Dolores Delgado, fiscal coordinadora contra el terrorismo yihadista: «Hay que hacer una ley de testigos protegidos a la americana»
Dolores Delgado ha sido hasta ahora fiscal coordinadora contra el terrorismo yihadista en la Audiencia Nacional, es la cuarta representante de la UPF en el Consejo Fiscal. Carlos Berbell/Confilegal.

Dolores Delgado, fiscal coordinadora contra el terrorismo yihadista: «Hay que hacer una ley de testigos protegidos a la americana»

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26/2/2018 12:20
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Actualizado: 26/2/2018 19:07
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La mente de Dolores Delgado, de 55 años, es muy rápida. No va a 100 por hora sino a 200 o quizá 300. Es una mujer apasionada con su trabajo que dispone de un despacho con vistas a la fachada principal del Tribunal Supremo y a los increíbles atardeceres que, desde sus dos ventanas, se suceden cada día.

Sobre las dos mesas, una redonda y otra cuadrada, se suceden voluminosos expedientes perfectamente organizados, de cada uno de sus casos. Colgado de la pared una enorme e increíble foto de la Puerta del Sol de Madrid tomada con una técnica especial, con múltiples exposiciones.

Durante los 25 años que lleva en la Audiencia Nacional -de los casi 28 de servicio-, Delgado ha tocado los palos del narcotráfico, del terrorismo etarra y ahora del terrorismo yihadista, del que se ha convertido en una gran experta. No en vano es la fiscal coordinadora contra el terrorismo yihadista de la Audiencia Nacional.

Es consciente del desafío al que la democracia española se enfrenta cada día.

«ETA y el terrorismo yihadista se parecen en que son dos ideologías patógenas. Coinciden en la irracionalidad. En la imposición violenta de las ideas, como una ideología base patógena brutal sin la que no podrían cometer esas acciones. En cuanto a la operativa, la jerarquía, la estructura o los contornos de organización, no tienen nada que ver», afirma.

Y añade: «Nuestro talón de Aquiles es la Ley de Testigos en vigor, la 19/94. Está obsoleta. Contamos con información procedente de los informes de inteligencia, de agentes encubiertos, de las familias, de los entornos. A todo eso tenemos que protegerlo. Hay que dar seguridad a los testigos protegidos».

¿Qué propone usted, una ley de testigos protegidos a la americana en la que se les da una nueva identidad y se les traslada de ciudad, para que comiencen una nueva vida, debidamente vigilados?

Así es. Hay que hacer una ley de testigos protegidos a la americana. Estamos trabajando con una norma de 1994 y estamos en 2018. Estaba pensada para un tipo de delincuencia de criminalidad organizada y ahora tenemos otra que no tiene nada que ver. Esto no es ETA. Esto es otra cosa. Hay que dar cobertura legal y de todo tipo a aquellas personas que colaboran con el Estado. Su seguridad es primordial para el éxito de nuestras investigaciones.

La primera parte de la radicalización yihadista consiste en que el sujeto se crea la historia de que los musulmanes están siendo victimizaros o que el Islam está siendo perseguido. Yolanda Rodríguez/Confilegal.

Usted se ha referido, recientemente, en varias ocasiones, a la «narrativa yihadista». ¿En qué consiste?

La narrativa yihadista existe. Ellos tienen su lenguaje, su discurso, sus sistemas, su forma de hablar y de contar. Con todo eso consiguen una victimización: ‘El mundo musulmán está siendo oprimido’. Piensan que hay un trato injusto del mundo musulmán. Y esa es la primera parte de la radicalización: conseguir la victimización de los musulmanes o la persecución del Islám.

Después, buscan a los culpables de esa victimización: los infieles y los apóstatas. Entendiendo por infieles a todos aquellos que no somos musulmanes. Los apóstatas son los musulmanes que no ejercen o que apoyan al mundo de los infieles.

Por último estaría la justificación de las acciones. En esa narrativa, que forma parte de la propaganda yihadista, encuentran el caldo de cultivo.

¿Cómo pueden justificar esas acciones?

Son capaces de justificar cualquier atentado, incluso algunos van más allá y llegan a cuestionar la realidad. Acabo de celebrar un juicio donde se cuestionaba la realidad de los atentados en el semanario Charlie Hebdo, en París. Había un video donde pretendían demostrar que estos atentados fueron mentira. Incluso se plantean que los atentados del 11-S, en Nueva York, fueron unos autoatentados.

La narrativa yihadista existe. Ellos tienen su lenguaje, su discurso, sus sistemas, su forma de hablar y de contar

Pero eso solo pueden creérselo personas muy débiles de carácter y de convicciones, ¿no es así?

No lo crean. Hay gente con tantas ganas de creérselo que refuerzan el convencimiento. Se lo acaban creyendo porque tienes muchas ganas de creerlo.

Aquí, en la Audiencia Nacional, se está aplicando el mismo método que con los terroristas de ETA. En algunos casos están posibilitando la puesta en libertad de determinados yihadistas a cambio de su arrepentimiento. ¿Funciona?

Depende de los casos. Ahora tenemos una legislación nueva, donde el propio legislador nos ha dado una herramienta muy importante como es la rebaja en uno o dos grados de las penas cuando a través de una confesión, aunque sea tardía, nos ayudan en la política criminal.

Dos grados de rebaja son muchos grados…

Así es. Son muchos grados. La utilización que se hace de esa herramienta, de esa conformidad, porque al final es una conformidad tiene que se individualizada, asistida, tiene que tener una finalidad, un motivo, unas razones para hacerlo y tenemos que mirar al futuro. Aquí también tenemos unas medidas de seguridad que podemos aplicar, como puede ser la libertad vigilada.

Uno de los objetivos contra el terrorismo yihadista es conseguir la desradicalización con una contranarrativa del Estado. Yolanda Rodriguez/Confilegal.

¿Durante cuánto tiempo puede haber libertad vigilada?

Se pueden tener hasta más de diez años. También tenemos medidas de reinserción, resocialización, reeducación, desrradicalización… Hay una serie de medidas en el 106 del Código Penal que se pueden aplicar, eso sí, sin generalizar, caso por caso.

¿En qué consistió la llamada Operación Jaber?

Se trataba del reclutamiento,  captación y adoctrinamiento de jóvenes para mandarlos a zona de conflicto. Los acusados quisieron reconocer los hechos, pero pertenecen a una sociedad como la melillense, que es muy cerrada. El líder de esta cédula es un referente en Melilla. Todos hicieron un reconocimiento en el juicio oral, que fue realmente impactante sobre el Islám, sobre la no violencia, sobre el camino equivocado del Islám violento, sobre que la yihad de la espada inadmisible en una interpretación pacífica del Islám. Se trata de gente que luego va a tener que volver a sus espacios.

A todos se les han impuesto seis años de prisión, que no son pocos por integración en una organización terrorista. Además se le ha impuesto unas medidas de seguridad dilatadas en tiempo. Un control.

A los terroristas yihadistas se les puede imponer una libertad vigilada de hasta 10 años

Cuando vuelvan a sus espacios su gente no les va a recibir como héroes…

Pues no lo sé, pero han contribuido a lo que pretendemos que es la prevención del delito. El terrorismo yihadista tiene una parte muy ideológica de radicalización, todo lo que contribuya a conseguir esa desradicalización o esa contranarrativa a la radicalización es bueno, ya sea desde los investigadores, los medios de comunicación o desde la justicia.

Eso no quita para que haya casos en los que esto no sea posible. No hay conciliación posible porque restar años de cárcel supone aumentar el riesgo para la seguridad de la sociedad.

¿Son más difíciles de desradicalizar las mujeres o los hombres?

No se puede hablar de un único perfil. Tampoco se puede hablar de un único patrón de conducta. Es verdad que el comportamiento de los jóvenes adolescentes, chavales que están en el límite de la edad penal, 16 o 17 años, sí es más fijo. Tienen unos patrones determinados, tienen una capacidad de ser influidos de una determinada manera, ven los videos como videojuegos y los asumen como tales.

En la Audiencia Nacional la instrucción «de facto» la llevan los 54 fiscales que componen las Fiscalías Antidroga, Terrorismo y Anticorrupción, lo que es una buena buena experiencia piloto a la hora de preparar la transferencia de la instrucción a los fiscales de toda España. Yolanda Rodríguez/Confilegal.

¿Cuando ven los videos donde alguien están decapitando a otros creen que no son reales?

Los asumen como una película. Saben que es real, justifican que eso sea así, pero no son conscientes de que hay un montón de personas a las que les están cortando realmente el cuello.

Durante un juicio, a veces, se pasan imágenes de gente degollando a otras personas ¿qué piensan las personas que están acusadas en ese juicio por emitir esas imágenes?, ¿cómo miran esas imágenes?

Son miradas muy metálicas, muy frías, muy gélidas. Impasibles. Como alguien que asume perfectamente eso. Es más, en algunos casos nos han dicho, las personas que se relacionan con ellos, que disfrutan con la visión de estas imágenes. Es como una victoria. Además, tienen la justificación de que ellos son víctimas.

La victimización, la culpabilización, la justificación y el paso a la acción son los cuatro pasos que sí o sí se producen. Es tal la asunción de todo este proceso que a ellos esos vídeos donde se ve cómo se les corta la cabeza a un grupo de personas, con primeros planos, donde se aprecia la angustia, sus caras después de morir les llena de satisfacción total.

La futura instrucción por parte del fiscal no puede ser una instrucción mimética a la del juez instructor. Tiene que ser otro modelo, otro sistema

¿Cuántos fiscales hay en la Audiencia Nacional?

Aquí somos 18 fiscales. A estos hay que sumar los de las Fiscalía Anticorrupción y los de la Fiscalía Antidroga. Son las tres fiscalías que operan en la Audiencia Nacional. Nosotros tenemos aquí la suerte de que somos muchos fiscales. A esto hay que sumar que estamos en la Audiencia Nacional, que cuenta con una potencialidad brutal en materia de criminalidad organizada. Por eso tenemos la capacidad real de impulsar los procedimientos y de interactuar con los investigadores.

Además, tenemos unos jueces centrales de instrucción que actúan como jueces de garantías, sin contar con el estatus “todavía” de jueces de garantías. De otra forma no llegarían a todo. Quien marca el paso de las investigaciones somos nosotros, los fiscales.

Esto sería como una experiencia piloto de lo que es una instrucción fiscal, contando con que aquí somos muchos fiscales, y eso no pasa en otros sitios.

El problema es encajar  un sistema con las mismas garantías que existen ahora, con los jueces, donde aparecen la acusación particular y popular, que piden pruebas. ¿No le parece?

Claro. Hay que encajar muchísimas cosas. La futura instrucción por parte del fiscal no puede ser una instrucción mimética a la del juez instructor. Tiene que ser otro modelo, otro sistema. No puede ser lo mismo.

Si repetimos el modelo tendríamos que duplicar o triplicar el número de fiscales, crear unas oficinas fiscales realmente operativas, establecer otras normas de actuación…. Necesitamos cambiar el sistema.

Dolores Delgado se hizo fiscal por causalidad y en esa suerte descubrió una vocación que le ha impulsado toda su vida. Carlos Berbell/Confilegal.

¿Por qué hizo usted la oposición a fiscal?

Fue casualidad. Yo soy de Madrid, acabe muy joven la carrera y me case nada más terminar la carrera de Derecho. Mi carrera no tiene nada que ver con mi familia, mi padre era médico, falleció hace tres meses.

Tras casarme me fui a Barcelona y entré inmediatamente en un despacho. No me pagaban nada y me planteé estudiar una oposición.

Yo vivía al lado del Palacio de Justicia, entré allí, subí las escalinatas y le pregunté a uno de los hujieres que había en la puerta si sabía de alguien que preparara oposiciones. Me daba lo mismo ser abogada del Estado, juez, fiscal, lo que fuera. Me mandó a la planta segunda y estaba el fiscal José María Romero de Tejada (ya fallecido). Yo tenía 22 años y empecé a preparar con él y aprobé la oposición de fiscal.

¿En cuanto tiempo sacó la oposición?

En dos años.

¿Se enamoró de esto?

Me siento orgullosa de ser fiscal. Nuestro trabajo es apasionante, aunque es cierto que en ocasiones su desarrollo es muy complicado, tanto en las fiscalías especializadas como en las territoriales.

La plantilla es muy reducida para la carga de trabajo que soporta el Ministerio Fiscal. Algunas reformas legales, como el artículo 324 de la lecrim, han supuesto una situación que puede llegar a ser límite en nuestra función acusatoria. La justicia digital en vez de ser una herramienta de asistencia puede ser un serio obstáculo en el desarrollo de nuestro trabajo…

Nuestras reivindicaciones laborales son legítimas y necesarias. La conciliación familiar para los/las fiscales a veces es muy complicada…

Si no tenemos autonomía presupuestaria no podemos ser independientes. Es imposible

¿Descubrió su vocación por casualidad?

Absolutamente. Por casualidad, sin buscarlo.

El otro día, el fiscal general del Estado, Julián Sánchez Melgar, utilizó una palabra una frase, que ningún otro fiscal, -ni siquiera el tristemente desaparecido José Manuel Maza-, había utilizado antes: independencia. Dijo que iba a luchar por la independencia del Ministerio Fiscal. Fue una declaración de principios. Y abogó por contar con un presupuesto propio. La llamada autonomía presupuestaria. ¿Comparte su punto de vista?

Que el Ministerio Fiscal tenga una autonomía presupuestaria garantiza el primer ejercicio de la independencia.

Nosotros necesitamos tener unidad de criterio, eso está claro, por el derecho de los ciudadanos a ser iguales ante la ley. Ahora, eso no significa que no tengamos una independencia. Independencia a la hora de tomar decisiones legales y transparentes, con una seguridad y un apoyo.

Si no tenemos autonomía presupuestaria no podemos ser independientes. Es imposible. Es imposible que no organicemos nuestros propios cursos de reciclaje. Hay países como Francia donde son obligatorios cada equis años. Una formación que garantiza nuestra propia capacitación.

Pero para hacer eso no tenemos que pedir permiso, ni tenemos que pedir dinero. Necesitamos establecer cuáles son nuestras necesidades y tener los medios para cubrirlas.

Todo lo que se haga para que el Ministerio Fiscal sea más independiente, más transparente, siempre con una unidad de criterio, redundará en el ejercicio de nuestra función y en los ciudadanos.

Y más si estamos pensando en un modelo instructor. O lo preparamos o no vamos a llegar a ningún puerto.

Las últimas promociones de fiscales son «brutalmente femeninas», según Dolores Delgado, y eso debe reflejarse en el alto mando. Yolanda Rodríguez/Confilegal.

Usted se presenta como candidata a las elecciones al Consejo Fiscal por la Unión Progresista de Fiscales, que tendrán lugar el próximo 22 de marzo. ¿Por qué?

Creo en la carrera fiscal. Creo que está llena de gente que vale la pena. El Consejo Fiscal es un canal, una herramienta donde podemos expresarnos y manifestarnos. Es una institución que puede aportar mucha transparencia a la carrera.

Una de las cosas que no funcionan es que, siendo más mujeres en la carrera fiscal, hay pocas en los altos cargos, como, precisamente, en el Consejo Fiscal. Tenemos una base que es absolutamente femenina y esta base tiene que ir subiendo. Porque nuestras promociones son brutamente femeninas.

Nosotros somos una carrera jerárquica y tenemos esa jerarquía en el ADN. Somos muy respetuosos con la autoridad, con nuestra cadena de mando, pero también, por otro lado, nos pesa el tema de la legalidad.

Toda aquella herramienta que nos sirva para equilibrar la jerarquía y la legalidad, que sea un canal para poder dar tranquilidad, seguridad y transparencia a los fiscales, nombramientos con méritos, que si alguien plantea un artículo 27 tenga un espacio dónde explicar por qué lo ha hecho. Esto último es muy duro, un 27 con un jefe puede ser duro.

Una de las cosas que no funcionan es que, siendo más mujeres en la carrera fiscal, hay pocas en los altos cargos

Bueno, Sánchez Melgar también anunció que iba a haber una nueva instrucción sobre el artículo 27…

Fenomenal. Me parece genial. Necesitamos ese tipo de herramientas. Es una carrera muy bonita donde tenemos algunas cosas que no funcionan.

¿Votan todos ustedes? ¿Los 2.407 fiscales?

Suele votar en torno a un 60 por ciento. Pero esta vez va a votar más gente porque se van a habilitar las áreas como puntos de votación. No te tienes que desplazar a la fiscalía provincial o del Tribunal Superior de Justicia para poder votar sino que podrás votar en tu área, tu espacio de trabajo. Se va a facilitar la participación de los fiscales.

Si es elegida para el Consejo Fiscal, ¿va a contribuir a producir cambios positivos para la carrera?

Pues me gustaría. Para eso me presento [se ríe]. Somos una candidatura de la Unión Progresista de Fiscales muy potente. Tenemos a María José Segarra, que es la jefe de Sevilla, una mujer muy seria que vale mucho. Lleva tres mandatos. Con eso se dice todo. Tenemos a Álvaro García, que fue nuestro portavoz y es el fiscal de medio ambiente de Galicia, que es una delicia de hombre, con una cabeza muy bien estructurada.

Luego tenemos a Diego Villafañe, de la fiscalía de L’Hospitalet, en Barcelona. Inés Herreros, de Violencia de Género, en Canarias, y Carlos García Berro, que antes se encargaba de delitos económicos en Madrid, y ahora está aquí, en la Audiencia Nacional.

Es muy importante que haya pluralidad, transparencia y debate en el Consejo Fiscal. Que no sea un rodillo.

La influencia de Carlos Jiménez Villarejo, cuando era fiscal jefe en Barcelona, y todo el ambiente que conoció allí, mientras estuvo destinada, contribuyeron a que se hiciera de la UPF. Yolanda Rodríguez/Confilegal.

¿Porque se hizo de la Unión Progresista de Fiscales?

Porque es una asociación que defiende a la carrera fiscal desde el compromiso con el interés general y los valores democráticos. Pertenezco a la UPF desde el año 1990 y cada día me siento más identificada con sus principios y su trabajo por esta carrera.

Me afilié cuando estaba destinada en Barcelona. La Fiscalía allí, entonces, era muy potente. Los fiscales teníamos mucha fuerza con Carlos Jiménez Villarejo, que estaba de jefe. De teniente fiscal estaba Alejandro del Toro. Luego vino José María Mena. Era una fiscalía que tenía mucho prestigio dentro de los órganos judiciales. Éramos gente muy joven. Nos comíamos el mundo.

Podías hacer, desde el principio, de todo. Llevar una querella, hacer un juicio en sala, que en otros sitios más pequeños no puedes hacerlo si eres recién llegado.

Era una fiscalía muy progresista, seguro que marcada por la propia jefatura. Yo estaba encantada. Éramos muchos de la UPF. Yo empecé a ir a congresos y me gustó muchísimo. Conformaba mi pensamiento, mi compromiso. Y muy feliz de seguir siendo de la UPF.

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