Está prohibido que los robots puedan tener emociones, según se reveló en el #Legalthinking gallego
Will Smith, protagonista de la película "Yo Robot", en la que persigue a un robot con un chip de emociones, un planteamiento que abordaron en #Legalthinking.

Está prohibido que los robots puedan tener emociones, según se reveló en el #Legalthinking gallego

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20/3/2017 05:58
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Actualizado: 20/3/2017 13:21
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«Hoy por hoy está prohibido que los diseñadores de las máquinas, de los robots, puedan tener emociones, puedan generar emociones en ellos», afirma Víctor Salgado, socio director del bufete Pintos & Salgado Abogados, una de las referencias en Galicia en materia de derecho y tecnología, organizador y ponente de #Legalthinking.

Un evento que tuvo lugar el pasado viernes en la Facultad de Derecho de la Universidad de A Coruña y que reunió 11 despachos de abogados gallegos donde debatieron sobre el papel de la tecnología y qué debe hacer el derecho desde su regulación.

«Tenemos que ser conscientes de que al otro lado siempre hay una máquina y una inteligencia artificial», añade Salgado, que reveló, en su ponencia, que  había «una propuesta para que los robots no nos engañen y se hagan pasar por humanos. Por eso queríamos analizar qué pasará en su próxima regulación».

Salgado abordó, de forma específica, la inteligencia y los derechos humanos. «Aproveché la propuesta que ha hecho el Parlamento Europeo sobre robótica e inteligencia artificial para abordar ese tema”.

En torno al debate que se ha abierto Salgado señala que “este es un entorno que da sus primeros pasos, sobre todo IBM, Google o Apple, son las empresas punteras en estos temas. El Parlamento le pide a la Comisión Europea que legisle sobre estos temas, sentando las bases de por dónde debería ir esa normativa, dirigida a diseñadores e investigadores, así como a los propios usuarios de esta tecnología”.

Víctor Salgado, socio director del bufete Pintos & Salgado Abogados, una de las referencias en Galicia en materia de derecho y tecnología.

Las propuestas que se conocen para regular la inteligencia artificial aún son muy genéricas y se espera que se definan a medio plazo “en todas ellas subyacen los derechos fundamentales que fue el objeto de mi ponencia para hablar del derecho a la vida y a la integridad personal, tanto física como moral, como el derecho a la privacidad, propia imagen, honor o dignidad».

#Legalthinking congregó a más de un centenar de expertos en la Facultad de Derecho de la  Universidad de A Coruña, cumpliendo las expectativas de los organizadores, ilusionados por crear un evento de nivel fuera de la tradicional ruta que hay entre Madrid y Barcelona.

No quedó una innovación sin analizar

Desde el análisis de los e-sports, pasando por los «smart contracta» (contratos inteligentes) hasta los derechos humanos de la Inteligencia Artificial, no quedó una innovación sin analizar por estos juristas.

La idea de este evento surgió tras las jornadas sobre «blockchain» (cadena de bloques) que varios despachos de abogados de Santiago organizaron el pasado año con la colaboración del jurista Alejandro de la Cruz de Grant Thornton.

“La verdad que los resultados fueron muy buenos. Creímos que era el momento de seguir hablando de tecnología y derecho. Ese evento fue el germen de diferentes reuniones entre nosotros, hasta que se creo Legalthinking”, explica Bárbara Román, otra de los organizadores del evento, abogada tecnológica que lidera su despacho NoLegalTech. En esa ocasión su charla  trató el tema de las apps y las condiciones de las grandes plataformas para su comercialización.

A continuación, Hugo Pastoriza, de HPC Abogados, se encargó de analizar la regulación de los eSports, una competición donde el video juego es protagonista,  y los retos que plantea esta nueva forma de competir. En este bloque se abordaron  además los límites de la patria potestad y de los derechos de imagen de los menores, en su vertiente de privacidad, con Alicia Piña, de Aligale,  y el «blockchain» y la creación de «smart contracts» de la mano de Iago Otero.

Plano general del evento, que tuvo lugar en la Facultad de Derecho de A Coruña.

Se habló de contratos de distribución. Se refirió a uno  de los casos de uso de Bitcoin para formar acuerdos entre personas a través de la blockchain.

Fue el jurista Xoán González quien explicó  los sistemas de reconocimiento biométrico y la firma electrónica.

Por su parte Luis Jurado hizo un repaso sobre el tratamiento de «bugs» (errores) y «exploits» (ataques) en este año de vigencia de la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal (Lecrim). Finalmente, José María Lozoya comentó la reciente sentencia contra César Strawberry y los límites de la libertad de expresión en las redes sociales.

En dicha sentencia, la Sala de lo Penal le consideró culpable de los delitos de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas y le impone una pena de un año de cárcel y seis años y medio de inhabilitación absoluta.  Su defensa en estos momentos estudia recurrir el fallo al Tribunal Constitucional y espera que al ser una pena de menos de dos años y carecer de antecedentes penales no acabe en la cárcel.

El segundo bloque se centró en  la robótica y la inteligencia artificial.

André Castelo profundizó en la regulación para el uso de los drones, mientras que Víctor Salgado ofreció una visión de los derechos humanos frente a la inteligencia artificial. Por último la jornada concluía con otra esperada conferencia de  Miguel Vieito sobre responsabilidad y robótica, en la que trató de contestar a la pregunta: ¿llegará algún día una máquina a ser responsable de sus actos?

¿Pueden las máquinas pasarse por humanos?

Este tema también fue abordado por Miguel Vieito, otro abogado tecnológico que se centró en la ética y en los derechos de los propios robots, la ponencia que cerró# Legalthinking.

Ambos ponentes tienen claro que “la ley no debe controlar los sentimientos humanos y llegar a ese nivel de control. Lo importante es prevenir la conculcación de los derechos humanos básicos, como la vida, el honor e incluso el derecho al trabajo que no es fundamental pero está reconocido en nuestra Constitución. En este sentido es interesante la propuesta de Bill Gates, fundador de Microsoft que ha pedido que los robots paguen impuestos”, apunta Salgado.

Otro de los debates que abrió Salgado en su ponencia es si todas estas innovaciones tecnológicas hay que regularlas. Aquí hay expertos que indican que cualquier regulación de este tipo de novedades tecnológicas podría frenar su crecimiento y evolución.

El derecho ya comienza a plantearse la defensa del ser humano contra los robots con emociones, como el protagonista de la película «Yo Robot».

“Es otra cuestión que plantea el propio Parlamento Europeo en su acercamiento a la Inteligencia Artificial (IA) en dicha propuesta. Al mismo tiempo hay un informe de la Casa Blanca de los EEUU de octubre del pasado año donde se planteaba esa cuestión y se estudiaba una forma de regulación quizás bajo mínimos”.

Para Salgado algo habrá que hacer a nivel regulatorio aunque recuerda que en Europa “ya tenemos mucha legislación y jurisprudencia sobre derechos humanos y cualquier nueva tecnología se puede reconducir a un respeto de los mismos”, subraya.

Reglamento Europeo de Privacidad frena a la IA

Nuestro interlocutor recuerda que el nuevo Reglamento Europeo de Protección de Datos “nos obligaría a realizar una evaluación del impacto de esa tecnología que se pusiera en marcha de una manera previa a su funcionamiento. Así lo dice dicha normativa europea, con eso se garantiza el respeto de este derecho fundamental”.

Desde esta perspectiva es posible que muchas de estas tecnologías no puedan desarrollarse si no tienen la privacidad desde el diseño, otro nuevo concepto del citado Reglamento que obliga a cualquier desarrollo a respetar las normas de privacidad desde el principio de cualquier creación.

Desde su punto de vista, la humanidad se enfrenta al reto de ver cómo legislar sobre estas nuevas realidades tecnológicas.

“Es fundamental que se haga con prudencia y paciencia, tenemos el ejemplo del desarrollo de la firma electrónica que se quiso reconducir casi desde sus inicios y realmente hubo luego que reconducir la situación”.

Precisamente uno de los objetivos de #Legalthinking es el de dar ideas al legislador sobre cómo deberían gestionarse esos cambios legislativos que harán falta.

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