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Opinión | León XIV, gran mediador y constructor de puentes en un mundo fracturado    

Opinión | León XIV, gran mediador y constructor de puentes en un mundo fracturado    
Jorge Carrera, abogado, exmagistrado, exjuez de enlace de España en Washington y consultor internacional, analiza los retos del nuevo Papa, León XIV, en un mundo fracturado, como este. Foto: EP.
08/5/2025 21:13
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Actualizado: 08/5/2025 22:07
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La elección del cardenal Robert Francis Prevost como Papa León XIV el 8 de mayo de 2025 ha sido un evento de gran trascendencia. Es la primera vez en la historia que un estadounidense – y también peruano– asume el Pontificado.

La rapidez del cónclave que lo eligió, concluido en solo dos días, sugiere un claro consenso entre los cardenales, quienes parecieron identificar en Prevost una figura capaz de equilibrar la continuidad con el pontificado anterior y la experiencia administrativa necesaria para guiar a la Iglesia en el complejo panorama global actual, caracterizado por la secularización, las tensiones geopolíticas y la polarización interna.

Aunque es descrito como «cosmopolita» debido a su extensa trayectoria internacional y su doble ciudadanía estadounidense-peruana, su origen generará inevitablemente discusiones sobre cómo será percibido el Vaticano en el escenario mundial.

La trayectoria de Robert Prevost es notablemente diversa.

Nacido en Chicago con herencia multicultural, su formación incluyó matemáticas, filosofía y derecho canónico, proporcionándole una base analítica y estructural. Fue en la Orden de San Agustín donde desarrolló una profunda espiritualidad y adquirió valiosa experiencia de liderazgo a nivel global.

Pasó más de veinte años en Perú, sirviendo como misionero y obispo. Esta larga inmersión en América Latina, donde trabajó con comunidades empobrecidas y se comprometió con los derechos humanos, forjó una visión pastoral centrada en las «periferias», en sintonía con el enfoque del Papa Francisco.

Su experiencia directa con la pobreza y las injusticias en la región es vista como un factor clave en su selección para roles importantes en la Curia Romana, ya que Francisco buscaba perspectivas «externas».

Esta conexión con el Sur Global es un rasgo distintivo que podría influir en el enfoque geopolítico de su pontificado.

El ascenso de Prevost en la Curia fue significativo, culminando con su nombramiento como Prefecto del Dicasterio para los Obispos.

En esta influyente posición, tuvo un papel crucial en la selección de nuevos obispos en todo el mundo, contribuyendo a moldear el futuro liderazgo de la Iglesia según la visión de Francisco.

Su experiencia como líder de una orden religiosa global y su conocimiento del funcionamiento interno del Vaticano le otorgan una combinación única de habilidades pastorales y administrativas.

Descrito como un constructor de puentes, capaz de generar aprecio tanto en sectores conservadores como progresistas, se espera que León XIV continúe muchas de las prioridades pastorales de Francisco, como el énfasis en la justicia social y la sinodalidad.

TEMPERAMENTO RESERVADO

Sin embargo, su temperamento más reservado podría traducirse en un estilo de liderazgo y diplomacia más discreto y sistemático.

La elección del nombre «León XIV» está cargada de simbolismo.

El nombre «León» evoca fortaleza y defensa de la fe, conectándolo con figuras históricas de gran relevancia como San León I, defensor clave de la doctrina, y el Papa León XIII, pionero de la doctrina social de la Iglesia moderna con su encíclica Rerum Novarum.

Al elegir este nombre, Prevost podría estar señalando una intención de fusionar la misericordia y apertura pastoral de la era franciscana con una firmeza doctrinal y un compromiso renovado con la enseñanza social de la Iglesia.

El nombre podría también simbolizar el deseo de proporcionar un liderazgo claro en un momento de división interna, buscando la unidad. Sus primeras palabras tras ser elegido, un saludo de paz, resuenan poderosamente en un mundo asolado por conflictos.

La trascendencia geopolítica del pontificado de León XIV es considerable.

Se anticipa una continuidad en la defensa de la justicia social y la sinodalidad, pero su estilo podría modificar la forma en que el Vaticano ejerce su «poder blando».

Su origen estadounidense y su conexión con América Latina lo posicionan de manera única para mediar y tender puentes entre el Norte y el Sur Global.

Las relaciones entre Estados Unidos y el Vaticano podrían fortalecerse, aunque también podrían surgir complejidades si se percibe una alineación excesiva.

Su profundo conocimiento de América Latina asegurará que las preocupaciones de la región sigan siendo prioritarias para la Santa Sede.

León XIV enfrentará desafíos diplomáticos clave, como la delicada relación con China, donde el controvertido acuerdo sobre el nombramiento de obispos sigue siendo un tema espinoso.

Su historial en la gestión de acusaciones y su firmeza podrían influir en la política vaticana hacia China.

PERFIL CENTRISTA

La búsqueda de la paz en conflictos globales, como la guerra en Ucrania, será otra prioridad, donde su nacionalidad podría ser tanto una ventaja como un desafío percibido para la neutralidad.

La migración, los derechos humanos y la ecología integral seguirán siendo áreas de enfoque, en línea con la enseñanza social de la Iglesia.

La capacidad del Papa para abordar la polarización interna y la crisis de abusos sexuales será fundamental para mantener la credibilidad moral de la Iglesia a nivel mundial, un pilar de su influencia geopolítica.

Su perfil «centrista» sugiere un intento de navegar un camino que equilibre la doctrina con la pastoral, un desafío complejo pero esencial para la cohesión interna y la proyección externa de la Iglesia.

En resumen, el Papa León XIV aporta un perfil multifacético y una rica experiencia a un Pontificado que parece destinado a consolidar y ampliar las prioridades pastorales de la era franciscana con una posible mayor firmeza doctrinal y un énfasis renovado en la doctrina social, evocando el legado del nombre que ha elegido.

Su capacidad para tender puentes entre diversas culturas y realidades, gestionar los desafíos internos de la Iglesia y navegar un complejo panorama geopolítico determinará la trascendencia de su papado en los años venideros.

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