Un odontólogo condenado por un tratamiento erróneo que dejó a una paciente sin dientes

El Juzgado de lo Penal 2 de Valladolid ha dictado sentencia, tramitada por los Servicios Jurídicos de la Asociación ‘El Defensor del Paciente’ en Castilla y León, por la que se condena a un odontólogo como responsable penal de un delito de lesiones «por imprudencia menos grave». 

Deberá pagar una indemnización de 94.884 euros a una paciente y a AMA, aseguradora del médico, por un tratamiento dental que ha ocasionado en la mujer «gravísimos daños».

A consecuencia del tratamiento, la paciente ha sufrido la pérdida de sus dientes naturales, lo que le ha provocado una modificación de su estética facial, con un envejecimiento prematuro, a lo que hay que sumar una pérdida de masa ósea, que ha sido la causa de la pérdida de algunos implantes por falta de osteointegración, así como la movilidad de otros de ellos. Además, tiene importantes dificultades para la masticación y articulación de palabras, así como una periimplantitis por la que todavía hoy sigue bajo tratamiento.

Los hechos se remontan a marzo de 2009 cuando Doña L., de 60 años, acudió a la consulta de este odontólogo vallisoletano, el doctor P., por recomendación de una compañera de trabajo, mujer del dentista. Ese mismo día, el odontólogo le extrajo dicha pieza y propuso a la paciente un tratamiento de implantes dentales, previa extracción de la totalidad de los dientes.

A pesar de conocer los antecedentes de Doña L., los cuales elevaban de forma importante los riesgos de fracaso del tratamiento propuesto (enfermedad periodontal, tabaquismo, poca higiene dental, mala calidad y cantidad de hueso), el doctor, sin tratar previamente la enfermedad periodontal y sin realizar un TAC, le extrajo las piezas dentales del maxilar inferior, y le colocó cinco implantes y una prótesis provisional atornillada.

La «pésima» evolución postquirúrgica, con inflamación y dolor, así como la deficiente angulación de los implantes colocados, impidió la colocación de la prótesis definitiva en los siguientes meses. Además,  la paciente tuvo que acudir en numerosas ocasiones a la consulta por diferentes complicaciones, incluso por la pérdida de algún implante.

Sin embargo, en abril de 2011, éste decidió proseguir con el tratamiento de implantes proyectado y extrajo a la mujer las piezas dentales de la mandíbula superior, tras lo que le colocó seis implantes sin haber realizado un TAC previo, y sin haber tratados los problemas previos que habían evidenciado «el fracaso de la cirugía en maxilar inferior».

En esta segunda cirugía, el odontólogo advirtió que no era viable colocar una prótesis provisional como ya hiciera en maxilar inferior, por lo que le colocó una prótesis removible, que provocó a la mujer una reacción de inflamación facial en la paciente importante.

Como recoge la Sentencia, casi 3 años después de haber iniciado el tratamiento, el ahora condenado ha sido incapaz de colocar una prótesis en los 11 implantes que él mismo instaló, bien por una deficiente angulación de algunos de ellos (alguno colocado incluso fuera del hueso), bien por la movilidad en otros, e incluso la pérdida de otros 5, debido a una falta de osteintegración.