Día del Orgullo Friki: ser un fan de las series y las pelis puede acabar ante los tribunales
No siempre los productos accesibles en Internet respetan la normativa. Foto: EP

Día del Orgullo Friki: ser un fan de las series y las pelis puede acabar ante los tribunales

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25/5/2024 00:45
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Actualizado: 28/5/2024 16:35
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El día 25 de mayo se celebra uno de los momentos más especiales del año para muchos: el Día del Orgullo Friki. Una celebración para los más fieles a series y películas que cada año coge más popularidad entre grandes y pequeños.

Sin embargo, no siempre este amor por series, películas o libros se llega a ajustar al derecho. Y es que, en muchas ocasiones, ya sea por falta de recursos económicos, o por desconocimiento, algunos de estos «frikis» caen en situaciones que pueden acabar ante los tribunales.

Es el caso de la tentación, más aún en plena era de Internet, de imprimirse sus propias camisetas, inspiradas en los personajes favoritos de cada uno.

Así pues, la abogada Cristina Casas Feu, socia de Casas IP Abogados, es clara ante la posibilidad de que alguien produzca su propio «merchandising». «No. No puede crearlo, ni venderlo, ni comercializarlo, ni publicitarlo. No sin vulnerar los derechos de propiedad intelectual de la productora, o incluso los derechos de imagen de quienes salgan», explica la letrada.

Y es que la productora de una película, por ejemplo, no sólo registra los roles o los actores. «También el nombre de la película y, por supuesto, todo el merchandising. Por lo que cualquier persona que saque un producto idéntico o parecido está infringiendo los derechos».

Una protección del «merchandising que también se amplía a plataformas de venta digital como Amazon.

«Hay plataformas serias que piden al vendedor que es el propietario de esos derechos», asegura Casas Feu a Confilegal. Es el caso de Ámazon, que llega aponerse en contacto con las marcas para comprobar que el titular de la venta es el legítimo propietario de la propiedad intelectual.

«Otras plataformas no lo hacen. Pero, de todas formas, en cualquier plataforma se puede denunciar la venta ilegal», explica la abogada.

Autenticidad de los productos y la posibilidad de «alterarlos»

Denuncia que se puede presentar ante la propia plataforma, en su apartado de «mis derechos», donde te identificas como propietario de la marca. También se puede hacer a través de una demanda al infractor de marca, o una demanda por piratería, ya que está infringiendo la marca.

«En cualquiera de esas dos vías judiciales, hay indemnización por daños y prejuicios«, explica Cristina Casas Feu. Eso sí, con la contra de que la demanda puede tardar varios años en resolverse.

Una cuestión que hace que todo parezca quedar en manos de los consumidores, que tienen que ser conscientes de si el producto que están comprando, especialmente «online», sea original.

«La UE considera que el consumidor está informado. Es muy importante conocer el canal de distribución de ese producto. Si se ven productos de una marca a través de una red social, o en plataformas como Ali Express, es muy posible que no sea original».

Planteamientos en los que también el precio se convierte en un elemento clave. «Si me encuentro una camiseta de un equipo de fútbol de primera división a 20 euros, obviamente, es llamativo de que no es original».

Una protección de la marca que también se extiende a siluetas o imágenes, aunque estén alteradas. Algo que protege por igual los derechos sobre un dibujo animado, como en el caso del rostro de un actor.

» Eso sí, utilizar ciertos colores puede ser evocativo, pero no se está infringiendo la marca», explica la abogada. Una cuestión que depende de la marca. Así pues, el chocolate Milka «tiene registrado el color malva». Algo que hace que no puedas producir chocolate en ese color de envoltorio.

Pero hecha la ley, hecha la trampa. Y es que los resquicios siguen existiendo en la normativa, incluso en los productos más «frikis».

«La infracción es cuando es idéntico o similar. Hay una parte gris, que pueda llegar a recordar a una marca, pero que no se esté infringiendo«, explica la abogada. Una delgada línea en la que se puede mover el «merchandising» no original, pero ante el que las marcas también actúan; en esta ocasión, por competencia desleal.

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