Antonio Rubio desentraña como fue el terrorismo de Estado de la democracia en «GAL, el triángulo», una serie en podcast
El periodista Antonio Rubio, en el centro, entre el exsubcomisario jefe del grupo de información de la Policía Nacional de Bilbao, José Amedo, "el capataz", miembro de los GAL y condenado a 108 años de cárcel, y Pili Zabala, hermana de José Ignacio Zabala, una de las víctimas de la “guerra sucia”, presunto miembro de ETA, que fue secuestrado en Francia y trasladado a España, donde fue torturado y asesinado. Rubio, en su serie, revela también el papel de la masonería. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Antonio Rubio desentraña como fue el terrorismo de Estado de la democracia en «GAL, el triángulo», una serie en podcast

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10/10/2021 06:48
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Actualizado: 10/10/2021 06:48
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«El tiempo es igual a la verdad. Cuanto más tiempo se dedique a una historia se estará más cerca de la verdad. Yo a esta historia le he dedicado 38 años de mi vida», explica el periodista de investigación Antonio Rubio, autor de la nueva serie «GAL: El triángulo», realizada en formato «podcast», en la que se aborda la auténtica realidad del terrorismo de Estado puesto en marcha por el primer gobierno socialista de la democracia para acabar con ETA.

«Para mí tanto ETA como los GAL, los autodenominaros Grupos Antiterroristas de Liberación, eran  terroristas. En mi nueva serie navego, precisamente, entre el terrorismo de Estado y el terrorismo de ETA», aclara el también profesor universitario.

En la serie, realizada para Podimo, una plataforma de «podcasting» danesa que aspira a convertirse en el «Netflix» europeo de los «podcast, Rubio relata como Luis Morcillo, un sicario de los GAL, le confiesa, estando en libertad, que él mató al médico pediatra y dirigente de Herri Batasuna, Santiago Brouard, en su consulta de Bilbao el 20 de noviembre de 1984. Un delito por el que fue condenada otra persona.

Este fue el único atentado terrorista de los GAL realizado en territorio español.

También cuenta como tanto Policía Nacional como Guardia Civil mintieron al juez de la Audiencia Nacional, Carlos Bueren, que investigaba a los GAL y el paradero de sus miembros, todos sicarios, el francés George Alfons Mendaille, que vivía en un pueblo de Gerona.

En una de sus búsquedas, Bueren le pidió ayuda a Rubio y a su exsocio, Manuel Cerdán, para localizarlo, cosa que hicieron a través de un reportaje que publicaron en El Mundo.

Asimismo, refiere cómo las cosas comenzaron a cambiar cuando un nuevo equipo entró en el Ministerio del Interior, capitaneado por Juan Alberto Belloch –también ministro de Justicia– y particularmente en la Secretaría de Estado de Interior, que ocupó Margarita Robles, actual ministra de Defensa.

«Robles facilitó el esclarecimiento de la guerra sucia del Estado. Si no hubiera sido por ella, el asesinato de Lasa y Zabala jamás se hubiera resuelto y el comisario Enrique de Federico no hubiera seguido investigando«, revela el periodista.

EL TERRORISMO DE ESTADO COMENZÓ EN 1983 Y TERMINÓ EN 1987

José Antonio Lasa Aróstegui y José Ignacio Zabala Artano, ambos de apenas 20 años, eran supuestos miembros de ETA cuando el 15 de octubre de 1983 fueron secuestados por miembros del GAL de la Guardia Civil en Bayona, Francia.

Ambos jóvenes fueron llevados al Palacio de La Cumbre, de San Sebastián, donde fueron torturados.

Después fueron trasladados a Aguas de Busot (Alicante), donde fueron obligados a cavar su propia fosa y después fueron asesinados. Sus cuerpos fueron cubiertos con cal viva.

Sus restos fueron hallados en 1985 pero no fueron identificados hasta 1995, a pesar de que en la autopsia que les hicieron encontraron signos de que habían sido torturados. Fueron las primeras víctimas de los GAL.

De acuerdo con el periodista de investigación, el terrorismo de Estado comenzó en 1983 –en el último trimestre de ese año ETA cometió 16 atentados mortales–  y terminó en 1987. La banda terrorista asesinó a un total de 197 personas en ese periodo de tiempo.

Los GAL fueron, en su mayor parte, mercenarios y soldados de fortuna que habían pertenecido a la OAS (Organización del Ejército Secreto, en español), una organización armada clandestina y terrorista francesa que combatió a los independentistas argelinos y al gobierno francés, y a la Legión Extranjera.

Se cobraron 27 víctimas mortales. Todas, menos una, en el sur de Francia, donde se refugiaban los miembros de la organización terrorista.

Los GAL fueron creados para presionar al gobierno francés para que acabara con el santuario del sur de Francia, a donde regresaban los terroristas de ETA tras cometer los atentados en España y donde vivían apaciblemente.

Varios policías franceses colaboraron con el Ministerio del Interior español, que dirigía José Barrionuevo, junto con el secreatario de Estado, Rafael Vera, y el director general de Seguridad, Julián Sancristóbal, localizando a los mercenarios, que fueron después condenados –y amnistiados más tarde por el primer gobierno de José María Aznar. 

Tanto los policías franceses como los sicarios cobraban de los fondos reservados españoles.

Antonio Rubio y su ex socio periodístico, Manuel Cerdán, consiguieron revelar que no existió un solo GAL sino tres: El GAL de la Policía Nacional, el GAL de la Guardia Civil y el GAL del CESID, que después se refundó y cambió su nombre por el de Centro Nacional de Inteligencia o CNI. Fue durante el tiempo en el que trabajaron para la revista Interviú. 

Los atentados de los GAL en el sur de Francia terminaron por afectar a la economía del País Vasco-Francés, lo que finalmente empujó al gobierno galo a colaborar con el español en acabar con ese santuario, haciendo la vida más difícil a los miembros de la organización terrorista.

Amedo, durante su intervención. Pili Zabala sigue sus palabras con mucho interés. En el centro, Antonio Rubio. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Para su serie, Rubio ha podido reunir a Pili Zabala, hermana de José Antonio Lasa, y también a José Amedo, exsubcomisario jefe del grupo de Información de la Policía Nacional de Bilbao, a quien el periodista apodó «el capataz», porque era el encargado de organizar las operaciones sobre el terreno del «GAL azul», el GAL de la Policía, fijando los objetivos y pagando a los mercenarios con los fondos reservados que le llevaban desde Madrid. 

Amedo fue abandonado por sus superiores y condenado por la Justicia a 108 años de cárcel, aunque finalmente fue indultado.

Rubio ha conseguido reunir a la víctima y el policía implicado en la «guerra sucia» para hablar, con todo respeto, desde sus respectivas posiciones de lo sucedido.

«El PSOE creó el GAL para ganarse a los militares», afirmó Pili Zabala durante la presentación de la serie, junto a Amedo. 

El expolicía, impresionado por el dolor de Pili Zabala, dijo sentirse víctima doble: «Víctima de ETA y víctima de la violencia del Estado. De ETA porque Josu Ternera, el número uno de ETA, vino a matarme. Y del Estado porque me dejaron abandonado».

Rubio también descubre, en su serie, «GAL: El triángulo», la tercera parte de ese triángulo: el papel que jugó la masonería en la gestación del terrorismo de Estado. 

«Es una nueva visión de lo que fue y cómo se desarrolló el terrorismo de Estado, con nuevas pruebas, con nuevos testimonios. Es el relato periodístico que más se ha acercado a la verdad sobre esta época oscura de la democracia española», concluye.

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