Comisario Villarejo: «Me siento coaccionado por Su Señoría»
José Villarejo llegó, al filo de las 13 horas, a la planta segunda de los Juzgados de Plaza de Castilla, Madrid, camuflado con una gorra plana a cuadros y unas gafas de sol de color marrón y cristales opacos a la que acompañaba una barba corta rubia. Podía pasar por cualquiera. Villarejo subió por el ascensor norte. No quería que nadie captara su imagen.
Las únicas fotos que hay de él son de hace 20 años. Tampoco esta vez nadie pudo robarle una foto, ni siquiera con el móvil. Sigue siendo como un «fantasma».
Villarejo, antes de entrar en la sala de vistas del Juzgado de Instrucción número 2, miró hacia los periodistas, situados a veinte metros de distancia. Esbozó una sonrisa. Parecía tranquilo. La cosa prometía.
Cinco pasos después se encontraba ante el juez Arturo Zamarriego, que lo miró con seriedad a los ojos. «Quítese la gorra y las gafas», le ordenó con un tono que no dejaba lugar a la duda.
Habia que cumplir el principio de inmediación, que establece la ley. Tanto el juez como las partes -fiscal, abogado del Estado, acusación particular y defensas- tienen que observar cómo las contestaciones verbales del comisario Villarejo se acompasaban con su lenguaje corporal. Porque no se comunica sólo con la voz sino con todo el cuerpo.
El juez Zamarriego había citado a Villarejo, en relación con la causa que en ese juzgado se sigue contra Francisco Nicolas Gómez Iglesias por los delitos de falsedad, estafa y usurpación de funciones, y a petición de la defensa del joven.
Quería contestaciones claras, precisas, del comisario. Por eso, nada más empezar, le dijo con claridad que no quería que empleara adverbios, como posiblemente, seguramente, y expresiones imprecisas. Tampoco quería adjetivos. Quería respuestas cerradas, redondas. El tono que seguía empleando Zamarriego no dejaba lugar para bromas. Aquí la autoridad soy yo y usted, como agente de la autoridad, responde a lo que yo le digo.
Villarejo captó con tanta claridad el mensaje que le contestó: «Me siento coaccionado por su señoría».
El juez Zamarriego no se dio por aludido y comenzó el interrogatorio.
El policía reconoció que hay pruebas falsas en la investigación policial en relación con un informe y confirmó que una grabación de Asuntos Internos, en la que se habla supuestamente de «fabricar» pruebaas contra el joven, no está manipulada. Así, dio por bueno el contenido.
El objetivo de los letrados de Francisco Nicolás, Víctor Sunkel e Israel Paz, era anular la causa a raíz de esas conversaciones en las que, al parecer, se reconoce que el joven se le intervino el teléfono sin autorización judicial.
Según Paz, todavía queda un largo camino y «habrá que seguir investigando». «No descartamos cualquier medida, como interponer denuncia por interceptación ilegal de comunicaciones que en España es un delito», declaró después.
Sunkel agregó que, además, habló sobre un informe policial en el que se indicaba que Villarejo estuvo reunido con Nicolás en las instalaciones del Canal de Isabel II, reconociendo que él no se reconoce en las fotografias incluidas en el informe.
«No se reconoce y por tanto es la manipulación de una prueba. Él no tiene ninguna vinculación con el joven», señaló.