónicos corporativos de este último.

El juez envió finalmente a Blesa a prisión el 16 de mayo de 2013. Tras haber pagado la fianza de 2,5 millones, el magistrado ordenó de nuevo y en menos de un mes su vuelta a la cárcel madrileña de Soto del Real. EP.

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