Hay horas en las que se dictan más sentencias condenatorias o absolutorias
Daniel H. Pink, pensador y escritor contemporáneo, es el autor de "¿Cuándo? La ciencia de encontrar el momento preciso", donde se habla de cuándo toman decisiones los jueces.

Hay horas en las que se dictan más sentencias condenatorias o absolutorias

De acuerdo con Daniel H. Pink, autor del libro "¿Cuándo? La ciencia de encontrar el momento preciso".

¿A qué hora del día un magistrado dicta sentencias más benévolas? ¿Cuándo debe redactar su escrito un abogado para que sea más efectivo?

Daniel H. Pink, autor del libro «¿Cuándo? La ciencia de encontrar el momento preciso», cita un estudio en el que se analizaron numerosas sentencias de dos tribunales en Israel que en total deciden sobre cerca del 40% de las peticiones de libertad condicional del país.

Del mismo salieron a la luz datos muy relevantes.

Por ejemplo, que en las primeras horas del día, los jueces fallaban a favor de los presos un 65% de las veces, mientras que a última hora de la mañana esos fallos caían prácticamente a cero.

A este respecto, Pink, pensador contemporáneos autor de varios libros que han vendido millones de ejemplares en todo el mundo y que han sido traducidos a más de treinta idiomas, tales como Free Agent Nation, Una nueva mente (Ilustrae, 2008), Las aventuras de Johnny Bunko (Empresa Activa, 2009), La sorprendente verdad sobre qué nos motiva (Gestión 2000, 2010) y Vender es humano (Gestión 2000, 2013), opina que eso es algo que le parece «absolutamente aterrador, pero la realidad es que los jueces son seres humanos sometidos a los mismos ritmos que los demás».

Los jueces aspiran a ser racionales, deliberativos y sen­satos, a administrar una justicia basada en los hechos y en la ley. Pero los jueces también son seres humanos someti­dos a los mismos ritmos diarios que los demás. Sus togas negras no los blindan ante el valle”.

Y según descubrieron,en general, los jueces eran más pro­pensos a emitir fallos favorables, como conceder una libertad condicio­nal o permitir la retirada de un dispositivo de control del tobillo.

“Pero el patrón de la toma de decisiones era más complejo, y más interesante, que una mera división entre horarios matutinos y vespertinos”, añade Pink.

Ya que como la de­cisión habitual por defecto es no conceder la condicional, “los jueces se desviaban del statu quo duran­te algunas horas y lo confirmaban durante otras”.

Claro que el estudio concluyó que tras la pausa del almuerzo, los jueces volvían a ser más indulgentes, para volver a una línea dura a última hora de la tarde, excepto cuando disponían de una pequeña pausa para descansar unos minutos, entonces volvían a las decisiones favorables al reo.

La conclusión, dice Pink, es que puede que el descanso y la comida restablezcan los niveles de glucosa del juez y repongan sus reservas mentales, o que pasar un rato lejos el estrado les ponga de mejor humor y reduzca su fatiga.

Puede ser que los magistrados estu­viesen cansados y que al descansar se redujera la fatiga (otro estudio sobre los tribunales federales de EE.UU. re­veló que los lunes después del cambio al horario de vera­no, cuando las personas pierden de media unos cuarenta minutos de sueño, los jueces dictaban sentencias de cárcel aproximadamente un cinco por ciento más largas que las dictadas los lunes del resto del año) 80.

“Sea cual sea la explicación,-dice el autor- un factor que debería ser más bien superfluo para la toma de decisiones judiciales e irrelevante para la propia justicia – que un juez deba ha­cer una pausa, y cuándo- resultó crucial al decidir quién debía quedar en libertad o seguir entre rejas. Y este fenó­meno en general afecta probablemente a otras decisiones secuenciales o juicios importantes, como las decisiones sobre leyes […], economía y de admisión en las universidades”.

El libro de Pink plantea cómo ser ordenados, cómo ser felices, cómo ser eficientes, hay fórmulas y recetas para todas las actividades humanas, pero faltaba algo muy importante, el “cuándo”: Cuándo trabajar y cuándo descansar, cuándo realizar tareas intelectuales y cuándo practicar deporte, cuándo redactar un informe jurídico y cuándo echar un ligera siesta, cuándo charlar con amigos y cuándo pedir un aumento al jefe…

Licenciado en Derecho por la Universidad de Yale, Pink jamás ha ejercido la abogacía: se ha dedicado a la consultoría y a la asesoría política.

En este campo, trabajó durante tres años en la Casa Blanca como redactor jefe de discursos del vicepresidente Al Gore.

ELEGIR EL MOMENTO NO ES UN ARTE SINO UNA CIENCIA

Para Pink, elegir en momento adecuado para cada cosa no es un arte, sino una ciencia.

El autor se ha basado en una investigación multidisciplinar que concluye que nuestras habilidades cognitivas no permanecen estáticas a lo largo del día y estas fluctuaciones son mucho más importantes de lo que creemos, porque elegir un momento u otro condicionará el resultado que obtengamos.

«En resumen, nuestros estados de ánimo y nuestro rendimiento oscilan a lo largo del día. Para la mayoría de nosotros, los estados de ánimo siguen un patrón común: pico, valle y recuperación. Y eso ayuda a moldear un doble patrón de rendimiento», se afirma en el libro.

Pink también destaca que la mayor parte de las personas son alondras, diurnas y madrugadoras y el resto búhos, nocturnos y trasnochadores, aunque también hay colibríes, que son los intermedios.

«Hace unos años, dos sociólogos de la Universidad Cornell, Michael Macy y Scott Golder, analizaron más de quinientos millones de tuits que 2,4 millones de usuarios de 84 países habían publicado durante un período de dos años […] Lo que Macy y Golder descubrieron, y publicaron en la prestigiosa revista Science, fue un patrón notablemente constante en las horas en que la gente se despertaba. El efecto positivo —el lenguaje que revelaba que los usuarios se sentían activos, participativos y optimistas— crecía generalmente por la mañana, se desplomaba por la tarde y remontaba de nuevo al anochecer. Que el usuario fuese estadounidense o asiático, musulmán o ateo, o blanco o negro o mulato, era irrelevante».

ABOGADOS

En cuanto a los abogados, el libro propone que «si eres un abogado más bien alondra que está redactando un informe, haz tus investigaciones y escribe pronto por la mañana.

Si eres un ingeniero de software más bien búho, pasa tus tareas menos esenciales a la mañana y empieza las más importantes a última hora de la tarde hasta la noche.

Si estás reuniendo un grupo para una tormenta de ideas, fíjala a última hora de la tarde, ya que probablemente la mayoría de los miembros de tu equipo serán colibríes.

Una vez que sabes cuál es tu tipo y tu tarea, es más fácil averiguar el momento».

BUENAS Y MALAS NOTICIAS

¿Cuáles quieres primero? Pues Pink dice que debemos aplicar «el principio último de los finales: cuando tienen que elegir, las personas prefieren los finales que levantan el ánimo.

La ciencia de los tiempos ha revelado —de forma repetida— lo que parece ser una preferencia innata por los finales felices.

Favorecemos las secuencias de sucesos que suben en vez de bajar, los que nos levantan el ánimo en vez de desanimarnos«.

Como dicen los investigadores que han estudiado esta cuestión: “Nuestros resultados sugieren que los médicos, profesores y parejas […] no son muy hábiles al dar buenas y malas noticias, porque olvidan momentáneamente cómo querrían que se les diesen a ellos las noticias cuando son pacientes, alumnos y cónyuges”. 

El experto es también un firme defensor de los descansos a lo largo de la jornada, lo cual no quiere decir que haya que dormir dos horas de siestas o alargar el café de media mañana.

“Antes creía que las pausas para comer, las siestas y los paseos eran una forma de indulgencia…Antes creía que los tiempos lo eran todo. Ahora creo que todo momento es justo. Antes creía que el timing, la elección del momento justo, lo era todo. Ahora creo que todos los momentos son el momento justo».

De hecho, todo esto no es nuevo, ya lo decía algo más crudamente el Eclesiastés: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: Un tiempo para nacer y un tiempo para morir; un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar; un tiempo para matar y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir y un tiempo para construir; un tiempo para llorar y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto; un tiempo para esparcir piedras,y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse; un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar; un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser; un tiempo para callar,y un tiempo para hablar; un tiempo para amar, y un tiempo para odiar; un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz”.

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