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Opinión | Por una Abogacía más visible, fuerte y unida

Opinión | Por una Abogacía más visible, fuerte y unida
Carmen Pérez Andújar explica en esta columna las razones por las que se concurrirá en las elecciones a la Presidencia del CGAE, convocadas para el 28 de junio próximo. Foto: MAIO Legal.
30/5/2024 06:30
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Actualizado: 29/5/2024 23:44
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Me llamo Carmen Pérez Andújar, soy abogada en ejercicio desde hace 28 años, nacida en Mallorca, afincada en Madrid desde hace 14 años y quiero presidir el Consejo General de la Abogacía Española.

He sido consejera electiva durante 10 años y conozco bien el trabajo que se realiza en el Consejo, mi casa hasta hace dos meses, momento en que decidí no volver a presentarme al cargo porque quería optar a la Presidencia, desde la base, como una abogada más para seguir trabajando por la abogacía española desde su máxima institución corporativa.

En primer lugar, quiero reconocer públicamente el trabajo que la presidenta saliente y los decanos y decanas realizan desde su posición de consejeros, trabajando intensamente y quitando tiempo a sus colegios, despachos y familias.

Demasiadas veces, e injustamente, ese trabajo no se percibe y no obtiene el reconocimiento que merece. Por ello, doy un paso al frente, para seguir trabajando y construyendo una Abogacía más visible, fuerte y unida.

ME PRESENTO A LA PRESIDENCIA DEL CGAE

En segundo lugar, quiero haceros partícipes del principal motivo que me ha llevado a presentarme a la Presidencia del Consejo: mejorar la institución y la abogacía. He trabajado desde el Consejo y durante todo ese tiempo he podido hablar con muchos compañeros y compañeras y he constatado que compartimos un diagnóstico similar.

El Consejo necesita un nuevo impulso que consiga, de una vez por todas, situar a nuestro colectivo en el lugar que le corresponde, tanto por nuestra importantísima labor social y constitucional, como por nuestro peso cuantitativo.

Somos cerca de 250.000 abogadas y abogados, ejercientes y no ejercientes, que deberíamos tener un peso fundamental, entre otros ámbitos, en la política legislativa que nos afecta directa o indirectamente.

¿Se nos oye?, sí.

¿Se nos escucha?, no todo lo que se debería.

¿Se nos tiene en cuenta?, no lo suficiente, teniendo en cuenta el número de profesionales que representamos y la importancia de la labor que, como principales operadores jurídicos, ejercemos en la defensa efectiva de los derechos de todos.

Considero que necesitamos una nueva dirección que aúne toda la experiencia del Consejo, pero con un nuevo impulso que lleve nuestras reivindicaciones a los centros de poder. Hagamos que se nos oiga, hagamos que se nos escuche.

La Abogacía es un puntal del Estado de Derecho que defiende los derechos de los ciudadanos, pero a veces nos olvidamos de defender nuestros propios derechos como colectivo.

ES PRECISO QUE SE NOS SIENTA EN EL PARLAMENTO Y EN LOS PARTIDOS

Debemos convencer en los pasillos del Congreso y del Senado, sentarnos con todos los representantes políticos, sin importar ideologías y con empatía, con el único objetivo de lograr nuestras legítimas reivindicaciones: el bienestar de nuestro colectivo y las mejoras que aseguren el presente y el futuro de nuestra querida y sufrida profesión, como garantes del derecho de defensa de la ciudadanía.

Apostar por un cambio no significa romper con la esencia de lo que somos ni desmerecer el trabajo realizado por todos. Además, a nuestra presidenta Victoria Ortega le debemos que las mujeres hayamos llegado al mayor honor que nuestra profesión nos puede conceder: representar a la Abogacía.

Actualmente la mujer está dando pasos definitivos al frente de las instituciones para mejorar la sociedad con un liderazgo inclusivo y comunicativo y el Consejo debe continuar siendo ejemplo.

En mi caso, mi experiencia y trayectoria profesional e institucional avalan mi preparación para asumir esta posición y los importantes retos que conlleva.

Quienes me conocen saben que soy una abogada que prefiere trabajar en equipo. Creo firmemente que la unión hace la fuerza y que solo aunando los distintos sentires que hay en el seno del Consejo podemos ser relevantes y conseguir lo mejor para todos nosotros.

Los malos tiempos para nuestra profesión no están por llegar, llegaron mucho antes de que el Covid cambiara nuestras vidas. La desunión sólo nos debilita y, ahora más que nunca, es el momento de unirnos para ser un legítimo grupo de presión que consiga sus reivindicaciones de forma efectiva, como ya hacen otros colectivos profesionales.

Necesitamos con urgencia mejoras reales en el Turno de Oficio, más avances en conciliación y la aprobación de la Ley Orgánica del Derecho de Defensa, entre otras cuestiones fundamentales. Y todo ello, y mucho más, solo lo podremos conseguir unidos, desde una presidencia que escuche y nos aúne a todos.

Necesitamos el impulso de todos para, como uno solo, lograr nuestras metas.

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

Trabajando en equipo podremos ser referentes y abordar los problemas que tenemos encima de la mesa y que nos preocupan a todos. Además de los ya mencionados, no puedo olvidarme de nuestras jubilaciones, el secreto profesional, la transparencia institucional, los retrasos en el funcionamiento de la justicia como consecuencia de la falta de medios, el respeto que merecemos en el ejercicio de nuestra profesión, nuestra salud mental, la igualdad, la efectividad de los derechos fundamentales, la tecnología y su impacto en nuestra profesión.

Y, por supuesto, nuestros jóvenes porque son el presente de la Abogacía y porque es nuestro deber dejarles el mejor futuro posible.

Desde la humildad y con la generosidad de los decanos y decanas, aspiro a presidir el Consejo con la convicción y la fuerza que me han dado todos aquellos que me han persuadido de que diera un paso al frente.

No renuncio al espíritu, a la experiencia ni a los valores de todos y cada uno de los presidentes que han ostentado el cargo, pero necesitamos abrir una nueva etapa, con una dirección diferente para que, sobre sólidos cimientos, podamos seguir construyendo lo mejor para nuestro colectivo con ideas renovadas que nos ayuden a llegar donde debemos estar. No debemos conformarnos con continuar, debemos avanzar significativamente.

Cada uno de los 83 decanos y decanas que conforman el Consejo son fundamentales en mi proyecto porque sin ellos, sin la unidad de los mismos, el Consejo no tiene ningún sentido.

Unidad no significa uniformidad.

La pluralidad, la discrepancia, los puntos de vista diferentes, la crítica constructiva, siempre enriquecen las instituciones. Escuchar e integrar es también uno de mis objetivos.

En definitiva, el próximo 28 de junio le pediré la confianza al Consejo General de la Abogacía Española con un proyecto que tengo el honor de encabezar, pero que tiene detrás a muchos compañeros y compañeras que tenemos el objetivo, pero sobre todo el deseo y el compromiso, de contribuir al desarrollo y fortalecimiento de la abogacía desde la unión y el trabajo en equipo. Solo así, con todos, lo lograremos.

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