La TRADICIÓN de las ALIANZAS de MATRIMONIO se remonta AL ANTIGUO EGIPTO

La TRADICIÓN de las ALIANZAS de MATRIMONIO se remonta AL ANTIGUO EGIPTO

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10/10/2015 00:00
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Actualizado: 10/10/2015 00:00
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Concretamente a 3.000 años antes de Cristo. Y fue en Egipto. Ellos, los egipcios, fueron los «inventores». Curiosamente, no se celebraba una ceremonia, como las de ahora. ¿Y cómo se hacía, entonces? Aquí se lo contamos.

Según la información extraída por los arqueólogos, los matrimonios se realizaban en virtud de un contrato que suscribían previamente el padre de la novia y el novio. Eran contratos que se asemejaban a los contratos prenupcionales que tanto se estilan hoy. Establecían lo que cada parte, el novio y la novia, aportaban al nuevo matrimonio y también determinaban lo que se llevaría cada uno, en caso de divorcio. Con todo lujo de detalles. 

El día de «la boda» era muy simple.

La novia simplemente movía sus pertenencias a la casa del novio. 

Ese día se celebraba una fiesta con los familiares y amigos, cuando se podía (a veces, simplemente se iban a vivir juntos, sin más, muy al estilo de como hacen  hoy las parejas de hecho) en la que se intercambiaban las alianzas. 

Para los egipcios, la forma circular del anillo representaba el infinito, un contorno sin principio ni fin, como el amor. 

Alternativamente, dependiendo del poder adquisitivo, y, por lógica de la clase social, también solían llevar cintas de boda -eran mucho más baratas- en el mismo dedo corazón de la mano izquierda. Los egipcios creían que este dedo tenía una vena que estaba contectada directamente al corazón. Un concepto que se transmitió a otras culturas y a otros siglos y que quedó acuñado con el término latino de «vena amoris» o vena del amor. 

Las novias egipcias solian llevar un vestido largo, o una túnica, hecha de lino, que le cubría desde el cuello a los pies de color «crudo» (¿un antecedente de los trajes de novia acutales?), y se adornaba con las joyas que tuviera. 

Los griegos siguieron la costumbre egipcia de los anillos. De aquí pasaron a Roma, adoptando el nombre alianzas, ya que eran signo de la alianza de Cristo con la Iglesia.

Por este motivo el matrimonio se dice que es una alianza.

Y así, desde entonces, un día sí y otro también nuestros jueces y alcaldes invitan a los novios a que recíprocamente se coloquen sus anillos o alianzas, simbolizando el comienzo de un nuevo proyecto de vida en común.

Sin embargo, esta tradición anda algo deteriorada y actualmente y un día sí y otro también los anillos se hacen añicos y en muchas ocasiones, el mismo juez que en su momento formalizó el matrimonio recibe en breve plazo a los cónyuges de nuevo para repartir hijos y hacienda.

Aproximadamente cada 4 minutos y medio se produce una ruptura matrimonial en España. Lo que supone que cada 24 horas, 366 parejas se quiebren. Así se desprende de los datos del Consejo General del Poder Judicial, que en 2014, se produjeron en nuestro país 133.643 rupturas matrimoniales, el 6,9 por ciento más que en 2013 -124.975-.

126.400 de ese tortal de 133.643 fueron divorcios. El resto, separaciones y nulidades.

Así las cosas, ni la crisis económica, que había sido uno de los factores en el descenso de las rupturas familiares, ha logrado parar este incremento de las rupturas familiares.

Y es que el anillo, para muchos matrimonios, ha dejado de ser el símbolo con el que reflejar su amor y su alianza para una vida en común.

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