El fiscal eleva a 30 años su petición de cárcel para el descuartizador de Majadahonda
El descuartizador de Majadahonda junto a su letrado Marcos Garcia Montes.

El fiscal eleva a 30 años su petición de cárcel para el descuartizador de Majadahonda

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29/9/2017 17:16
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Actualizado: 02/8/2018 13:50
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La fiscal ha pedido condenar al presunto descuartizador de Majadahonda a 29 años y 10 meses de prisión frente a los 30 años de internamiento que solicitó al inicio del juicio, al considerar que llevó a cabo «actos organizados, complejos y elaborados» para ocultar los homicidios de su tía y su inquilina.

Concretamente, el Ministerio Fiscal ha pedido finalmente 12 meses y cinco meses por cada uno de los dos homicidios (el de su tía Liria y el de la inquilina argentina Adriana), dos años por un delito de estafa, dos años por un delito de falsedad documental y un año por tenencia ilícita de armas.

Al cambiar de eximente a atenuante, da al acusado un grado de cordura mayor o un grado de enajenación mental menor tras todo este mes de juicio. En las conclusiones del juicio que se ha celebrado todo este mes en la Audiencia Provincial de Madrid, la fiscal indicado que aunque es indudable que el procesado tiene esquizofrenia, «pero la puesta en escena y la dinámica» de los supuestos crímenes.

La representante del Ministerio Fiscal ha visto que el acusado realizó «actos completos y elaborados, no simples o precipitados». Así, ha aludido a una sociedad mercantil que creó para facturar a su tía, la firma que supuestamente falsificó para recibir en cesión su casa de Majadahonda, hacer creer a sus familiares que la tía sigue viva en Ávila y que está enfadada con ella, escribe y envía una supuesta carta de despedida a la hamburguesería donde trabajaba Adriana y realiza un viaje a Barcelona para presuntamente posicionar el móvil de la ciudadana argentina allí, preguntando a los trabajadores de Renfe sobre las imágenes que graban sus cámaras.

La fiscal ha explicado al jurado que hay que conocer cómo Bruno se encontraba mentalmente en el momento de planificar y ejecutar los crímenes y el proceso temporal posterior para intentar eludir esa responsabilidad.

Por eso indica que entre los días 1 y 7 de abril de 2015, periodo en el que supuestamente mató y descuartizó a su inquilina, las personas con las que se relacionó no le vieron normal, especialmente su pareja, con la que comunicó esos días por teléfono.

«Nadie le vio un cuadro extraño. Su pareja le hallaba normal, la carta al Burguer estaba bien escrita. Cuando se dirige a los empleados de Renfe tampoco le vieron de una manera extraña. Todo denota su intención de huir su responsabilidad», ha añadido.

Asimismo, la fiscal ha apuntado que el acusado «está fuera de la realidad en el asunto de la Hermandad ER, pero no en el resto». «Este señor ataca a las víctimas que a él le conviene, no a cualquier persona que pase por la calle o a los chinos, con los que parece que tiene fijación», ha añadido.

No obstante, la representante del Ministerio Fiscal ha señalado que mantiene la calificación de homicidio y no asesinato porque no sabe cómo han muertos las supuestas víctimas.

ACUSACIÓN PARTICULAR

Por su parte, el abogado de la acusación particular, que ejerce el hermano de Adriana, también ha cambiado la calificación y ahora aprecia una atenuante por enfermedad mental y un delito de homicidio, no de asesinato porque no se puede probar la alevosía.

«Sigo indicando que estaba lúcido, pero nadie puede negar que es un enfermo mental y puede haber atenuante», señala. Por tanto, aunque no ha concretado, rebajará la pena que pedía por la muerte y descuartizamiento de la ciudadana argentina, que primeramente fijó en 22 años de cárcel por asesinato y otros dos por tenencia ilícita de armas.

«Inequívocamente todos los indicios y todas las pruebas apuntan a ello. Nadie duda de que es un enfermo pero es importante saber que, a los efectos legales, cuando Bruno la mató, la descuartizó y engañó a la gente sabía lo que hacía y sí quería hacerla. Sabíamos que tenía su propia realidad, la hermandad de la ER pero cuando no lo tenía se la inventaba. Bárbara (su novia) no tenía esas letras y la llamaba Verónica o le adjudicó el nombre de Míster a su abogado. Tiene sus delirios y sabe manejarlos. La enfermedad no afecta a su memoria, tampoco a su inteligencia. No tenía las capacidades anuladas», ha explicado.

LA DEFENSA LO COMPARA CON NOELIA DE MINGO

Por su parte, el abogado de la Defensa, Marcos García Montes, ha comparado en varias ocasiones este caso con el de Noelia de Mingo, otra enferma de esquizofrenia paranoide que fue internada a un centro psiquiátrico penitenciario por matar a tres personas en el hospital en el que trabajaba. «El Tribunal Supremo ha declarado exención de responsabilidad. Hay que acatar lo que dice el Tribunal Supremo», ha indicado.

También ha repetido varias veces que «el loco no es tonto». «Tiene una construcción falta de realidad y con ella construye sus hecho», ha esgrimido. Por ello, el letrado niega que exista una intencionada falsedad documental y menos un delito por tenencia ilícita de armas, porque el arma «no está disponible, no se puede usar, no hay ánimo de disponer de esa cosa», ha argumentado.

Asimismo, ha expuesto la no existencia de fauna cadavérica en el sótano del procesado, entre otros detalles, y ha intentado desmontar la forma de realizar los registros en esa casa. «El primero duró 6 horas y el siguiente 16. Algo huele raro y podrido. No es normal», ha añadido.

Por otro lado, García Montes ha apuntado que la familia de Liria, que no se ha presentado como acusación particular en el juicio, no ha pedido declaración de ausencia de su familiar, que es un requisito previo para que el estado de la mujer pase de desaparecida a fallecida desde el punto de vista legal. Además, ha aludido a que el marido de la tía de Bruno presuntamente la maltrataba en su momento o de las desavenencias con algunos de sus hermanos.

El letrado ha criticado el «delicado» cambio de acusaciones por parte de fiscal y acusación particular porque entiende que su cliente tiene una enfermedad continua en el tiempo, lo que le lleva a un eximente, y no un atenuante, como piden. «Es como su ese día tuviera una depresión porque le duelen las muelas. No es un resfriado, ni una crisis de ansiedad. Seamos serios», ha exclamado.

Por último, la Defensa ha señalado diversos informes que avalan el grado de esquizofrenia de Bruno y de las declaraciones de médicos y allegados al acusado. Por ejemplo, ha indicado que su novia ha indicado durante el juicio que «despedazaba los ordenadores, estaba desquiciado y en el mundo de la ER». También ha recordado le declararon inútil y por eso no pudo hacer la mili o que el padre le reñía porque no tomaba la medicación.

García Montes también ha intentado poner en tela de juicio pruebas de peso, como la del viaje que realizó su defendido a Barcelona el 7 de abril indicando que no cuadran alguno de los posicionamientos de las antenas con la posición en la que estaba, recogidas por las cámaras de Renfe.

Asimismo, ha criticado que la trituradora con la que supuestamente se deshizo de los cuerpos estuvo en un frigorífico de dependencias policiales y en dependencias judiciales hasta el juicio y que el número de fabricación es distinto entre la máquina que han llevado y con las que se hicieron las pruebas para descuartizar huesos, unos huesos que también ha criticado que sean de cerdo y no humanos. «Se puede ir al Anatómico Forense y pedirlos», ha añadido.

Por todo ello, el letrado ha reivindicado la no culpabilidad de su cliente y ha lamentado que Bruno estuviera en la calle cuando desde hace años «tenía que haber estado en un psiquiátrico, no por asesino, sino por enfermo». Por eso, se ha comprometido que en caso de que el jurado decida que su defendido es inocente, lo llevará a un psiquiátrico, «como ha hecho con más». (EP)

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