Oleg Gordievsky, el agente encubierto más exitoso de los tiempos modernos
Ben Macintyre, columnista y editor asociado de The Times, es el autor de "Espía y traidor", la historia de Oleg Gordievsky, un oficial soviético del KGB que se convirtió en agente doble del MI6 británico.

Oleg Gordievsky, el agente encubierto más exitoso de los tiempos modernos

«Espía y traidor» es una historia minuciosamente investigada por Ben Macintyre, columnista y editor asociado de The Times, sobre Oleg Gordievsky, un oficial soviético del KGB que se convirtió en un doble agente trabajando el británico MI6 y que no sólo colaboró en fortalecer las relaciones entre la Unión Soviética y Occidente, sino que ayudó a evitar una confrontación nuclear.

Su novelesca huida de la Unión Soviética cuando parecía que el juego se había acabado, fue un  extraordinario acto de planificación inventiva, ejecución cuidadosa y pura suerte que el libro, editado por Crítica, narra paso a paso con un pulso que hace imposible abandonar su lectura.

Macintyre comienza su historia en Moscú, donde Oleg Gordievsky, hijo de un oficial de carrera del KGB, creció en un edificio de apartamentos para familias en el servicio.

Gordievsky, cuyo hermano mayor también se unió al KGB, se sintió atraído por la emoción y el desafío intelectual de una carrera en el espionaje, pero al mismo tiempo al ser una época de mayor libertad artística e intelectual en los años cincuenta y sesenta, no estaba del todo claro si la vida en el KGB era para él.

Pese a ello al final no sólo ingresó, sino que se casó con una mujer que también trabajaba para el organismo. Fue en parte un matrimonio de conveniencia para ambos: la carrera y los puestos en el extranjero eran solo para parejas casadas.

El autor de libro, Ben Mcintyre, autor del libro «El espía y el traidor».

EL FLORECIMIENTO

El primer destino de Gordievsky fue Copenhague, Dinamarca, donde quedó cautivado por la libertad, la vibrante vida cultural y los avances tecnológicos.

Compró libros de autores prohibidos en la Unión Soviética e incluso adquirió por curiosidad algunas revistas gays, de todo lo cual la agencia de inteligencia danesa tomó buena nota.

“Florecí como ser humano- escribiría-. Había tanta belleza, una música tan animada, tantos libros excelentes, tanta receptividad y alegría entre la gente corriente que solo podía ver el extenso y estéril campo de concentración que era la Unión Soviética como una especie de infierno”.

Unos meses más tarde, en una fiesta en la casa de un diplomático de Alemania Occidental, entabló una conversación con un joven danés excepcionalmente amable, bastante ebrio y que parecía saber mucho sobre la música clásica.

Él sugirió que fueran a un bar pero Gordievsky se negó cortésmente, explicando que tenía que volver a casa.

El joven era un agente del servicio de espionaje danés que le había tendido una “trampa de miel”, y había fracasado, porque el ruso no era homosexual.

Espía y traidor, Gordievsky, oficial soviético del KGB, trabajó como agente doble del Servicio Secreto británico (MI6); contribuyó a evitar una confrontación nuclear.

LA CAPTACIÓN

Cuando un oficial del MI6 se acercó a él, dijo que sí a su oferta con tres advertencias: “Primero, no quiero hacer daño a ninguno de mis colegas del KGB; segundo, no quiero ser fotografiado o grabado en secreto. En tercer lugar, nada de dinero. Quiero trabajar para Occidente por convicción ideológica».

Y así comenzó una de las relaciones más fructíferas en la historia del MI6.

Gordievsky tenía un intelecto agudo y una memoria extraordinaria.

Les contó todo lo que sabía sobre la organización del KGB, su liderazgo, sus objetivos y actividades.

Proporcionó información sobre los extranjeros a sueldo o bajo la influencia del KGB (agentes, fuentes confidenciales, contactos e «idiotas útiles»).

Pero lo más importante es que a petición suya, el MI6 desarrolló un plan de escape de Moscú, un proyecto peligroso y complicado en virtud del cual, durante años, los observadores siguieron un plan de alerta, de modo que si Gordievsky pedía ayuda, siempre habría alguien allí al tanto.

“COMIDA PARA POLLOS”

Tras una temporada en Moscú, donde se divorció y volvió a casar, Gordievsky fue enviado a la embajada soviética en Londres.

Allí, el MI6 lo ayudó proporcionándole un suministro interminable de «comida para pollos» (información genuina pero no seriamente dañina ni importante) y colocando trampas lenta y metódicamente para capturar y luego deportar a sus jefes hasta que él fuera el jefe del KGB, -el rezidente– en la Embajada.

En este punto, la historia que cuenta Macintyre parece casi increíble.

Gordievsky asesoró a Margaret Thatcher y, eventualmente, a los diplomáticos estadounidenses, sobre la mejor manera de comportarse para causar una buena impresión en los líderes soviéticos mientras al mismo tiempo enviaba consejos e información a sus jefes de la URSS  para ayudarles a negociar con sus homólogos occidentales.

La visita fundamental de Mijail Gorbachov a los EE.UU. en 1984 fue un éxito en gran parte porque había sido manejada esencialmente por el MI6.

Pero entonces Aldritch Ames, un oficial descontento de la CIA, jefe de contraespionaje soviético, se casó con una mujer de gustos caros, y la historia de Gordievsky estuvo a punto de terminar trágicamente.

7/21/1987 President Reagan Meeting with KGB Defector Oleg Gordievsky in the Oval Office

UNA FUGA DE PELÍCULA

La mayoría de los analistas de inteligencia que han estudiado el caso Gordievsky –relata el libro-  coinciden en que, en algún momento durante su contacto inicial con los rusos, Ames reveló que había un topo de alto nivel en el KGB que trabajaba el servicio secreto británico, para la inteligencia británica».

Aunque no divulgara aún el nombre, eso habría bastado para soltar a los perros de caza del Directorio K” (la contrainteligencia).

Entonces se desató una de las mayores búsquedas en la historia de la KGB y el MI6 un plan de fuga casi desesperado para sacar al espía de Moscú.

La fuga comenzaba con una bolsa del supermercado estadounidense Safeway, una gorra de cuero gris y unos pantalones a juego.

De esta guisa, Gordievsky dio esquinazo a quienes le seguían y esperó bajo el reloj del mercado Central de la capital rusa a  que alguien con una bolsa de la tienda británica Harrods le viera y avisara al servicio secreto británico para poner en marcha la huida más espectacular de la historia de los espías durante la guerra fría.

Mientras pasaba unos días en un balneario soviético, el espía reflexionaba sobre su situación.

“Cuanto más pensaba en la huida- escribe Macintyre- menos inviable le parecía. Poco a poco, envuelto en la paralizante neblina del miedo, estaba avanzando hacia una decisión: “No hay alternativa. Si no me voy, moriré. Soy como un cadáver que está de vacaciones”.

El autor contó con la ayuda de Gordievsky y sus antiguos  colaboradores.

A partir de muchas conversaciones en su casa de los suburbios de Londres, donde el espía vive bajo nombre falso y estrictas medidas de seguridad, Macintyre crea una disección completa y detallada de un caso único y crucial de espionaje, en el que la KGB estaba espiando a la CIA, que espiaba secretamente al MI6, su propio aliado, que  a su vez estaba espiando a la KGB: un círculo perfecto de espionaje.

Esta es la historia del agente encubierto más exitoso de los tiempos modernos, una especie compleja de héroe, un espía y un traidor que consiguió burlar al KGB utilizando sus propias armas.

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