José Borrell, durante una sesión de control al Gobierno en el Congreso. / EP
España retira el estatus diplomático al delegado del Gobierno de Flandes
en protesta por las declaraciones "inaceptables e impropias de un país amigo y aliado" del presidente del Parlamento flamenco, Jan Peumans
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17/10/2018 12:19
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Actualizado: 17/10/2018 13:42
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El Gobierno anunció ayer la retirada del estatus diplomático al delegado del Gobierno de Flandes en España, André Hebbelinck, en protesta por las descalificaciones contra España del presidente del Parlamento de Flandes, Jan Paumans, del partido nacionalista de la Nueva Alianza Flamenca (NV-A).
Además, el Ministerio de Exteriores ha anunciado que no acreditará en lo sucesivo a ninguna persona para desempeñar este puesto.
De este modo, y de acuerdo con el artículo 9 del Convenio de Viena de Relaciones Diplomáticas de 18 de abril de 1961, España deja de considerarle agente diplomático de la Embajada del Reino de Bélgica, retirándosele los correspondientes privilegios e inmunidades.
El hasta ahora delegado podrá si lo desea seguir prestando servicios como personal de la misión diplomática, de conformidad con el régimen aplicable a los ciudadanos comunitarios, pero sin estatus diplomático, según ha informado el Ministerio de Asuntos Exteriores.
TRES QUEJAS FORMALES DEL MINISTERIO DE EXTERIORES
El ministro Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, convocó ayer tarde al embajador de Bélgica en España, Marc Calcoen, en la sede del Ministerio para que le explicase las continuadas «descalificaciones» de Peumans.
Jan Paumans (Maastricht, 1951)./ Facebook
La primera tuvo lugar en una carta del presidente del Parlamento flamenco a la expresidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, en prisión preventiva por el procés, en la que puso en duda que España cumpla con los estándares para formar parte de «una Unión Europea democrática».
Pese a las quejas del Ejecutivo español, Peumans reiteró sus afirmaciones, y con la reunión de ayer ya han sido tres las veces que el representante de la diplomacia belga ha sido convocado por Exteriores.
La primera tuvo lugar el pasado 20 de septiembre para que diera cuenta de las palabras de Peumans en su carta a Forcadell.
Unos días después, volvió a ser convocado y fue el secretario de Estado para la UE, Luis Marco Aguiriano, quien expresó el «profundo malestar» de España por las declaraciones del dirigente flamenco Peumans, que se había ratificado en sus críticas a España tras el incidente de la carta.
Aguiriano hizo saber al embajador belga que España «es una democracia plena, de la que no duda ninguna institución internacional ni Estado miembro de la UE» y reiteró que las descalificaciones de Peumans eran «inaceptables».
No obstante, Peumans volvió a atacar a España el pasado miércoles. Fue durante la inauguración de la exhibición ‘La Revolución de las Urnas’, en la que también participó el expresidente catalán Carles Puigdemont.
Calificó de «inadmisible» el encarcelamiento de los líderes separatistas catalanes por la consulta del 1-O e insistió en que, a su juicio, «el Gobierno español es incapaz de cumplir las condiciones para formar parte de una Europa democrática».
«Encerrar a políticos es un acto de violencia», dijo.
Además, trazó paralelismos entre la situación en Cataluña y la guerra de los 90 en Bosnia, al asegurar que una exposición anterior que acogió la institución flamenca sobre el país balcánico es «muy similar con esta».
‘SON DECLARACIONES INACEPTABLES E IMPROPIAS DE UN PAÍS AMIGO Y ALIADO’, AFEÓ EL MINISTRO AL EMBAJADOR BELGA
Borrell trasladó al embajador belga ayer el «malestar» de las autoridades españolas por estas declaraciones, que ve «inaceptables e impropias de un país amigo y aliado como es Bélgica y contrarias al espíritu de fraternidad entre pueblos que comparten un proyecto común en el marco de la Unión Europea».
El encuentro se prolongó durante unos 25 minutos y el embajador belga rechazó hacer declaraciones a su salida. «Preguntadle a él», espetó.
Hoy, el ministro ha reconocido que la retirada del estatus diplomático al representante del Gobierno de Flandes en España «es ya en sí un conflicto diplomático» y ha dado por hecho que «va a haber una respuesta».
Borrell ha hecho hincapié en «España no puede permitirse que, una vez tras otra, el presidente de un Parlamento actuando como tal diga que somos un país que tiene que ser expulsado de la UE», como ha hecho en tres ocasiones el de Flandes, Jaen Peumans.
«Hemos advertido tres veces, y a la tercera va la vencida», ha añadido.
Además, el ministro ha destacado que, a título personal, Peumans «puede decir lo que le venga en gana», pero no hacer esas afirmaciones en cartas «con sello y membrete del Parlamento» que, según lo que él sabe, «no se ha pronunciado sobre el tema».
«Eso ningún país que se respete lo puede tolerar», ha remachado.
FLANDES TACHA DE ACTO ‘MUY HOSTIL’ LA RETIRADA DEL ESTATUS DE DIPLOMÁTICO DE SU DELEGADO
El ministro-presidente de Flandes, Geert Bourgeois, ya ha tachado la medida de España de «acto muy hostil».
Ha criticado que se trata de una decisión inédita en las relaciones de países de la Unión Europea.
Ha informado que contactará con la embajadora de España en Bélgica para aclarar lo ocurrido y tratar de que Madrid dé marcha atrás, según publican los medios belgas.
«Esto nunca ha pasado en la historia de la Unión Europea, nunca desde la creación de la Comunidad europea del carbón y del acero», se ha quejado en una entrevista a la emisora pública flamenca Radio 1 de VRT.
Además, Bourgeois ha indicado que no cuenta con ninguna notificación oficial de la decisión, que fue trasladada al embajador belga mediante «nota verbal», por lo que dice no conocer los detalles ni razones que han llevado a la sanción de su delegado.
Hasta ahora la postura oficial de Bélgica ha sido la de tomar distancia y dejar claro que la política exterior la fija el Gobierno federal y no el presidente del Parlamento de Flandes.
Se da la circunstancia de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viaja hoy a Bruselas para participar en un Consejo Europeo, al que también está previsto que acuda el primer ministro belga, Charles Michel.
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