Reclaman que la transformación digital ayude a reducir las desigualdades entre hombres y mujeres
Cristina Antoñanzas, vicesecretaria de UGT, entre Susana Romero y José Varela, autores del estudio.

Reclaman que la transformación digital ayude a reducir las desigualdades entre hombres y mujeres

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24/4/2018 05:58
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Actualizado: 23/4/2018 20:13
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En un contexto de transformación digital que modificará sustancialmente nuestra sociedad y hábitos, algunas voces se han alzado para que esta nueva tecnología ayude a reducir la brecha existente entre hombre y mujer. Un estudio de UGT aboga por ello y habla de “digitalización, inclusiva, social, justa y feminista”.

​La vicesecretaria General de UGT, Cristina Antoñanzas, afirmaba en el transcurso de dicha presentación  que “la digitalización puede ser una oportunidad para la igualdad entre hombres y mujeres y debe servir al conjunto de la sociedad, no solo a la cuenta de resultados de las empresas”. En este sentido, apostaba  por la puesta en marcha inmediata de “actuaciones políticas para que la digitalización sea inclusiva, social, justa y feminista”.

Antoñanzas hacía estas declaraciones durante su intervención en la presentación del Informe “Mujer y Tecnología 2018”, junto a los autores del mismo y expertos de UGT en esta materia, José Varela y Susana Romero. A su juicio hay que ser prudente con algunas propuestas que hablan de que los robots coticen, la adopción de medidas protectoras del empleo, o cómo se van a repartir los beneficios de la digitalización. Algo esencial, desde el punto de vista global y desde la perspectiva de género.

La vicesecretaria General planteaba  algunas de las reivindicaciones de UGT para hacer frente al reto de la digitalización y favorecer al mismo tiempo la igualdad, tales como:

En primer lugar la creación de un Observatorio de la Brecha digital que elabore indicadores de referencia y objetivos anuales a lograr, incluyendo los de género. Al mismo tiempo señalaba la necesidad de incluir en la negociación colectiva el análisis de la situación real de las mujeres en el ámbito de los puestos de trabajo relacionados con la tecnología.

Antoñanzas al mismo tiempo es partidaria de la adaptación  progresiva de la normativa laboral para garantizar los derechos de los trabajadores y trabajadoras, considerando particularmente las cuestiones relacionadas con la conciliación, seguridad y salud, la no discriminación por razón de género, y la formación permanente.

Otras ideas que ofreció tienen que ver con la planificación de  las repercusiones de la digitalización en el sistema fiscal, y en los sistemas de protección social, pone en marcha planes formativos para las mujeres con mayores dificultades o establecer  planes de actuación en todos los niveles educativos, que incluyan el fomento de la participación de las mujeres en las especialidades técnicas en las que están poco representadas, y planes específicos de formación.

También recordó que se podría dotar de recursos suficientes las políticas activas de empleo para conseguir la capacitación masiva de los trabajadores y trabajadoras que garantice su empleabilidad futura.

Diapositiva de la presentación del estudio.

Es peligrosa la brecha digital en España

Por su parte, José Varela y Susana Romero, los autores del Informe, situaron  con cifras la brecha de género en tecnología y digitalización.

Varela destacó  que existe una gran brecha digital en España y que, en cuestión de género, la brecha no cesa. Así, según el último informe de Naciones Unidas para Europa, nuestro país ocupa el puesto 26 de 31 en brecha de género de acceso, es decir de la capacidad que tienen hombres y mujeres para conectarse a internet o en el manejo de nuevas tecnologías.

Por otra parte, son 5 veces más los hombres que las mujeres los que estudian o se forman en TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación), algo que tiene mucho que ver con los estereotipos culturales que se han promovido.

Mujeres, inexistentes en empleo tic

También señaló en su intervención,  además, que “las mujeres son casi inexistentes en empleos TICs” (del 22% de empresas que emplean a especialistas en TICs, más de la mitad solo emplean a hombres) y que “la brecha salarial de las mujeres, en este ámbito, con respecto a los hombres, ha aumentado en el último año un 2,5% y alcanza ya el 22,4%”.

Y todo esto a pesar de que las mujeres especialistas en TICs generan una mayor productividad en el puesto de trabajo. Así, el coste para nuestro país, de esta subrepresentación de las mujeres en TICs, asciende a 16.100 millones de euros, según la Comisión Europea.

Susana Romero, por su parte, habló  sobre el impacto de la digitalización en el empleo de las mujeres, y ha afirmado que es preciso que “patronales y sindicatos establezcan convenios que incluyan planes de igualdad, medidas de acción positiva, para mejorar la empleabilidad y competencias digitales de las mujeres y para acabar con los sesgos de género vinculados a las nuevas tecnologías”.

Achacó  a cuestiones culturales y sociales el que las mujeres no estudien más carreras relacionadas con las TICs “un terreno, que las mujeres, están cediendo casi sin rechistar”. Y ha manifestado que las mujeres abandonan su carrera profesional con mucha más frecuencia que los hombres, porque para ellos la conciliación es un problema menor.

Romero concluyó señalando  que “si no ponemos remedio, la cada vez más residual presencia de las mujeres en las Tics será muy negativa, desde el punto de vista económico y para la igualdad de género. Se puede echar por tierra incluso lo que hemos conseguido en las últimas décadas, volviendo a conformar un nuevo entorno laboral desigual, discriminatorio y excluyente”.

Poca ayuda del Gobierno a la igualdad

Desde esta entidad sindical se ha criticado en varias ocasiones que el r Gobierno sacara pecho sobre su apuesta por la igualdad, pero lo cierto es que en los Presupuestos Generales del Estado para 2018, sólo se destina a la igualdad entre mujeres y hombres un 0,007% del total de las Cuentas y se repiten las cuantías y los destinatarios respecto al año anterior.

La cantidad que se destina en 2018 al Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, es de 19.838.900 euros, 76.670 euros más que los presupuestos de 2017, para acabar con las enormes desigualdades y discriminaciones que soportan las mujeres en nuestro país.

Aunque el presupuesto en materia de igualdad entre mujeres y hombres aumenta en 2018 un 0,39% respecto al año anterior, lo cierto es que desde que Gobierna el PP el presupuesto en esta materia ha descendido un 37,11%. Por otra parte, del total de dinero presupuestado este año, sólo se destina un 33% (6.548.000 euros) a la puesta en práctica de políticas de igualdad (dinero que se reparte entre asociaciones, fundaciones y otras administraciones).

Y de este porcentaje, sólo el 0,76% se dirige a la inserción de las mujeres (a través de la Fundación Integra) y se específica que está destinado a las víctimas de violencia de género.

A nivel empresarial, desde UGT se indica que el compromiso del Gobierno con la negociación colectiva se reduce a un millón y medio de euros destinados a programas de incentivación de planes de igualdad para PYMEs.

Asimismo, resalta que, a pesar de que la legislación vigente en materia de igualdad, en el ámbito laboral, delega la concreción de un importante número de derechos a la negociación colectiva, las organizaciones sindicales quedan excluidas un año más de cualquier tipo de ayuda para fomentar la no discriminación de las mujeres en el trabajo.

Por su parte,  las organizaciones empresariales mantienen una asignación de 250.000 euros para un proyecto de liderazgo y de promoción de las mujeres directivas, y lo mismo ocurre con el Consejo Superior de las Cámaras de Comercio que seguirán recibiendo 360.000 euros.

En la actualidad, las organizaciones empresariales y las empresas reciben incluso más presupuesto en materia de igualdad que las asociaciones de mujeres (un 9,42%, frente al 8,33%, y el 0% de las organizaciones sindicales).

Según el último informe de Naciones Unidas para Europa, nuestro país ocupa el puesto 26 de 31 en brecha de género de acceso, es decir de la capacidad que tienen hombres y mujeres para conectarse a internet o en el manejo de nuevas tecnologías.

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