José Muelas: «Gallardón jugó un papel fundamental en el éxito de la ‘Brigada Tuitera’ porque fue un malo de película»
José Muelas es abogado, decano del Colegio de Abogados de Cartagena y uno de los líderes de la "Brigada Tuitera". Confilegal.

José Muelas: «Gallardón jugó un papel fundamental en el éxito de la ‘Brigada Tuitera’ porque fue un malo de película»

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23/11/2015 00:00
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Actualizado: 14/8/2023 22:37
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Posee un carisma innegable. Con sus arengas el “general” Muelas electrifica a los “húsares” de la “Brigada Tuitera”. Es parte del juego de este movimiento reivindicativo en red que aglutina, a día de hoy, a más de 15.000 personas. Un movimiento que, reconoce Muelas, debe mucho a Gallardón. “Fue un malo de película. Sin él nos hubiera costado mucho más ser lo que somos”, admite.

Se ríe abiertamente cuando le llamamos «mi general», porque tiene un gran sentido del humor. También tiene una cabeza muy bien amueblada. A la última, en temas tecnológicos y jurídicos.

Este abogado murciano, decano del Colegio de Abogados de Cartagena, miembro del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), es uno de los principales impulsores de la «Brigada Tuitera».

Sus miembros se distinguen porque han incluído en la foto de su cuenta de Twitter su logo: una estrella roja de 23 puntas en cuyo centro aparece la almohadilla, #, símbolo del hashtag de Twitter, y una T mayúscula. Todo sobre un cuadrado negro de fondo.

En su origen significó «No a la Ley de Tasas», o más concretamente, a la reforma de la ley de tasas introducida en 2012 por el exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que imponía precio a ciudadanos, pymes y ONG para poder acceder a la justicia

Un logo mundialmente conocido.

Pero todo esto no habría sido posible, lo reconoce, sin el concurso de una persona: Alberto Ruiz Gallardón, el titular de Justicia hasta septiembre de 2014.

¿La Brigada Tuitera habría tenido el éxito que ha tenido de no haber sido ministro Gallardón?

No, en absoluto. Gallardón jugó un papel fundamental en el éxito de la Brigada Tuitera, porque ha sido un malo de película. A la altura de los mejores malos de las mejores películas de la historia. Sin mezcla de bien alguno.

Poseía todo lo que tenía un malvado del celuloide. Como Darth Vader, ¿por qué no?

Con un malvado de película delante, como él, tú eres de los buenos. Porque no tienes ninguna duda del bando en el que tienes que estar.

Por ejemplo, aparecen los problemas de las preferentes, de las cláusulas suelo. ‘No voy a hacer una ley declarando nulas las cláusulas suelo’, podría haberlo hecho. ‘Le vamos a dejar la pelota a los jueces, pero, además, voy a dificultar que hagan esto o lo otro. Y os voy a mentir’.

Gallardón consiguió aunar en contra suya a todo el espectro, desde Vox hasta el último partido maoista de la extrema izquierda. Algo imposible, sobre el papel.

¿Considera usted, por lo tanto, importante el perfil del oponente contra el que se lucha?

Esencial, claro que sí. La figura de Gallardón fue vital porque provocó un enfado generalizado. Y el enfado mueve mucho.

Cuando tienes ante ti a un malo, cuando tienes frente a ti al Mal, eso te ayuda a definir con perfección la lucha. Porque sabes quién es el otro, el enemigo.

Lo difícil en la vida es encontrar el mal sin mezcla de bien, o el bien sin mezcla de mal.

Gallardón lo logró, sin duda alguna. Y no tuvo que esforzarse.

LA FIGURA DE GALLARDÓN FUE VITAL PORQUE PROVOCÓ UN ENFADO GENERALIZADO. Y EL ENFADO MUEVE MUCHO

El abogado José Muelas es uno de los principales impulsores de la "Brigada Tuitera". Confilegal.
El abogado José Muelas es uno de los principales impulsores de la «Brigada Tuitera». Confilegal.

Y cuando llegó su sucesor, Rafael Catalá, ¿notaron el cambio?

A mí me dio miedo.

¿Por qué?

Porque podía hacer lo que finalmente ha hecho, que es una operación de pura cosmética. Y luego arramblar con el resto. Introducirlo sin mayor plan. Al hacer esa operación cosmética, bajó el índice de indignación.

Fue astuto.

Ustedes, desde la Brigada Tuitera, han desconfiado desde el minuto uno de Catalá. ¿No es así?

Sí, claro. Yo me pregunto: ¿qué ha hecho? Quitó las tasas para las personas físicas, no por convicción. sino porque era una ola que ya no se aguantaba.

Quitó las tasas y ahora lo vende como un éxito electoral. ‘Hemos recortado las tasas’, dijo. ¡Lo está vendiendo como una victoria! ¡Pero si las pusisteis vosotros! ¿A quién pretendéis engañar?

Me robas la cartera y luego me devuelves 50 euros de los 500 que me has quitado. Muy ‘amable’, ministro.

Catalá ha mantenido el resto de lo hecho por Gallardón. Ha seguido incumpliendo el programa electoral del Partido Popular, ha mantenido las medidas de su predecesor, ha realizado reformas judiciales que son absolutamente contrarias a la independencia del poder judicial…

¡Es que no ha creado ni un solo juzgado!

Catalá ha declarado, ‘sí, es lamentable lo de los juzgados de lo mercantil. Me da vergüenza la situación de los Juzgados de lo Mercantil de Sevilla. Que haya señalamientos a años vista’. Pero no ha hecho nada.

¿El actual ministro de Justicia se siente concernido por las cargas de la ‘Brigada Tuitera’?

Él lo ha dicho. Yo, no. La primera pregunta que le hacen como ministro de Justicia, en Televisión Española es: ‘¿ha oído hablar de la Brigada Tuitera?’. Catalá contestó: ‘Sí, la leo cotidianamente’.

Pues ya está.

¿Se ha entrevistado con él?

Yo he evitado, de forma minuciosa, hablar con el ministro, por diversos motivos.

Como decano de Cartagena formo parte del CGAE. Cuando el ministro ha venido al Pleno del CGAE yo siempre he exigido que se pudiera preguntar. Porque si el ministro viene a contarme su historia, me la sé.

Si a mí no me hubieran permitido preguntarle lo que quería preguntarle no habría estado allí. No estoy para asistir a un mitin ni a cosas por el estilo.

Yo las preguntas ya se las hice: ‘¿Va a cumplir su programa electoral en relación a la independencia judicial?’. Respuesta: ‘no’. ‘¿Va a derogar las tasas para pymes y ONGs?.’ Respuesta: ‘no’.

Cuando llegó al Ministerio dijo: ‘Voy a negociar todas las leyes con la Abogacía’.

Hemos estado a ritmo de ley y media diaria.

¿Cuáles ha negociado?

Me encontré con él casi en privado en el Colegio de Abogados de Tarragona, y preferí no tener relación. Dentro de la Brigada Tuitera hemos considerado hablar con el ministro muy seriamente, pero ¿para qué?. Ya dijo lo que tenía que decir.

«Quitaron las tasas para las personas físicas y ahora lo pretender vender como un éxito electoral. ¿A quién pretenden engañar?»

¿Considera que Catalá es un ‘digno sucesor’ de Gallardón?

Yo preferiría que Gallardón no hubiera tenido un sucesor parecido a éste. Por mí que vuelvan a traer a Margarita Mariscal de Gante, que fue ministra de Justicia del Partido Popular en tiempos de José María Aznar.

Margarita logró el consenso con todos los operadores jurídicos. Aprobó una Ley de Enjuiciamiento Civil que sustituyó a la decimonónica y que no parece que sea mala, si se la compara con las de nuestro entorno.

Catalá seguramente es un buen político, en ese término peyorativo en el que se entiende la palabra ‘político’. Lo veo un hombre hábil que maneja bien las cuestiones de la política pero…

Usted es decano del Colegio de Abogados de Cartagena. ¿Le ha producido algún tipo de problema el hecho de ser miembro del CGAE y al mismo tiempo uno de los líderes más destacados de la Brigada Tuitera?

No he tenido ningún problema con mi Colegio, no he tenido ningún problema con ninguno de los abogados. Y en el CGAE el que haya tenido problemas, él sabrá. En el CGAE no pertenezco a la Permanente. No pertenezco a ninguna comisión relevante, sólo a la de nuevas tecnologías. Y soy un tipo que no me callo lo que pienso.

Dice el Eclesiastés que hay un tiempo para todo bajo el sol, un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Y un tiempo para hacer balance, añadiríamos nosotros. ¿Cuál es el balance que hace el ‘general’ Muelas de la ‘Brigada Tuitera’, a tres años de su gestación?

Primero, que puede ser el último aniversario que celebremos.

¿Por qué?

Porque no haya tasas el 20 de noviembre del año que viene. Muy probablemente hayamos acabo con este enojoso asunto en febrero o marzo. Nos quedaremos con otras cosas, como justicia con medios o justicia independiente.

Ahora mismo, lo estará viendo en nuestros tuits, tenemos metidas proposiones no de ley contra de la ley de tasas en la mayor parte de los parlamentos autonómicos. Proposiones que están siendo apoyadas por todos los partidos políticos. Se están ganando.

Y ayer [jueves 19 de noviembre] se ganó otra en el Parlamento andaluz, contra la reducción de plazos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, sin añadir medios, para que los jueces puedan cumplir con su trabajo.

Hemos ganado ya en tres parlamentos autonómicos: Aragón, Andalucía y Navarra.

¿En qué parlamentos autonómicos han presentado las proposiciones no de ley?

Además de los citados, en Euskadi, Cantabria, La Rioja, Madrid, Castilla-León, Canarias y en Murcia está por sellarse. En la región de Murcia no la presento yo sino otros activistas de la Brigada.

Yo allí soy decano del Colegio de Abogados de Cartagena.

También en Galicia, pero allí es muy posible que no ganemos porque hay mayoría del Partido Popular.

En las Cortes de Aragón [sonríe abiertamente] pasó una cosa curiosa: el Partido Popular votó a favor de la derogación de las tasas.

Y en Andalucía, los diputados populares votaron a favor dos terceras partes de la proposición no de ley que apoyábamos nosotros.

Lo que significa que –primer balance- nadie sostiene ya las tasas judiciales.

En la Brigada Tuitera hay gente que no cobra un duro por hacer lo que hace, que funciona impulsada por un poquito de ilusión y esfuerzo personal, y que es capaz de operar en todos los parlamentos autonómicos de España.

En febrero, cuando haya nuevas Cortes, nos iremos a la carrera de San Jerónimo, en Madrid, esta vez ya con una proposición de ley. Les diremos a los señores diputados: lo que dijisteis en Andalucía, en Navarra, en Castilla-León, Madrid… decidlo aquí y ahora.

Y si queda vergüenza en España, que seguro que todavía queda, las tasas estarán fuera de circulación en las primeras semanas de 2016.

Y ya no volveremos a celebrar este ominoso aniversario de la introducción de tasas por parte de Alberto Ruiz Gallardón.

«Yo preferiría que Gallardón no hubiera tenido un sucesor parecido a este. Por mí, que vuelvan a traer a Margarita Mariscal de Gante, ministra de Justicia con Aznar»

Su discurso es muy coherente: para acabar con la corrupción hay que reforzar el aparato que lucha contra la corrupción, es decir, la Justicia. ¿Este Gobierno ha querido acabar con la corrupción?

Hay un axioma: dime cuánto inviertes en justicia y te diré cuánto interés tienes en acabar con la corrupción. Mire los papeles. Este Gobierno, en los últimos cuatro años, no ha creado un solo juzgado en toda España.

Con una crisis galopante, enorme, con una desconfianza de los ciudadanos en sus gobernantes, ¿qué español no siente la corrupción como un grave problema?

Y a pesar de que la corrupción es un grave problema, nos limitamos a hablar.

La única medicina que existe contra la corrupción, que es la Justicia, simplemente no la compramos en la Farmacia.

Un partido que llega al Gobierno, prometiendo independencia judicial, una determinada constitución del Consejo General del Poder Judicial –punto 11 del programa electoral, ‘los jueces elegirán a sus 12 representantes’-, que, además, responde a las exigencias del Consejo de Europa, y que lo primero que hace es incumplir su programa electoral, pues este Gobierno… Simplemente: ¡no!.

Cuando ustedes pusieron en marcha la ‘Brigada Tuitera’, ¿pensaron que alcanzaría las dimensiones que tiene actualmente? Ahora son más de 15.000 seguidores en red, muy activos…

Se hicieron varias intentonas. Hubo una anterior, que se llamaba “Las Partidas”. En las redes se necesita la ‘gamificación’ [del inglés, ‘game’, juego], darle un componente de juego. También debía tener un componente de autoidentidad. Un símbolo de pertenencia.

Probamos con varias ‘gamificaciones’. Las dos que resultaron más interesantes fue esta de ‘Las Partidas’, que tenía un transfondo guerrillero. Poseía, incluso, sus propios mapas, y la gente se organizaba de forma autónoma. De ahí nos vino mucha gente.

Villarcayo, de Castilla-La Vieja, tuvo una partida de guerrilleros verdaderamente épica. Pero al final no funcionó, quizá por su carácter tan español.

La segunda fue esta, la ‘Brigada Tuitera’, que sí que prendió. Quizá por el juego de palabras con la ‘Brigada Ligera’. El nombre es evocador, es épico, es divertido. Todos los que forman parte de ‘la Brigada’ son ‘húsares’. A mi me llaman ‘general’ (se ríe abiertamente) y evoca la idea de un ejército a caballo, en movimiento, cargando a toda velocidad contra el enemigo. El lenguaje es una broma. Es un juego que, sin duda, ayuda a facilitar la comunicación.

Frente a nosotros teníamos al ‘malo’, no lo olvidemos.

¿Quién le puso a usted el apodo de ‘general’? 

Fue Sonia [Gumpert, decana del Colegio de Abogados de Madrid].

Ustedes han creado una marca, son protagonistas de una iniciativa que otros países, seguramente, habrán tratado de copiar, ¿no es así?

Cuando me llamaron del New York Times, me preguntaron por este nombre, el de la ‘Brigada Tuitera’, y les expliqué el simil.

Hace dos semanas me llamó un ‘husar’ de Bélgica y me dijo que el dueño de Napster había invertido en Estados Unidos 10 millones de dólares en crear la primera red social de activismo político. La traducción al inglés sería ‘The Twit Brigade’ o la ‘The Bit Brigade’.

La aplicación que han sacado allí, para esto, la han llamado ‘Brigade’, brigada.

«En Estados Unidos Napster ha invertido 10 millones de dólares en crear la primera red social de activismo político. se llama ‘Brigade’. Brigada»

¿Diez millones de dólares por crear algo parecido a la Brigada Tuitera en Estados Unidos?

Por lo que he visto en las tripitas de la ‘app’, no es lo que podría ser una auténtica red social que cambiase, el mundo, que cambiase la forma de la participación de los ciudadanos.

La Brigada Tuitera es un experimento de participación de la gente en política. Hemos demostrado que la sociedad civil puede organizarse y puede influir. Se necesita voluntad y objetivos.

Por ejemplo, el núcleo del esfuerzo en Andalucía lo llevan el abogado Jaime Borrego y el procurador Enrique Hinojosa. Ellos son la punta de lanza de la Brigada.

Los demás, que son muchos, van a hacer cuadro, a apoyar y a mandar cosas. Pero quien se ha redactado las proposiciones no de ley, la de tasas y la de la LECRIM, que luego han copiado todos los parlamentos de España, han sido estos dos.

Tienes que tener fe en la gente. Y Jaime, con todo lo grande que es, y todo lo viejo que parece, apenas lleva cinco años de abogado.

Lo más llamativo del movimiento de ustedes es que opera con una estrategia de enjambre en la red, de forma por completo descentralizada, organizan cargas de ‘tuits’, influyen, crean estados de opinión. Se han convertido en un grupo de presión en toda la regla. 

Nos regimos por tres normas: La primera, lo que hagas, no lo critico, si lo haces pensando en el bien de todos. Segunda, si no me gusta lo que has hecho, sigo sin criticarte, pero trato de hacerlo como creo que hay que hacerlo. ‘Creo que esto debería ser blanco’. ‘Bueno, pues mañana lo haces tú, blanco’. Y no necesitamos más. Porque, a partir de ahí, cada uno de los miembros de la Brigada Tuitera es un ‘general’ que opera con autonomía plena.

Y así vamos viendo cuánta gente sigue cada iniciativa, o qué efecto causa, o que impacto tiene.

Cuando nuestra gente en Andalucía nos dice, ‘voy a meter una proposición no de ley en el Parlamento de Andalucía’, yo aplico la norma. Digo, ¡adelante!

Aquí se gobierna con la atención. Es decir, si no me gusta, no me fijo mucho. Pero si me gusta… Yo estuve en Andalucía, con ellos, haciendo peña y haciendo la ola. Y fue divertidísimo.

La aprobación de la primera proposición no de ley, la de las tasas, en el Parlamento de Andalucía nos abrió todas las puertas. Y encima en campaña electoral.

El sistema que utilizan ustedes es el mismo del Partido Pirata sueco.

Más o menos.

¿Lo estudiaron antes de dar vida a la Brigada Tuitera?

El libro de Rick Falkvinge, “Swarmwise, The tactical manual to changing the world” [Enjambre, El manual táctico para cambiar el mundo] está escrito antes.

Yo creo que a  Falvinge le faltan algunos toques cosméticos, como la ‘gamificación’, el concepto de juego.

Si tú ‘gamificas’, la sensación de pertenencia es mucho mayor.

Es verdad que a alguno se le puede ir ‘la tostada’ y creerse un husar de verdad. En una ocasión me vino uno y me dijo, ‘hazme capitán de la brigada’.

[Se ríe] ‘Pero vamos a ver’, le contesté, ‘que esto es un juego’. Pero hay gente que se cree el juego.

«La Brigada Tuitera es un experimento de participación de la gente en política. Hemos demostrado que la sociedad civil puede organizarse y puede influir».

Suprimidas las tasas que restan, ¿cuál es el horizonte de acción para la Brigada Tuitera?

Queda independencia judicial y justicia con medios.

¿Y cómo se articula eso?

España es un país donde hay corrupción. España es un país que no quiere que haya corrupción y quien no quiera que haya corrupción necesita justicia. Y para que haya justicia hacen falta medios y hace falta independencia.

O vivimos en un país honesto o vivimos en un país donde no merece la pena vivir. Por tanto, si usted quiere un país honesto, esos 1.400 millones de euros anuales hay que incrementarlos.

Esa es una cifra ridícula si la comparamos con lo que nos cuestan las Diputaciones Provinciales. ¿Quieren saber cuánto?: 2.400 millones de euros.

O queremos justicia o queremos diputaciones. Es patético.

Se puede acabar con la corrupción invirtiendo en Justicia.

En un tiempo electoral como el que estamos viviendo, ¿están aplicando ustedes su músculo de presión en los partidos políticos, para llegar a sus objetivos?

Sí [tajante].

¿Cuál es el resultado?

Lo veremos cuando publiquen todos sus programas.

Ciudadanos hizo una propuesta en Cádiz que no sé si forma parte del programa electoral o si es parte de unas propuestas más heterogéneas, o si es un globo sonda.

Cuando se impriman los programas y se puedan leer haremos un análisis de cada uno de ellos y una valoración.

Le podría sacar documentos de determinados partidos que dicen ‘asumimos en bloque todo el contenido ideológico de las propuestas de la Brigada Tuitera’. Pero luego hay que mirar si aparece en el programa.

No se van a transformar, tampoco, en ningún partido político, como hizo Podemos en su día, ¿verdad?

No. Lo que sí puede pasar es que desaparezcamos en cualquier momento. Que haya que licenciar a la Brigada. Pero lo interesante es la nueva forma de participación política. Que una persona se plantee, ¿cómo podría cambiar yo la idea del Gobierno sobre esta materia? Pues cógete el manual del buen activista y mira estas 7 u 8 cosas.

Los más genial de esto es que al final  terminará casi por automatizarse. Todavía estamos en el comienzo, en los albores de un gran cambio. Tenemos la teoría

La forma de que la gente participe en política en los próximos 20 o 30 años será absolutamente distinta. Con miedos importantes, claro.

Yo puedo poner a su disposición una red debidamente pensada, pero que no solamente le permite a usted participar sino que leyendo sus datos puedo decir ‘detecto un temblor en la fuerza en Lucena. Parece que la subida en la tasa municipal de coches está aglutinando a vecinos de Lucena’.

Porque si tú a la gente le suministras las herramientas y la gente las utiliza, con unas debidas formas de monitoreo, tienes datos para dar a la otra parte. Esto es un poco diabólico, un poco ‘Gran Hermano’, pero si no nos cuidamos de esos, todos los ensayos iniciales, incluyendo este de la Brigada Tuitera, en plan tuit, en plan AFK, pueden acabar -si no están en manos de los usuarios-, siendo un negocio y no un activismo político de verdad.

«Se puede acabar con la corrupción invirtiendo en justicia»

¿Cuántos años tiene usted, ‘general’ Muelas?

54, 55 en febrero.

No encaja usted con el perfil de un jovenzuelo cuasi adolescente, pelo largo, desarreglado, un poco despistado, genio de la informática, que tanto se ha popularizado. Un abogado de 54 años, se supone que tendría que ser un dinosaurio en extinción, alguien ajeno a este mundo. Sin embargo, usted y otros más, también talluditos, han puesto en marcha un movimiento en la red basado en una revolución tecnológica. ¿De dónde viene ese interés por estas cosas?

En 1995 me llegó un cliente al despacho que, con la liberalización de telecomunicaciones, me encargó la realización de determinados trabajos, cuando había cabinas de monedas. Y a partir de ahí comencé a meterme en ese mundo. En 1999 inicié un blog jurídico. Creo que fue el primero de España.

Lo pueden comprobar en ‘Wayback Machine’, que forma parte de archive.org, y puede ver en mgabogados.com, Muelas, que era yo, y González, mi exmujer -que, por cierto, está en Madrid y todavía trabaja con el correo electrónico de mgabogados-. Pueden ver las pantallas antes de la ley de firma electrónica, pidiendo una ley, etcétera, por ejemplo.

A partir de ahí empezó a interesarme más que la usabilidad, las tripas, la teoría. Lo que había debajo.

Si ustedes ven la película ‘2001, una odisea en el espacio’, de Stanley Kubrick  llegarán a la conclusión de que cuando se hizo se pensó que en 2001 estaríamos más allá de la Galaxia. Pero ninguna película de ciencia ficción habló de Internet.

Sin embargo, desde 1954, con el matemático Norbert Wiener, había personas que ya estaban soñando Internet.

Como en la revolución francesa, que antes de que estallara hubo unos teóricos, Voltaire, Rousseau…, y te preguntas, ¿quiénes fueron los soñadores de la revolución del conocimiento? Y empiezas a descubrir una serie de personajes fascinantes.

En 2003 la Unión Europea hizo un programa, que se llamaba Beleas, en el que pedían abogados que supieran de derecho electrónico y que también dominaran la lógica ‘booleana’. Seleccionaron un abogado de cada país para hacer un sistema experto, una ‘knowledge base’, de forma que el comercio electrónico fuese accesible a todos los empresarios en todos los países de la Unión Europea, que era más pequeñita.

El trabajo se hizo en la Universidad de Turín y me eligieron a mí. Así que ese año me lo pasé en Italia trabajando sobre este tipo de asuntos.

A partir de ahí, no hay nada que arregle un buen divorcio, me quedó el gusto de estudiar. Y siempre más que la parte lúdica, o de usuario, me gusta conocer el significado profundo, o los fundamentos teóricos que mueven todo esto.

Porque, al final, con un fundamento teórico, el software lo vas a tener. El mundo va a cambiar mucho, incluso en el derecho.

¿En qué sentido?

Los abogados seguimos agarrados a Justiniano.

Fíjense, en lo de la propiedad. Los abogados seguimos pensando en juegos de suma cero. Si él tiene el teléfono yo no lo tengo. Si yo tengo el teléfono él no lo tiene. Si le doy el teléfono me da dinero. Si yo le devuelvo el dinero él me devuelve el teléfono.

Si yo le doy una idea, él la tiene y yo también. Se acabó.

Para que lo podamos entender los abogados, ¿qué hacemos? No puedes usar mi idea. Prohibido. Así generamos escasez donde no hay escasez.

«Los abogados seguimos agarrados a Justiniano»

Google está utilizando la estrategia de compartir, de extender el conocimiento.

Google está utilizando la licencia GNU y cuando utilizas formas de pensar más acordes con el medio y no las formas de pensar de los abogados españoles, que son más propias del año 620 de nuestra era, naturalmente que obtienes beneficio. Pero si sigues pensando un mundo nuevo con ideas de hace un milenio, ¿dónde vas a ir?

Ahora mismo hace falta I+D+I jurídica, que es justo lo que no tenemos.

Los juristas somos unos tipos super soberbios. ‘No, tú dime qué problema tienes que ya te contaré yo lo que hay’.

No, mira, chaval, el mundo ha cambiado mucho. Deberíamos tener la capacidad de esfuerzo para ponernos al día.

Y que no lo hagan al final los informáticos, porque la licencia GNU al final no la escribe un abogado, la escribe Richard Stallman [fundador del movimiento por el software libre en el mundo]. Que el avance más importante lo haya hecho un informático…, tiene narices. ¿En qué estábamos pensando los juristas?

Volviendo al ‘planeta Justicia’. ¿Qué opinión le merece el hecho de que el exnúmero dos de Gallardón pueda ser nombrado magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, precisamente la que juzga las demandas contra el Gobierno, quince meses después de dejar el Gobierno? 

Sí, fue el hombre que impulsó la implantación de las tasas. Era el que hacía la reflexión con más coherencia. Se le concedió la Cruz de San Raimundo de Peñafort. Formó parte de la comisión que reformó la desdichada Ley de Planta que olvidó que España tenía islas. A los pobres abogados que mataron en Atocha le dieron la Raimunda seis o siete años después.

Las cruces ya no representan nada. Se pierde el respeto a ese tipo de condecoraciones e insignias.

Si usted recuerda, a finales de los 90 y principios del 2000, existía la norma de que el juez que se iba a política si después quería volver, tenía que pasar por una excedencia de dos o tres años. Ahora se ha abierto un debate sobre si se debe imponer una especie de cuarentena al regresar, durante la que no pueda optar a cargos jurisdiccionales o gubernativos durante un periodo de 2 a 3 años. ¿Qué opina?

Si un juez ha estado en política no debería poder volver a su puesto de juez, al menos hasta que haya pasado el tiempo necesario para que cualquier asunto del que haya podido tener conocimiento pueda afectarle. No se pueden generar sospechas de parcialidad o dudas sobre la credibilidad de la Justicia. Porque esos casos afectan directamente a la imagen de independencia y de imparcialidad de la propia justicia.

Me parece bien que haya una cuarentena.

¿De cuánto tiempo?

Al menos de una legislatura. Porque si tú regresas a la judicatura y quien va a estar gobernando son personas que te han llevado a la política, pues no es ni ético ni estético que puedan investigar o juzgar cosas que tengan relación con ellos. Eso hay que evitarlo.

¿Tiene la Brigada alguna solución para el Consejo General del Poder Judicial?

La Brigada no tiene ninguna solución. La Brigada lo que quiere es que haya independencia judicial. ¿La mía? Cumpla usted lo que dice el Consejo de Europa.

«Si un juez ha estado en política no debería poder volver a su puesto de juez, al menos hata que haya pasado el tiempo necesario para que cualquier asunto del que haya podido tener conocimiento pueda afectarle»

O sea, volver a la fórmula de 1980. Que los doce miembros jueces del CGPJ sean elegidos por sus pares?

El Consejo de Europa dice que mitad y mitad. Son veinte. Al menos la mitad, 10, que sean los jueces los que elijan a sus representantes. Pero sí, los 12 que dice la Constitución.

Y luego, reflexionemos sobre cómo dotamos de independencia al poder judicial.

La Brigada, como les he dicho, quiere independencia judicial. Incluso asumiendo ciertos niveles de descontrol ante la alternativa de un poder judicial en manos del poder político.

Hay algo que me preocupa mucho. De pronto, hay un problema político en una determinada sala del Supremo o del Constitucional y ustedes los periodistas son capaces de hacer un pronóstico en el sentido que va a tener la resolución sólo mirando el origen de los magistrados que la componen.

Y no solemos equivocarnos…

Muy poco. Y si eso es así, que es así, ¿qué justicia tenemos?

Y sobre los nombramientos de altos cargos, como magistrados del Tribunal Supremo, presidentes y magistrados de TSJ, presidentes de Audiencias Provinciales, ¿qué?

El Consejo, como ahora. Pero un Consejo independiente del poder político.

¿Qué le parece la propuesta de Ciudadanos?

Mal. Recuerde a Gallardón, antes de ser ministro proponía eliminar el Ministerio de Justicia y que sus competencias pasaran al CGPJ. No hacía falta el Ministerio de Justicia.

Ahora Ciudadanos propone eliminar el CGPJ. No creo que forme parte de su programa. Han sido criticados por todas las asociaciones. Ha hecho bacarrá. No ha habido ninguna asociación, ni de jueces ni de fiscales, que lo haya visto con buenos ojos.

¿Qué van a hacer? ¿Eliminar el CGPJ? ¿Y que, además, el presidente sea elegido por el Parlamento? No veo bondad en hacer desaparecer el Consejo General del Poder Judicial y que lo gobierne todo un señor que han nombrado los partidos.

«Me preocupa que ustedes los periodistas sean capaces de hacer un pronóstico en el sentido que va a tener la resolución de un tribunal del Tribunal Supremo o del Constitucional. Sólo mirando el origen de los magistrados que lo componen»

PARA SABER MÁS: 

La «Brigada Tuitera» utiliza la «inteligencia de enjambre» en su guerra contra las tasas

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