La jueza Tárrega encara la recta final de una pesadilla «kafkiana» de 14 meses
Begoña Tárrega, 31 años, y casi tres años al frente del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Villajoyosa, Alicante, se siente perseguida. Perseguida por ser exigente en el trabajo, por tratar de hacerlo lo mejor posible, por corregir lo que se ha hecho mal y por no querer ser “amiga” de las funcionarias. Por ello ha sufrido un proceso “kafkiano” de 14 meses.
El miércoles, a las 5 de la tarde, la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tiene que optar entre tres opciones: la imposición de una falta grave, propuesta por Antonio Jesús Fonseca Herrero, el Promotor de la Acción Disciplinaria (PAD), la aplicación de una falta leve, formulada por Luis Navajas, el teniente fiscal del Tribunal Supremo, y el archivo de la causa, que plantea Javier Yágüe, abogado de la jueza Tárrega.
Han sido catorce meses de pesadilla difícilmente soportable por cualquiera.
Todo comenzó cuando Tárrega denunció, ante Pilar de la Oliva, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) a la secretaria judicial interina, la abogada Magdalena Such, por graves incompatibilidades.
La funcionaria temporal renunció a su puesto pero puso en marcha, con el apoyo de algunas funcionarias del Juzgado –interinas como ella-, una catarata de denuncias contra la juez.
Presentaron 16 escritos ante la Sala Civil y Penal del TSJCV, la Sala de Gobierno del TSJCV, el Promotor de la Acción Disciplinaria, el Pleno del CGPJ e Inspección de Trabajo.
En dos de ellos solicitaron, como medida cautelar, su suspensión de empleo y sueldo por 6 meses, a pesar de carecer de legitimación.
Cuando eso sucedía ese Juzgado tenía una plantilla de 7 funcionarios, 5 de ellos interinos y sólo 2 de ellos, titulares; todas mujeres.
Según las denunciantes, la jueza tenía un carácter muy fuerte y decía las cosas de una forma taxativa y autoritaria, lo que, a sus ojos, suponía un problema de abuso de autoridad, aunque la jueza jamás insultó ni faltó al respeto a nadie.
Asimismo, consideraban que la juez hacía ver a todos los funcionarios que ella era la que mandaba, que trataba de hablar lo menos posible con ellos y que les corregía los escritos cuando lo consideraba necesario.
Una de las funcionarias de su Juzgado resumió, ante el PAD, lo que el grupo pensaba de ella: “Tenemos un grupo de amigas y cuando Begoña llegó, intentamos que entrara en él, donde estábamos las chicas jóvenes. Tratamos de que viniera con nosotras, pero el problema es que es una persona muy complicada”.
Y muy cumplidora. Pocos meses después de tomar posesión de este destino, el 9 de mayo de 2012, puso al día el Juzgado, demostrando una entrega y una diligencia remarcable.
A la vista de los mencionados escritos, el PAD Fonseca Herrero entró en escena poco después.
Envió a dos inspectoras a Villajoyosa para investigar los hechos. Ambas le realizaron a Tárrega un interrogatorio de tres horas sin descanso, para que reconociera los hechos y pidiera perdón a las funcionarias.
A lo que se negó la jueza.
El PAD, en consecuencia, propuso ante la Comisión Disciplinaria el pasado mes de diciembre, su suspensión de empleo y sueldo por 6 meses –tal como proponían la secretaria dimitida y las funcionarias-. Sin haberla escuchado previamente.
Esta Comisión, tras estudiar todos los detalles de la propuesta, la descartó, declarando que no había lugar a tomar una decisión tan grave como esa.
En vez de archivar la investigación, el PAD continuó el procedimiento. Lo que, visto desde fuera, le da apariencia de un “proceso inquisitorial” en toda regla.
Porque poco después de que la Disciplinaria tomara esa decisión, Begoña Tárrega fue convocada para ser interrogada, nuevamente, esta vez en Madrid.
Fonseca Herrero le advirtió que se la investigaba por una “falta muy grave”, pese a que la Comisión Disciplinaria había decidido que no cabía tal imputación.
Pocas semanas después, el propio PAD y varios funcionarios se trasladaron a Alicante para tomar testimonio a 22 personas, propuestas en su gran mayoría por la exsecretaria judicial denunciante.
Según ha podido saber Confilegal, varias declarantes se retractaron expresamente de las declaraciones desfavorables contra la juez y alguno llegó a manifestar que no recordaba lo que ponía en el acta. Un número de declaraciones propuestas por la juez le fueron denegadas.
A pesar de todo, la juez Tárrega consiguió que 13 personas, todos testigos directos (jueces, secretarios judiciales, gestores, médico forense y personal de auxilio judicial) afirmaran oralmente y por escrito ante el PAD que nunca hubo acto alguno de desconsideración hacia los funcionarios, aportando datos concretos.
Como consecuencia de aquello, el PAD propuso una sanción de una falta grave –un escalón directamente inferior- que supone 1.500 euros de sanción.
El ministerio fiscal, por su parte, le imputa una falta leve, 200 euros, pese a admitir que los testimonios desfavorables son “dificultosos” y confusos.
Para la defensa de la juez sólo cabe una salida: la absolución.
“No sé si algún compañero ha soportado alguna vez que los funcionarios cuestionen oralmente y por escrito el contenido de las resoluciones, si debería admitir más preguntas, si concedo o no pocas medidas cautelares, si tengo derecho o no a corregir por escrito los términos empleados en mis resoluciones y si estos están bien o debería poner lo que quieren los funcionarios”, explica la juez Tárrega.
“Esto es lo que, en esencia, se me reprocha en todo este procedimiento”.
Desde su punto de vista, en las denuncias presentadas contra su persona se habla de sentimientos, de conductas generales, de hechos tergiversados. Y, además, se le injuria, calumnia e insulta y se cuestiona su independencia judicial.
Se ha conseguido crear una imagen de su persona que no se corresponde con la verdad.
Para Begoña Tárrega, el trabajo de juez consiste en dar solución a los problemas de los ciudadanos. A ello dedica su esfuerzo cada día. Porque al Juzgado se va a trabajar, no a hacer relaciones o amigos.
Lo tiene muy claro.
¿Qué hará la Comisión Disciplinaria? Nuevamente el balón está en su tejado.