Opinión | «House of Cards» o el poder a cualquier precio
Kevin Spacey en su papel del presidente Frank Underwood, en la celebérrima serie de Netflix "House of Cards", que durante 5 temporadas fue un éxito mundial. Foto: Netflix.

Opinión | «House of Cards» o el poder a cualquier precio

Hace ya tiempo que los líderes políticos democráticos entendieron que el poder surge de fijar la agenda y determinar el marco de debate, como bien refleja, entre otras muchas cosas, la serie «House of Cards» (castillo de naipes, en castellano).

Por ello, para desarrollar con éxito toda su estrategia de poder, los lideres se rodean de un buen equipo de asesores, capaces de moderar su discurso, su mensaje y articularlo de tal forma que sea efectivo de cara a la ciudadanía: su electorado.

En la sombra o a plena luz, detrás del líder político siempre habrá un gran estratega, un narrador, un «arquitecto» o un «fontanero» capaz de sacar adelante el proyecto político que él representa.

Eso sí, el líder será en último término quien tome las decisiones, ya que, para bien o para mal, él será quien reciba los premios o los castigos.

No conviene olvidar, como aseguraba Maquiavelo, en «El príncipe», que si un gobernante debe elegir entre ser temido o amado, «resulta ser mucho más seguro ser temido que amado».

Y esto es lo que nos muestra con toda crudeza una de mis series favoritas, «House of Cards».

En ella vemos a Frank Underwood (Kevin Spacey), el líder de la Cámara de Representantes del Partido Demócrata, que va escalando posiciones hasta alcanzar la cima de la nación más poderosa del mundo.

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Como aseguraba Maquiavelo, en «El príncipe», que si un gobernante debe elegir entre ser temido o amado, «resulta ser mucho más seguro ser temido que amado», y esto se cumple en House of Cards. Foto: Netflix.

Manipular y mentir como arma

Para ello, no duda en manipular y mentir para conseguir sus objetivos, destruyendo todos los obstáculos que se crucen en su camino.

Maneja las piezas de la política estadounidense según su utilidad (nombramientos, votaciones, economía…), sin importarle demasiado las reglas, como el propio Underwood sostiene: «Hay muchas cosas sagradas a las que les tengo respeto, las reglas no están entre ellas».

Como dijo John Emerich Edward Dalkberg Acton, más conocido como Lord Acton en 1887: «El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente».

A lo largo de la serie pululan congresistas borrachos, empresarios corruptos, políticos mafiosos, hackers vendidos y controlados por Inteligencia, jueces, periodistas ambiciosos, «lobbistas»…

«Todos tienen mucho cuidado con la opinión pública, que podría hacerles caer como un castillo de naipes. Casi toda la estrategia política de Frank Underwood se basa en manipular y para ello, justificar cualquier acto que le permita alcanzar su objetivo: El Poder»

Son personajes complejos, con sus miserias y grandezas, pero todos con una gran ambición. Capaces de vender su alma para incrementar su poder y su influencia política –con Underwood a la cabeza–.

Eso sí, todos tienen mucho cuidado con la opinión pública, que podría hacerles caer como un castillo de naipes.

La estrategia de Underwood es sencilla. Se dedica observar paso a paso cómo van fructificando las semillas de la discordia que él ha sembrado o a sembrar todas aquellas que sean precisas para lograr su fin…. Y si éstas no cuajan, él mismo lo resuelve. Porque como él mismo asegura «El camino al poder está pavimentado de hipocresía. Y víctimas. Sin arrepentimientos».

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El personaje de Underwood no duda en manipular y mentir para conseguir sus objetivos, destruyendo todos los obstáculos que se crucen en su camino. Foto: Netflix.

La política es como un gran castillo de naipes

En el fondo, toda la política es como un gran castillo de naipes, donde puedes ir quitando y poniendo piezas. Eso sí, sin que el castillo caiga y pierdas el poder.

Series como «House of Cards«, «El Ala Oeste de la Casa Blanca» o «Borgen«, entre otras… son como retratos de la contemporaneidad y los políticos lo saben: en ellas se representan determinadas intrigas, historias o acontecimientos de la realidad que pueden llegar a marcar tendencias.

Sus tramas pueden llegar a ser premonitorias de desarrollos políticos y sociales.

Nos acercan a las bambalinas del poder, nos muestran las estrategias que los políticos desarrollan en su día a día, de cara a su audiencia y su electorado.

Por ello, la ficción televisiva constituye una buena herramienta para comprender la política y la comunicación política.

Sin embargo, debemos analizar estas series como lo que son: ficción. Los votantes pueden aprender con ellas, pero sin confundirlas con la realidad, por mucho que sus personajes, sus tramas y sus guiones resulten más atrayentes que la realidad a la que imitan… no dejan de eso: ficción.

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