¿Qué misterios contenía la caja de Pandora y por qué era tan peligrosa?
En muchas ocasiones utilizamos esta expresión. ¿No se han preguntado nunca quién era la dichosa Pandora, qué misterios contenía la dichosa caja y porqué eran tan peligrosos?.
Como podrán recordar, se suele decir, y «entonces abrió la caja de Pandora«.
O, por el contrario, «una vez que fulano o mengano» abrió la caja de Pandora ya no la pudo cerrar.
Y con ello se quiere significar que la dichosa cajita es fuente principal de los peores males que le pueden afectar a uno.
La frase tiene su origen en la Antigua Grecia. Por lo tanto, posee un pedigrí habitacional en varias lenguas, de más de de 2.000 años.
Pandora, para que nos entendamos, era una mujer. O para ser más precisos, fue la primera mujer sobre la tierra, de acuerdo con la mitología griega.
Era la versión griega de la Eva cristiana.
Pandora fue creada por el principal dios del Olimpio, Zeus, como castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego. Lo que nos permitió cocinar y elevar nuestros conocimientos culinarios.
Prometeo era uno de los doce titanes, una raza de seres poderosos que gobernaron el Universo durante la llamada Edad Dorada. Y, además, era amigo de los hombres.
Le gustaba alternar con nosotros.
Zeus, que estaba casado con la diosa de la Justicia Themis, se enfadó muchísimo.
Así que decidió dar una lección a Prometeo y a sus amigos humanos. Una lección que nunca olvidarían.
Ordenó al resto de sus dioses subalternos que le fabricaran a Prometeo una mujer que fuera todo belleza y virtud, en apariencia, con el fin de enviarla a la tierra.
Prometeo sospechaba que Zeus estaba tramando algo no bueno, por lo que le dijo a su hermano, Epimeteo, que vivía en la tierra también, que no aceptara ningún regalo que llevara el remitente del rey del Olimpio.
El problema fue que “el paquete” era Pandora.
La bella Pandora, una especie de Miss Universo al estilo griego. Zeus sabía de qué pie cojeaban los titanes.
Epimeteo, que no había visto mujer en su vida, se enamoró perdidamente de ella y la convirtió en su esposa.
Pandora, como era de esperar, llevaba una caja con ella. La caja que Zeus había reparado.
Bueno, para decir verdad, no era una caja sino una tinaja ovalada, pero la historia la recoge en forma de caja.
En su interior estaban contenidos todos los males y las desgracias que la Humanidad podía padecer y sufrir, como la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la tristeza, el crimen y la vejez. Todo cubierto con una simple tapadera.
No pasó mucho tiempo.
A las primeras de cambio, Pandora abrió la caja (que fue la nueva denominación que sustituyó a la de original de tinaja en el Renacimiento), y esparció por la tierra todo lo malo, convirtiendo, desde entonces, la vida de los hombres sobre la tierra en algo penoso.
Lo único que quedó en el interior de la caja fue la esperanza.
De esa manera, el rey supremo del Olimpo impuso el peor castigo que la humanidad podía padecer.
Y todo, recuerden, por el robo de un fuego que nuestro amigo Prometeo nos pasó para que pudiéramos comer caliente, al menos por una vez en nuestra vida.
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