¿QUE HACE CARLOS LESMES a cambio de ser el CARGO MEJOR PAGADO de la Administración española?

¿QUE HACE CARLOS LESMES a cambio de ser el CARGO MEJOR PAGADO de la Administración española?

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07/10/2015 00:00
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Actualizado: 07/10/2015 00:00
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Felicísimo Valbuena, periodista y consultor

A los contribuyentes nos interesa conocer por qué Carlos Lesmes percibe anualmente 130.152,62 €, aparte de trienios, como presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo. 

Desde luego, no tiene por qué impresionarnos que el presente Consejo sea o no el más politizado que hemos tenido en toda la democracia.

¿Qué trabajos realiza este señor que no realicen, y mejor, muchos catedráticos de Universidad, de Instituto, etc.?

Desde luego, sería muy conveniente organizar un debate de por qué Lesmes cobra la más elevada retribución de todos los funcionarios.

Sobre todo, cuando muestra la opacidad y el silencio administrativo como política. 

Después, a través del periodista de investigación Juan Luis Galiacho, nos acabamos de enterar de que Carlos Lesmes percibirá una “indemnización” compensatoria de 208.243 euros cuando deje su puesto político.

Durante dos años percibirá su sueldo de magistrado del Tribunal Supremo, que dividido en doce pagas, será de 8.833 euros. Más una indemnización mensual -por doce pagas-, de 8.670 euros. 

Esto quiere decir que Carlos Lesmes percibirá un montante global mensual durante 24 meses de 17.503 euros.

La Ley 74/1980 (artículo 10.5), que ni el Partido Popular ni el Partido Socialista Obrero Español han querido derogar hasta ahora, le permite llevarse un importante sobresueldo a casa; un privilegio que también tiene el presidente del Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, y los otros once magistrados del Alto Tribunal. 

Ellos no tienen la culpa de que las cosas estén así, es cierto. Pero se benefician. 

http://extraconfidencial.com/noticias/carlos-lesmes-presidente-del-supremo-y-del-consejo-general-del-poder-judicial-percibira-una-indemnizacion-compensatoria-de-208-243-euros-cuando-deje-su-puesto-politico/ 

Los británicos ya se planteaban, hace treinta años, el asunto que puede interesar mucho a los contribuyentes españoles.

Es importante plantear por qué la citada Ley 74/1980 asigna tantos privilegios a estos puestos políticos y decidir si es conveniente suprimir esos privilegios.

Desde luego, los partidos políticos no lo van a hacer, puesto que ellos intervienen en el nombramiento de los magistrados del Constitucional y de los miembros del CGPJ.

Hemos de ser los contribuyentes quienes no sólo cuestionemos los privilegios sino que nos preguntemos: ¿qué hace Carlos Lesmes para justificar su elevadas retribuciones?

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La serie de televisión británica «Yes, Prime Minister (Sí, Primer Ministro)» ya se ocupaba de qué hacía el Primer Ministro para justificar sus elevados ingresos.

Concretamente, los grandes autores-guionistas Jonathan Lynn y Anthony Jay, en el episodio El discurso televisado, escribieron lo siguiente:

-PRIMER MINISTRO: Supongo que ahora que he regresado (de un viaje a Estados Unidos) tendré mucho trabajo que hacer un montón de cosas, ¿no?

-BERNARD (Secretario personal): No, Primer Ministro.

-PRIMER MINISTRO: ¿No hay trabajo?

-BERNARD: Nada de nada. Puede resolver pocos asuntos, ahora que es Primer Ministro. Ya no tiene una función específica.

-PRIMER MINISTRO: No habla en serio.

-BERNARD: Oh, sí. Todo lo que puede leer en la prensa sobre lo mucho que trabaja un Primer Ministro, más que realidad es un mito. Eso es lo que dice el portavoz cuando sale en la tele. Si lo analiza un poco, ¿qué tiene usted que hacer?

-PRIMER MINISTRO: Presidir el Gabinete.

-BERNARD: Dos horas a la semana.

-PRIMER MINISTRO: Asistir a todos los Comités.

-BERNARD: Cuatro horas.

-PRIMER MINISTRO: Responder ante el Parlamento, no lo olvide.

-BERNARD: Otra media hora. 

-PRIMER MINISTRO: Audiencia con la Reina todos los martes; es otra hora, ¿no? 

-BERNARD: De momento, cuatro horas a la semana.

-PRIMER MINISTRO: Es ridículo, Bernard.  Hay otros temas aparte de esos.

-BERNARD: Bueno, por supuesto que tiene que leer todos los informes y viajar de un lado a otro apretando muchas manos, pero al margen de esto, pues hay muchas otras cosas que la gente querría que hiciera, y muchas más que aunque ahora no vienen al caso usted debería hacer; claro que hay pocas de las que sepa algo. 

Más adelante, Bernard habla con Sir Humphrey Appleby, secretario permanente, típico de la Administración británica.

-BERNARD: Pero, ¡es el Primer Ministro!

-SIR HUMPHREY:  Sí, por desgracia eso es verdad. Un gran coche, una casa en Londres, un chalet en el campo, infinita publicidad y una pensión vitalicia. ¿Le parece poco?  

Nunca se dicen las cosas tan en serio como cuando se dicen en broma. El humor es un buen recurso para plantearlas, sin molestar, de forma directa, como en «Yes, Prime Minister».

Ahora, vayamos al nuestro tema central de hoy: ¿Qué hace Carlos Lesmes para ganar más que cualquier funcionario? 

Veamos lo que hace en el Tribunal Supremo:

– Preside una vez al año la Solemne Apertura de Tribunales (una mañana entera si incluímos el coctel).

– Preside todas las tomas de posesión de magistrados del Tribunal Supremo (no más de 5 o 6 al año, una mañana).

– Se reúne con los presidentes de cada una de las 5 Salas del Supremo (Civil, Penal, Contencioso-Administrativo, Social y Militar) una vez a la semana. Una hora con cada uno de ellos, no suele ser más. Y además, algunas veces, tomando café.

– Además, también preside la Sala de Gobierno del Supremo una vez al mes, aproximadamente.

– Sala del 61 o la Sala de Conflictos de la Competencia. La primera no se reúne hace tiempo y la segunda se reúne cada dos o tres meses 1 hora, como mucho. 

Y en el Consejo General del Poder Judicial:

– Preside el Pleno del CGPJ, una vez al mes

– Preside la Comisión Permanente una vez por semana, suele durar una tarde o una mañana.

– Recibe a los vocales, cuando se lo solicitan. Es poco, porque 15 de los 20 consejeros no tienen dedicación exclusiva y están en sus respectivos territorios.

– Asiste a actos institucionales como conferencias, cursos, presentaciones, etc….

– Asiste a off de récord con periodistas y políticos. 

Si comparamos, por ejemplo, lo que trabajan los profesores en cualquier nivel de la enseñanza, superan ampliamente las horas de Carlos Lesmes.

Y con muchísimos más problemas que los estudiantes les plantean, personal y profesionalmente.

¿Y los guardias civiles y policías? ¿Y…?

Sí, los contribuyentes hemos de plantearnos por qué nuestros impuestos sirven para pagar tanto a Lesmes y Pérez de los Cobos y a muchos otros a cambio de lo que ofrecen.

Es una línea muy prometedora de investigación que, por cierto, también Juan Luis Galiacho lleva acometiendo desde hace dos años sobre la «supercasta» y «casta Complutense».

Se trata de 195 personas -ninguna de ella profesor/a- que ganan más que el presidente del Gobierno y/o sus ministr@s.

Ha identificado los mecanismos por los que ha llegado a formar ese gran grupo de privilegiados.

Fundamentalmente, hinchando los complementos específicos y de productividad y utilizando el Consejo Social. 

La crisis ha ayudado a descubrir la estructura real de la Complutense.

El periodismo está para ayudar a que los contribuyentes vean con claridad cómo esa «casta Complutense» no ha contribuido a resolver los problemas de esa Universidad; más bien, a agravarlos con sus retribuciones costosas.

La crisis nos ha ayudado también a comprender la estructura real del Senado, del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional.

Espero que algunos de mis artículos vayan consiguiendo difundir que Lesmes, a cambio de lo mucho que percibe, no es un campeón ni de la transparencia ni de la comunicación.

Más adelante me centraré sobre otras figuras públicas en puestos de semejante nivel. 

No quisiera acabar esta columna sin apuntar una pincelada sobre el tiempo que lleva, en el sistema judicial español, poner nombre a una evidencia.

En mi último artículo para Confilegal, preguntaba: “¿Qué nos da el CGPJ a cambio de nuestros impuestos?”.

Conté lo que me había ocurrido en el Juzgado de Instrucción nº 21, cuya magistrada es Concepción Rodríguez Acevedo.

Asistí a varios juicios y me sorprendió la gran competencia técnica y para comunicar que mostraba el fiscal que intervenía en los diferentes casos.

Ahora bien, cuando pregunté a un señor llamado Ángel, del citado Juzgado, cómo se llamaba el fiscal, me respondió que él no podía decírmelo. Como si le estuviera pidiendo la fórmula de la Coca-Cola.

Ese comportamiento me pareció extraño y a años-luz de lo que ocurre en otros sistemas judiciales.

Pensé que quizá era una característica privativa de ese Juzgado.

Decidí averiguar la identidad del fiscal y en el citado artículo conté a qué personas había acudido.

Nada logré escribiendo al Consejo General del Poder Judicial. 

Afortunadamente, el mundo judicial no se acaba en Concepción Rodríguez Acebedo, jueza del Juzgado de Instrucción nº 21 de Madrid, ni en Ángel, que pertenece al mismo Juzgado ni en Carlos Lesmes y su servicio de Prensa.

Como ocurre con los periodistas de investigación, no me resultó hercúleo el trabajo de hacerme con el correo electrónico de Fernando Noya Fernández, director de Comunicación de la Fiscalía General del Estado.

Le expongo mi necesidad de conocer la identidad del fiscal para realizar mi trabajo.

Y me responde en cuatro líneas.

Ha transmitido mi petición a la Fiscalía de Madrid, que cuenta con cerca de trescientos profesionales.

En cuanto tenga respuesta, me la harán llegar.

Suele haber cierto criterio restrictivo a la hora de facilitar identidades de funcionarios, pero en este caso por el que me intereso, cree que no debería haber ningún problema en facilitarlo. 

Por fin, recibí su respuesta el 18 de Septiembre.

El nombre del fiscal es Antonio Gil. Es decir, enterarnos en España de quién es el fiscal de un Juicio al que asistimos es de casi tres meses.

Quitemos el tiempo de vacaciones y dejémoslo en dos meses.

Ya está bien, ¿no?

Por eso aludí al olor a naftalina que desprenden algunos sectores del sistema judicial.

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