Testigo directo: El CGPJ fue la primera institución en defender la democracia el 23-F

40 años después de aquel nefasto momento en que la incipiente democracia española a punto estuvo de caer derrotada por la intentona golpista del coronel Tejero y los generales Armada y Milans del Bosch, conviene recordar algo que muy a menudo olvidan nuestros dirigentes políticos y casi todos los medios de comunicación.

La primera institución que se pronunció abiertamente en favor de la Constitución y en contra del golpe de Estado fue el Consejo General del Poder Judicial, y lo hizo de manera tajante, concluyente, unánime.

“Lealtad al Rey y respeto a la Constitución”, se podía leer en aquel comunicado aprobado por el pleno extraordinario del CGPJ, celebrado dos horas después de la irrupción de Tejero en las Cortes Generales.

Un Consejo del Poder Judicial, apenas con cuatro meses de existencia, y que ubicado física y provisionalmente en las plantas más altas del edificio que alberga la sede de la Audiencia Nacional, decidió que, como órgano de gobierno del tercer poder del Estado, no podía permanecer en silencio toda vez que se encontraban secuestrados los poderes legislativo y ejecutivo en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo.

Coincidía que el presidente de aquel primer Consejo General del Poder Judicial, el añorado Federico Carlos Sainz de Robles, se encontraba de viaje oficial en Baleares, acompañado por uno de los más conocidos vocales, Fernando Ledesma, quien fuera posteriormente ministro de Justicia en el primer gobierno de Felipe González.

En permanente contacto con la sede del CGPJ -en una época en que no existían los teléfonos móviles- Sainz de Robles mantuvo una línea fluida con los vocales, muy especialmente con el vocal portavoz de la institución, Gonzalo Casado, fraguando un comunicado y una respuesta del Poder Judicial en defensa de esa democracia, que tanto había costado lograr al pueblo español.

Fui testigo directo de aquel histórico momento y, por ello, me parece justo recordarlo y reseñarlo aquí. Aquel acto que hoy podría parecer normal, fue un acto de valentía y compromiso democrático que merece destacarse.