Gabriel de Diego Quevedo: «El procurador es básico en el organigrama de futuro de la Administración de Justicia»
Gabriel de Diego Quevedo se considera a sí mismo un técnico. Un técnico que se impuso casi “a la búlgara” en las elecciones a decano y Junta de Gobierno del Colegio de Procuradores de Madrid, celebradas el 25 de febrero pasado. De Diego obtuvo un 79,6 por ciento de los votos. El nuevo decano ve a la procura como un dinamizador de la Administración de Justicia. Un elemento básico.
TEXTO E IMAGEN: CARLOS BERBELL Y YOLANDA RODRÍGUEZ.
Si hubiera que definir a este cántabro con una palabra esta sería la de “pasión”. Está apasionado, e ilusionado, con la responsabilidad para la que ha sido elegido: decano de los procuradores de Madrid. Un puesto para el que no va a recibir ninguna compensación económica.
Como se suele decir a lo castizo, “lo hace de gratis”.
Su alegría no es para menos.
De los 931 votos emitidos, 742 votaron por De Diego, que, en la pasada Junta de Gobierno del Colegio, ostentaba el puesto de tesorero.
Fue su buena gestión, al frente de los dineros de la procura madrileña, lo que ha impulsado su victoria en las últimas elecciones.
La Junta de Gobierno que lidera, compuesta por 13 personas –él hace el 14- tiene cuatro años por delante para trabajar. Y le parecen pocos. Porque hay muchas cosas por hacer.
El ejemplo de sus predecesores y buenos amigos, Juan Carlos Estévez y Antonio Álvarez-Buylla, su antecesor y el hombre que le propuso que le sucediera, inspira su nueva singladura.
En los tiempos que se avecinan ustedes van a asumir otras funciones que antes no tenían, como por ejemplo la comunicación de actos procesales, al estilo de los huissiers franceses…
Más que los huissiers. Porque la figura del huissier es meramente de ejecución. El procurador en España tiene un papel “bifronte”. Por una parte es el representante de la parte. Y por otro lado, tiene ese carácter de colaborador de la Administración de Justicia.
El procurador es mucho más que un hussier. La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil en curso potencia la figura del procurador porque podrá realizar actos de comunicación, que hasta ahora sólo hacían los funcionarios del Cuerpos de Auxilio Judicial de los diferentes juzgados y tribunales, y determinadas tareas de auxilio y cooperación con los órganos que he mencionado.
¿De ahí que usted haga mucho hincapié en que se conozca cuál es la función de los procuradores, como línea de actuación principal ante la sociedad?
El procurador ha sido, hasta ahora, el gran desconocido de la Administración de Justicia. Porque, si una profesión no tuviera sentido ya hubiera muerto.
El procurador se ha mantenido porque realmente los rectores de la Justicia son sus firmes defensores. Pero no puedes quedarte ahí. El ciudadano tiene que saber por qué te paga y qué haces por él en los tribunales.
La gente tiene empezar a cambiar la percepción que tiene del procurador, desde mi punto de vista.
El procurador es básico en el organigrama de futuro de la Administración de Justicia.
«EL PROCURADOR HA SIDO, HASTA AHORA, EL GRAN DESCONOCIDO DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. PORQUE, SI UNA PROFESIÓN NO TUVIERA SENTIDO YA HUBIERA MUERTO»
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En este “tsunami” de cambios que están de camino, está el de la revolución tecnológica. ¿Están ustedes preparados para ese reto?
Claro, de hecho Lexnet es una idea que sale del Colegio de Procuradores. Fue un poco antes de mi etapa de tesorero en el Consejo General de Procuradores. Recuerdo el famoso proyecto Zaragoza, que es cuando se empiezan a poner las bases de lo que es el Lexnet actual.
No hay mejor respuesta que esta: Los procuradores hemos sido los pioneros en la informática en la Justicia. Y creo que somos el colectivo más informatizado dentro de todos los operadores jurídicos.
¿Le molesta que digan de ustedes que son un lobby poderoso?
Somos un colectivo de profesionales que se ha sabido adaptar a las demandas que le ha pedido la Administración de Justicia.
¿El gran peligro futuro para la Procura es la “non nata” Ley de Servicios Profesionales -proyecto de ley que no saldrá en esta legislatura-, que impulsaba el ministro de Economía, Luis de Guindos?
Yo creo que las leyes procesales las tienen que hacer juristas. El ministro De Guindos no es un jurista, porque cuando le han preguntado a los juristas todo el mundo ha sido unánime: Fiscalía General del Estado, Abogacía General del Estado, Tribunal Supremo, Consejo General del Poder Judicial y Consejo de Estado. Todos ellos han sido unánimes en mantener la reserva de actividad. Luego, creo que tienen que decir tanto o más que el ministro De Guindos porque viven el mundo de la Justicia. Y todos esos organismos han apoyado, sin ningún genero de dudas, al procurador.
Entonces, ¿a quién hay que hacer caso? Yo, como jurista, a los juristas.
Según De Guindos, el proyecto de ley es una transposición de una Directiva Europea…
Europa no dice exactamente lo que dice el ministro De Guindos.
Esta guerra no viene con el ministro. Es una guerra que viene desde el 2007, con la Comisión Nacional de la Competencia. No le culpemos al ministro De Guindos. Viene de unos planteamientos que hace la Comisión Nacional de la Competencia, hoy Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, en la que, curiosamente, en una de sus últimas resoluciones hubo dos miembros que emitieron un voto particular a ese proyecto de Ley de Servicios Profesionales.
Hoy por hoy, la Ley de Enjuiciamiento Civil es lo que va a dar esa seguridad al ciudadano, de una justicia más ágil, más eficaz. Y es en el 161 donde se reconoce al procurador esa capacidad de certificación de actos de comunicación, que es un hecho histórico.
«LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL ES LO QUE VA A DAR ESA SEGURIDAD AL CIUDADANO, DE UNA JUSTICIA MÁS ÁGIL, MÁS EFICAZ»
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Se considera nobel en esto de ser decano, pero ha sido tesorero del Consejo General de los Procuradores de España, ¿cuánto tiempo?
Casi dos años.
Y en el Colegio de Procuradores de Madrid, ¿cuánto tiempo?
Ocho años.
¿La buena gestión económica del Colegio ha sido una de las claves del éxito de su candidatura?
Esto se lo tendría que preguntar a los compañeros que me han votado. Qué duda cabe que un buen aval de gestión económica por lo menos proyecta una imagen de seriedad de la persona.
He sabido gestionar unas finanzas colegiales creo que bien. Hemos conseguido el objetivo de equilibrar ingresos y gastos. Eso te permite presentarte ante los compañeros con un aval de seriedad.
¿Cuántos procuradores hay en la Comunidad de Madrid?
Entre ejercientes y no ejercientes, 2.281.
En su Junta de Gobierno hay muchas mujeres. ¿Por qué?¿Ha sido una decisión meditada?
Efectivamente. Esta es la Junta de Gobierno en la que participan más mujeres de los 600 años de historia de la procura.
Somos ocho hombres –contándome a mí- y seis mujeres.
La vicedecana es mujer: Rocío Sempere.
«ESTA ES LA JUNTA DE GOBIERNO EN LA QUE PARTICIPAN MÁS MUJERES DE LOS 600 AÑOS DE HISTORIA DE LA PROCURA»
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¿Está de acuerdo con la afirmación de que la próxima legislatura va a ser la decisiva para la justicia?
Es una pregunta casi de bola de adivino. Si empezamos a coger la Ley de 1881 y vemos las funciones que tenía el procurador, las recomendaciones que hace el libro blanco de la Justicia, del Consejo General del Poder Judicial, de 1997, cómo se va readaptando la figura de la Ley 1/2000, y luego las sucesivas reformas que ha habido del 2009, de la Oficina Judicial, del 2011, de las medidas de agilización procesal, pues todo parece indicar que la próxima legislatura se va a continuar en esa línea.
Sí, creo que va a ser una legislatura clave para la Justicia española. Donde los procuradores tenemos un papel absolutamente determinante.
En el año 2000 se produjo el Pacto para la Reforma de la Justicia, y estamos a 2015. Han pasado 15 años. Y en este tiempo ha emergido un factor que antes no era importante: la corrupción.
Totalmente de acuerdo, pero el ciudadano lo que tiene que percibir de la justicia es que sea moderna y ágil. Porque es lo que va a permitir que se dé cumplida respuesta a las demandas que hace el ciudadano ante los tribunales.
Y para ello es absolutamente necesaria la figura del procurador.
¿Qué programas de formación continua tienen ustedes en marcha para los miembros del Colegio?
Tengo que decir que soy un convencido de la formación continua. He tenido cierto contacto con el mundo de la Universidad y creo firmemente en ella. En los años que yo he sido tesorero del Colegio se ha hecho una formación continua. Nos hemos ido adaptando a todos los cambios legislativos que han ido llegando.
Se ha dado esa formación continua a los procuradores.
En esta etapa mía, como decano, la formación continua de los procuradores va a ser absolutamente básica. Es uno de los objetivos principales de la Junta de Gobierno de este Colegio.
Un profesional que no esté formado en la sociedad en que vivimos es un profesional que carece de futuro.
¿Y pensando en los jóvenes?
A los jóvenes hay que darles una expectativa de futuro. Hay que apoyarles en todas las iniciativas. Llevamos muy poco tiempo, todavía, pero estamos estudiando bonificarles en cursos, darles cursos específicos de formación, medios informáticos para que puedan acceder a estos cursos, muchos on-line.
Son gente que están empezando y es muy difícil para ellos, porque no tienen oficiales en los despachos. Para que puedan dedicar el tiempo que están en los juzgados a los cursos.
En la etapa del anterior decano, de Antonio Álvarez-Buylla, ya se venían haciendo.
«EN ESTA ETAPA MÍA, COMO DECANO, LA FORMACIÓN CONTINUA DE LOS PROCURADORES VA A SER ABSOLUTAMENTE BÁSICA»
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Hablando de mediación, un conocido exvocal del CGPJ y abogado, recientemente dijo que en España había mucho mediadores y pocos mediados. ¿Es necesario que la mediación se incluya en los código procesales respectivos de las diferentes jurisdicciones para que funcione? Porque seamos lógicos, si es voluntaria y se puede elegir, los ciudadanos prefieren a los jueces…
La mediación tiene un espíritu sajón ciento por ciento. Trasplantar la mentalidad sajona a la mentalidad latina es difícil.
La gente la empezará a usar en el momento en que la mediación sea preceptiva. Creo recordar que en el proyecto de ley que se tramita en la actualidad, en el Congreso de los Diputados, de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil, el juez obliga a ir a esa mediación a las partes.
A medida que esa mediación se vaya introduciendo, como norma de carácter positivo, la gente irá entrando a la mediación.
Sin embargo, hace falta hacer mucha pedagogía para que la sociedad cambie y avance en ese sentido.
Yo creo que mucha. Es cierto. Pero las sociedades van avanzando. El colegio de hace 40-50 años nada tiene que ver con el colegio en el que estudian nuestros hijos. Y éste no tendrá nada que ver con el que habrá cuando estudien nuestros nietos.
La sociedad, con el tiempo, va cambiando su mentalidad.
Hace años nadie pagaba una multa. Hace años, nadie pagaba a Hacienda. Ahora, sí. Porque la sociedad se ha ido concienciando con el concepto de servicio público y lo considera normal.
En la Justicia va a pasar igual.
La Justicia necesita, para funcionar de forma óptima, más medios materiales, más medios humanos, una reorganización de efectivos, nuevas leyes, mucha voluntad política y dinero, al fin y al cabo. ¿Se ha preguntado usted por qué siempre el servicio que tiene todo eso, y que funciona, es la Hacienda Pública? Y no sólo en España…
Esto que les voy a contar no tiene mucho que ver con la entrevista. Se lo digo a modo de anécdota. Yo soy hijo de funcionario del Estado. Recuerdo a mi padre, en uno de los destinos que tuvo –el centro de proceso de datos de Josefa Valcarce-. Fue en una época en la que Hacienda invirtió muchísimo dinero en comprar ordenadores, programas, para cruzar las declaraciones de la renta. Y me decía que llegaría un momento en el que Hacienda sabría absolutamente todo de nosotros, de nuestra vida y de nuestro patrimonio.
Ese momento ya ha llegado. Lo estamos viendo.
¿Por qué digo esto? Porque en España hay en torno a 45.000 millones de euros judicializados, bloqueados. Pues entonces vamos a tener la mentalidad de futuro, una mentalidad progresista, de atender al ciudadano. Cuando digo ciudadano me refiero a toda persona que demanda un servicio al juzgador.
¿Cuánto ganaría nuestro país si somos capaces de agilizar esos procedimientos para que esos miles de millones de euros que están inmovilizados en la Administración de Justicia regresen al circuito de la economía?
Ese era un discurso que, entre 2000 y 2008, hizo suyo Javier Laorden, cuando fue vocal del Consejo General del Poder Judicial…
Los jueces tienen el mandato constitucional de ejecutar las sentencias porque da garantía al ciudadano de que su sentencia se va a hacer realidad. Si cogemos la Ley de Enjuiciamiento Civil y leemos el artículo 570, este dice que al fin de la ejecución se llega con la completa satisfacción del ejecutante.
El ciudadano no quiere sólo una sentencia favorable que le diga que le reconocen lo demandado. Quiere que lo que solicita al juzgador, se ejecute.
Y ese es el gran colapso que sufre la Administración de Justicia. Esa es la gran ayuda que los procuradores vamos a aportar al ciudadano.
Colaborar con la Administración de Justicia para que la demanda del ciudadano pueda llegar a buen fin. En este sentido, estamos ante una oportunidad histórica.
Ahora el Gobierno se ha empezado a dar cuenta del valor añadido de los procuradores.
«EL CIUDADANO NO QUIERE SÓLO UNA SENTENCIA FAVORABLE QUE LE DIGA QUE LE RECONOCEN LO DEMANDADO. QUIERE QUE LO QUE SOLICITA AL JUZGADOR, SE EJECUTE»
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La supresión de las tasas a las personas físicas, ¿les ha afectado a ustedes positivamente?
A todos nos ha beneficiado esa medida. El ministro Catalá ha acertado plenamente en suprimir las tasas a los particulares. Todo el colectivo de procuradores le hemos aplaudido por eso. Igual que la ciudadanía.
¿Cuál es su hoja de ruta de aquí a los próximos cuatro años?
Lo primero, quiero sentar, como decano, las bases de un Colegio del siglo XXVI. Quiero modernizar este Colegio. Quiero hacer de él un Colegio competitivo, reconocido, integrador, dialogante con las instituciones. En definitiva, un Colegio que dé contenido a lo que somos: representantes de los ciudadanos. Y hacer ver que estando un procurador en el procedimiento tiene que estar absolutamente tranquilo.
Y colaborar de manera franca, directa y completa con el Colegio de Abogados. Porque abogados y procuradores somos dos profesiones incompatibles –nada tiene que ver el derecho de defensa con el derecho de representación-, pero que tenemos que ir unidos de la mano. Dos profesiones que se complementan.
¿Por qué se hizo procurador?
Porque me gusta. Me gusta el contacto con el tribunal, con la gente, con los compañeros. El procurador tiene una faceta muy buena porque tocas todas las materias del orden jurídico. Pero nuestro misión no es defender, sino representar.
Un procurador sabe qué papel lleva, por qué lo lleva y las consecuencias que tiene el no hacerlo. Eso es lo que la gente desconoce.
¿Y por qué quiso ser decano?
Influye muchas cosas. La primera persona que confió en mí fue José Granados Weil, presidente del Consejo General de los Procuradores. Con 29 años confió en mí para llevar las finanzas del Consejo. Tuve que reajustar los gastos en el famoso Congreso de Cádiz. Y lo digo con mucho orgullo. Fue un Congreso que hoy la gente todavía lo recuerda, por lo bien organizado que estuvo.
Fue un modelo de gestión y de contención del gasto.
Cuando Pepe Granados deja la Presidencia, yo me fui.
En un momento dado, el entonces decano del Colegio de Procuradores de Madrid, Juan Carlos Estévez, me llama para reflotar las finanzas colegiales en un momento crítico. Asumí ese reto, porque soy hijo de funcionario y porque creo en el servicio público.
Logramos relanzar el Colegio.
Antonio Álvarez-Buylla, que sucedió a Juan Carlos, me pidió que continuara. Y cuando Antonio decide no presentarse a la reelección, el pasado mes de febrero, me pide que sea su sucesor. No podía decir que no.
«AQUÍ SE VIENE A SERVIR, NO SE VIENE A LUCRARSE»
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¿Cómo se lleva ser decano del Colegio de Procuradores de Madrid y dirigir, al mismo tiempo, su propio despacho?
Con mucho sacrificio y mucho trabajo. Pero, yo creo que hay una cosa muy buena en los colegios profesionales y lo digo convencido: el que estos cargos sean no remunerados, por lo menos da una independencia al cargo. Aquí se viene a servir. No se viene a lucrarse.
Que las personas que accedemos a estas responsabilidades tengamos que dividir nuestra vida colegial, nuestra vida familiar y nuestra vida profesional, es muy difícil. Esto es una vocación de servicio.
Si estos cargos fueran remunerados al final la gente trataría de llegar a ellos para ganarse la vida. Estar aquí es sacrificio. No tener horas. Vivir para tu colegio y tus colegiados. Lo más bonito que a uno le puede pasar es ser alcalde de tu pueblo, o de tu ciudad, y, en mi caso, ser decano de mi Colegio.
No tengo ninguna aspiración política.