Natalia Martos: “Los abogados expertos en tecnología debemos ayudar a las empresas a desarrollar negocios digitales»
Natalia Martos, "counsel" de la firma Pérez-Llorca.

Natalia Martos: “Los abogados expertos en tecnología debemos ayudar a las empresas a desarrollar negocios digitales»

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06/2/2017 05:59
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Actualizado: 05/2/2017 21:11
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Del mundo de la empresa al trabajo frenético de un despacho de abogados. Después de aquel viaje a Silicon Valley, la cuna de los emprendedores digitales, a Natalia Martos le había llegado el momento de realizar un cambio de 180 grados en su trayectoria profesional. Abandonó PRISA, grupo de comunicación en el que desempeño diferentes cometidos en los últimos quince años, siempre en el mundo del derecho digital, para recalar en Olleros Abogados, una de las firmas emergentes de la abogacía de los negocios.

Para esta granadina universal, éste era el momento para reorientar su actividad profesional e irrumpir en el mundo de los despachos. Como si fuera un astro del balompié, le llovieron las ofertas. Diferentes firmas quisieron contar con su talento. “En este tipo de decisiones siempre juega la intuición un papel importante. Me gustó el grupo humano que lideran Jaime Olleros y Miguel Gordillo y sobre todo trabajar casi desde el principio en desarrollar un área transversal de privacidad y negocios digitales”.

Natalia nos hace un hueco en su apretada agenda para que podamos conversar sobre su presente reto profesional. Aún se acuerda de aquella entrevista que hicimos en Tuenti donde ejerció de Chief Data Officer, aquella red social española que despuntó antes que ninguna, ejemplo de privacidad responsable.

La observamos entusiasmada con el proyecto que le ha encargado Olleros que ayudará a la transformación digital de la firma. Tras la conversación nos invita a conocer el despacho y recorrer las tres plantas que el despacho tiene en Madrid.

Revisando su trayectoria profesional, Natalia, el componente tecnológico ha estado presente siempre en ella…

Es cierto, cuando terminé la carrera de Derecho vine a Madrid para especializarme en nuevas tecnologías. Reconozco que elegí una carrera muy clásica aunque confluían en mi otro tipo de intereses relacionados con la ciencia y tecnología. Y es que desde muy pequeña estuve pegada a los ordenadores aprendiendo a programar desde jovencita.

La mezcla del derecho, algo clásico, con la tecnología que cambia de forma progresiva me predispuso al Derecho de las Telecomunicaciones e Internet. Eso marco mi carrera profesional de tal forma que mi primer destino profesional fue en la filial digital de Prisa. (Prisa.com)

Ahora que se habla tanto de robótica e inteligencia artificial ¿Cree que puede cambiar mucho la forma de ejercer la abogacía?

Tras el viaje reciente a Silicon Valley puedo deducir el cuadro en el que nos encontramos actualmente. En EE.UU la Inteligencia Artificial y otras tecnologías están avanzadas como el machine learning ya funcionan. El uso de la tecnología está cambiando la economía y el propio sistema mundial.

En ese viaje, desde la Singularity University lo que hicimos fue estudiar todas estas tecnologías que las llaman exponenciales porque se piensa que en un momento de su desarrollo crecerán de forma impensable. Según los expertos ese momento de implosión está a punto de llegar.

Los efectos de esta tecnología avanzada ya los estamos viendo en modelos concretos de economía colaborativa. Casos de Uber o el de Airbnb han revolucionado en cinco años la industria.

¿En este entorno tecnológico nuevo, qué puede hacer el Derecho, casi siempre por detrás de la respuesta a estas innovaciones?

Tendrá que adaptarse a la sociedad pero lo ideal es que el abogado empiece a formarse en estas realidades tecnológicas. No es un mundo aparte y separado como muchos letrados piensan.

El abogado tiene ahora un carácter multidisciplinar con rasgos como el conocimiento de la tecnología; saber lo que es el desarrollo de negocio y tener claro qué son los negocios digitales para saber adaptarse al cambio que vamos a sufrir.

¿Se aventura a asegurarnos que en Olleros Abogados a medio plazo habrá robots que compartan tareas con abogados de la firma?

Sí, por supuesto. Igual no es el robot que uno se imagina de corte tradicional, pero si habrá dispositivos que le harán al abogado la vida más fácil. Hablamos de robots o nanorobots que se encargarán de determinadas tareas.

A corto plazo, mi cometido en la firma es trasladar la cultura de la innovación a todos mis compañeros e impregnar de tecnología el despacho porque el primero que lo consiga se va a posicionar como líder en el derecho para cualquier tipo de industria.

Cuando usted cita el valor de la tecnología recuerdo que muchas firmas están ahora inmersas en un proceso de transformación digital que va a suponer un cambio importante a la hora de la gestión de su negocio…

No es fácil que los abogados entiendan estos cambios pero en el caso de Olleros he tenido suerte. Sus profesionales tienen una mentalidad muy abierta y un modelo de crecimiento a corto y largo plazo muy interesante donde ofrecer un servicio de calidad al cliente es lo principal.

La apuesta que hacen por la tecnología y mi fichaje es un síntoma de lo que le estoy comentando. Este es un despacho con una base sólida de treinta años de historia y su presencia en todas las ramas del derecho es evidente.

Además tiene la dimensión adecuada para ser un referente como firma mediana de cierto volumen. Era el momento adecuado de llegar aquí y hablar de tecnología y de lo que va a suponer para la firma. En un despacho grande tan estructurado ya no se podría hacer.

¿Le ha costado mucho cambiar el chip y convertirse ahora en abogada de un despacho externo?

Se trata como todo de ir adaptándote a la nueva realidad. En Olleros me gusta mucho que se dé tanto valor a las personas y a sus relaciones profesionales. Son valores y principios que se anteponen ante otro tipo de cuestiones.

Ahora, mi papel ha cambiado como abogada y socia. Tengo una cifra de negocio que cumplir y eso hace que te conviertas en una pequeña empresa. Esta preocupación desaparece cuando te das cuenta que puedes ofrecer un servicio diferenciado y que tiene una demanda en el mercado.

Los negocios digitales parece que están de moda y que son más rentables, en algunos casos que los tradicionales…

Existe una necesidad de desarrollar negocios digitales. En PRISA fui cliente durante quince años de actividades parecidas como empresa. Si tienes un buen producto para satisfacer esa necesidad es más fácil generar negocio tras cerrar los correspondientes acuerdos.

Nuestra labor es adecuar a las empresas al futuro Reglamento Europeo de Protección de Datos y ver más allá del mismo. Hay otras tecnologías que van a impactar en su negocio y podemos asesorarles sobre ellas. También hay negocios digitales en los que pueden introducirse sabiendo que algunos de ellos tienen facturaciones importantes.

Nuestra labor es adecuar a las empresas al futuro Reglamento Europeo de Protección de Datos y ver más allá del mismo

En este entorno de privacidad y protección de los datos personales, da la sensación que los buenos profesionales se pueden posicionar mejor que otros

En el mundo del dato ya hay compañeros especializados que llevan años, pero mi idea a desarrollar en este despacho es impulsar una práctica que no solo garantice el cumplimiento del futuro Reglamento Europeo de Protección de Datos y todo lo que le rodea, sino también hacer un estudio del big data y como lo utilizan las empresas.

Al final se trata de ver cómo construir productos y servicios basados en el dato y desarrollar diferentes negocios digitales en un marco normativo como el que tenemos que es altamente restrictivo en Europa. Se trata de buscar soluciones que alineen al derecho y la privacidad con el crecimiento del propio negocio.

Natalia Martos fue una de las primeras DPO, Delegado de Protección de Datos, mucho antes incluso que esta figura tuviera el protagonismo que tiene ahora…

Era el año 2004 y en aquel momento realizaba las tareas de DPO para la filial de PRISA, Prisa.com . Era una sociedad que gestionaba y comercializaba todos los contenidos de Prisa, fueran de prensa, radio y educación en formato digital.

En esta empresa se trabajaba desde la protección del negocio online y también desde la protección del dato. Eso hizo que tuviera especializarme en protección de datos desde el primer dia que llegué.

En PRISA era como la persona experta en protección de datos, en mi caso he querido ampliar conocimientos viajando a Silicon Valley o trabajando con startups.

Luego llegaría a Tuenti en el 2009 convirtiéndome en uno de los primeros Chief Privacy Officer, una red social que siempre tuvo el respeto a la privacidad como uno de los valores de su actividad. Fue una gran experiencia. Salimos antes de la eclosión de Facebook en España.

Con su experiencia como tal, ¿Los DPO deben ser obligatorios en las empresas, pese a que el Reglamento Europeo solo los considera así en determinados casos?

Desde luego que sí. Los directivos de las empresas, y yo vengo de una, están mucho más tranquilos si tienen a un profesional experto en la materia que puede llevar el control de la normativa de privacidad con total independencia.

Parte de su labor también va estar en buscar el equilibrio entre la privacidad, como derecho fundamental y el crecimiento del negocio de cada empresa, cuestión que la legislación europea lo hace más complicado por ser más restrictiva que la americana.

Las empresas deberían contar con DPO como gestores de su privacidad. Parte de su labor busca el equilibrio entre la privacidad, como derecho fundamental y el crecimiento del negocio de cada empresa.

Usted que conoce bien el fenómeno de las redes sociales. No tiene la sensación que su crecimiento ha restringido mucho la seguridad del usuario…

El fenómeno de las redes sociales ahí está. Es parte de nuestras vidas. Una red como twitter de la que soy usuaria desde el 2007 ayuda mucho a conocer la actualidad. Sin embargo, el mal uso de esta como de otras redes, dejan sin impunidad muchos comportamientos.

Creo que la policía no debería permitir que les remitan a los tribunales de San Francisco para conocer la identidad de alguien que comete injurias, calumnias u otro ilícito penal a través de esta red no se puede permitir. Eso significaría esperar un año a que dicho juez diera esos datos que se necesitan para perseguir a ese infractor.

¿Qué puede hacerse para combatir esas malas prácticas?

Verificar la identidad de los usuarios es posible pero la aplicación es compleja y costosa. Hay una esperanza con el Reglamento Europeo de Protección de Datos que resalta que pese a que la empresa se ubique en los EEUU si se dirige a usuarios europeos tendrá que cumplir con la normativa de ese país donde quiera hacer negocio, Si se cumple de forma estricta el Reglamento ese problema podría estar medianamente resuelto.

Respecto a la regulación existente creo que es suficiente para afrontar este tipo de delitos. No soy partidaria de la sobrerregulación pero hay que evitar que las conductas punitivas en redes sociales queden impunes. Otra solución sería la autorregulación para negocios concretos.

 

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