Este brigada de la Guardia Civil ha declarado como testigo, sin que las cámaras de la televisión institucional hayan captado su imagen.
Un guardia civil sitúa a Torra en la nave donde se guardaban 10 millones de papeletas en días previos al 20-S
Informa que también vieron en ella a diputados de Tarragona; al exdirector de Patrimonio en la vicepresidencia, Francesc Sutrías; y a la entonces responsable de Proyectos Organizativos y Territoriales de dicho departamento, Mercedes Martínez
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20/3/2019 11:09
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Actualizado: 20/3/2019 14:54
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Un guardia civil ha situado al presidente catalán, Quim Torra, en las inmediaciones de una nave en Bigues i Riells (Barcelona), donde se guardaban casi 10 millones de papeletas, en días previos a su intervención el 20 de septiembre de 2017.
Así lo ha manifestado hoy en el juicio por el proceso independentista un brigada que ha declarado como testigo, sin que las cámaras de la televisión institucional hayan captado su imagen.
Ha explicado que en los días previos a entrar y registrar dicho almacén vieron a Torra, además de diputados de Tarragona; al exdirector de Patrimonio de vicepresidencia, Francesc Sutrías; y a la que fuera responsable de Proyectos Organizativos y Territoriales del mismo departamento, Mercedes Martínez Martos, estos dos últimos investigados por los preparativos del 1-O.
Según ha expuesto, el registro a esta nave se produjo en el marco de la cuarentena de registros que se realizó el 20-S, ordenados por el Juzgado de Instrucción 13 de Barcelona, que investiga la organización y preparación del 1-O.
Comenzó a las 9 de la mañana y en ella se hallaron casi 10 millones de papeletas y 6.000 sobres para el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. El dueño, Paul Furriol, fue uno de los detenidos ese día.
A preguntas del fiscal Fidel Cadena ha narrado las «tres horas» que tardó su equipo en salir de esta nave donde, debido a que centenares de personas concentradas bloquearon las calles para impedir que se llevaran este material.
Ha contado que se realizó con total normalidad, aunque empezó a sospechar que podía haber problemas para salir de allí, ya que una hora después comenzaron a llegar manifestantes con «carteles a favor del referéndum» y a vociferar «votaremos» o «dadnos las papeletas».
Ha indicado que el número de concentrados aumentó hasta las «200 o 300 personas», entre los que se detectó a una persona que dio consignas para bloquear la salida de los furgones policiales.
El testigo ha relatado que el registro concluyó sobre las 14.00 horas y que los ocho furgones «cargados hasta arriba» con el material incautado tuvieron dificultades para poder abandonar la zona, una vez que traspasaron los cordones policiales.
Al menos en tres ocasiones los manifestantes interrumpieron su circulación sentándose en el suelo, lanzado «latas de coca-cola o botellas de plástico llenas», golpeando los vehículos o se abalanzándose a ellos, ha manifestado.
Ha recordado que incluso dos personas «de unos 60 años» participaron en estos actos y que un joven «simuló un atropello». «El ambiente era hostil», ha subrayado este agente.
Ha informado que a los coches del Instituto Armado, en el que iba el letrado de la Administración de Justicia que participó en el registro y el letrado de oficio que se designó, también les costaron abandonar las inmediaciones.
El guardia civil ha destacado de este episodio que el secretario judicial pidió algo para taparse la cara para evitar que le identificasen y que el abogado tuvo que decir a los manifestantes quién era para poder salir.
Preguntado por el fiscal sobre la función de los Mossos de Esquadra, ha explicado que «a mitad de mañana», tres agentes de paisano se acercaron para interesarse por lo ocurrido y preguntaron si necesitaban ayuda.
Ha dicho que no fue hasta al mediodía, cuando ya se estaban produciendo incidentes con las furgonetas de la Guardia Civil, cuando se solicitó ese auxilio.
Tras la petición, ha contado que a las 16.00 horas llegó una patrulla de la policía autonómica y que directamente se dirigieron a un «joven que parecía que organizaba el acto de bloqueo de salida», y consiguieron que este organizador comenzara a «abrir un pasillo» para que los vehículos circularan.
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