Mariano Sánchez Soler, autor de “Los ricos de Franco”: “La dictadura fue un régimen de puertas giratorias”
El autor, periodista e historiador, es el gran especialista español en la herencia de Franco.

Mariano Sánchez Soler, autor de “Los ricos de Franco”: “La dictadura fue un régimen de puertas giratorias”

|
21/3/2021 01:00
|
Actualizado: 20/3/2021 22:43
|

A Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954) todo el mundo le identifica como periodista de investigación. Uno de los grandes de nuestro periodo democrático, para ser precisos. No en vano dirigió el equipo de investigación de la revista Tiempo.

Pero también es doctor en Historia por la Universidad de Alicante con una tesis doctoral –summa cum laude– sobre la violencia política sobre la Transición, que vio la luz como libro después con el título de “La Transición sangrienta” (2010).

En su última etapa profesional ha sido profesor de la Universidad Miguel Hernández, en Alicante.

Sánchez Soler es, sin duda alguna, el gran especialista español sobre la herencia de Franco.

Es autor de “Ricos por la patria” (2001), “Los Franco S.A.”  (2003) y “La Familia Franco” (2019) y ha sido citado por autores tan prestigiosos como Paul Preston y Stanley Paine.

Recientemente acaba de dar a la luz un nuevo volumen, “Los ricos de Franco. Grandes magnates de la dictadura, altos financieros de la democracia”, que le han colocado como finalista en el Premio de la Crítica Valenciana y en el Premio de Literatura de No Ficción Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón.

Sánchez Soler es, sin duda, fuente de autoridad en este campo. Nadie, en el campo de la historia, se lo niega.

“Yo no opino. Yo cuento Mis datos salen del anuario del Banco Central de 1975, de los anuarios del Dicodi, de los registros mercantiles, de los registros de la propiedad inmobiliaria. Son datos objetivos, fuentes primarias. Es un trabajo de 30 años”, explica el autor en esta entrevista.

¿Por qué afirmas que la dictadura fue un régimen de puertas giratorias”

Porque es lo que era. Yo lo explico con nombres. Por ejemplo, en el año en que muere Franco, en 1975, en las 25 empresas más importantes de España por facturación había 24 exministros, exprocuradores en Cortes y exdirectores generales de los gobiernos de Franco.

Al final del libro incluyo los nombres y curriculums de la oligarquía político-empresarial franquista. Son datos objetivos.

No se puede decir de otro modo, la dictadura fue un régimen de puertas giratorias en la que, en un momento, trabajando para el régimen o trabajando para las grandes empresas, pasando de un lado a otro.

Algunos personajes no me negarás que tenían su gracia, como Manolo Alburúa…

Ministro de Comercio entre 1951 y 1957 y procurador en Cortes durante ocho legislaturas, sí. Un tipo muy simpático. El periodista César González Ruano contaba la anécdota de que en una ocasión fue a pedirle una licencia de importación de maquinaria y salió con una orden para importar un coche extranjero.

Franco repetía en público con cierta sorna “Mirad a Manolo. Empezó de botones y ahora es archimillonario”.

Alburúa pasó de ministro a administrador delegado del Banco Exterior de España, cuya presidencia ocupó después, formando parte de los consejos de CEPSA, Motor Ibérica o la Compañía Nacional de Tabacos de Filipinas.

Era una forma de funcionar bajo la dictadura, en los años de la posguerra. En el principio del desarrollismo se dieron unas condiciones espectaculares de crecimiento económico.

Entonces se habló del milagro español en el franquismo, cuando lo que imperaba era el capitalismo salvaje puro y duro. Obreros sin derechos, sin sindicatos independientes, sin libertad de expresión…

«El año en que muere Franco, en 1975, en las 25 empresas más importantes de España por facturación había 24 exministros, exprocuradores en Cortes y exdirectores generales de los gobiernos de Franco», cuenta Sánchez Soler.

En tu libro queda meridianamente claro que el mundo financiero y el régimen de Franco formaban una misma entidad. Y te refieres a las cacerías de Franco, a las que se empezó a aficionar en 1939. Fíjate que he vuelto a ver “La Escopeta Nacional”, de García Berlanga, con otros ojos.

La película es una sátira que recoge de forma bastante clara ese ambiente. Pero piensa que cuando digo que es una misma identidad es porque políticamente participaban.

Los banqueros, algunos de ellos eran ministros, estaban en las comisiones económicas, en los planes de desarrollo… Mantenían cargos públicos y privados, al mismo tiempo.

En total, 43 ministros se convirtieron en destacados ejecutivos del sector bancario. El 36 por ciento de los ministros franquistas ocuparon puestos relevantes en los consejos de administración de los bancos, que se vieron beneficiados con sus influyentes contactos políticos.

Una presencia que se potenció a partir del Plan de Estabilización de 1959, que hicieron los tecnócratas del Opus Dei, cuando comenzó la liberalización económica y la expansión de la banca mixta.

Sin olvidar el sector de la construcción, con José Banús, al que denominas el “Onassis español”, y los exministros José Antonio Girón de Velasco y José Solís. Se podía construir donde se quería, de la forma que se quería… No sabía que Banús había sido el constructor del Valle de los Caídos…

Los tres formaron parte del círculo íntimo del dictador. Las empresas de Banús, Construcciones Molán y San Román, levantaron el monasterio del Valle de los Caídos y excavaron la galería sobre la que se alzó el conjunto arquitectónico y realizó la carretera de acceso a Cuelgamuros. Huarte y Compañía levantó la gran cruz de Juan de Ávalos, pero el factótum de todo aquello fue Banús, que se consolidó como el constructor del régimen.

Donde dejó su huella más clara fue en el barrio del Pilar, de Madrid, bautizado así en honor a su esposa, María del Pilar Calvo Sánchez de León.

«43 ministros se convirtieron en destacados ejecutivos del sector bancario. El 36 por ciento de los ministros franquistas ocuparon puestos relevantes en los consejos de administración de los bancos, que se vieron beneficiados con sus influyentes contactos políticos»

Citas una frase del polítologo Michael Johnson: “La corrupción es todo uso indebido (abuso) de una posición pública, de cargos y recursos públicos para fines y ventajas privadas”.

La dictadura posibilitó un estado de corrupción generalizado. España vivió 40 años en una situación donde no se veía como delito como por ejemplo en la sociedad el tráfico de influencias, donde se podía hacer cualquier cosa.

El estraperlo, el comercio ilegal, fue generalizado para sobrevivir. Con eso se creo una costumbre que no se veía mal. Aquello ha dejado en muchas cabezas un pensamiento franquista que todavía persiste según el cual no se ve mal que un alcalde robe porque por lo menos nos deja algo a nosotros, una ciudad muy bonita.

El franquismo no estuvo exento de escándalos político-económicos, como los de Sofico o Matesa, de los que se informó a pesar de la ausencia de libertad de información.

Fueron la consecuencia de la lucha por el poder entre facciones del régimen. Entre falangistas, tecnócratas. Tremendo.

En este libro recuerdas que cuando el marques de Villaverde se casa con la hija de Franco, Carmen Franco Polo, toda la familia del marqués de beneficia.

El marqués tenía más sueldo que el que recibía oficialmente Franco como jefe del Estado. Tenía 30 puestos en los consejos de administración de diferentes empresas. En algunas de ellas asumió las presidencias. Eran sociedades potentes, con más de 4.000 millones de pesetas de capital social. Además, ostentaba 9 plazas de cirujano titular jefe en diferentes hospitales.

La familia del marqués, que pasaron a ser “los Franco”, también se benefició. José María Sanchís, tío suyo, estaba en muchos consejos de administración, como sus hermanos. Su padre, el conde de Arcillo, se hizo banquero gracias a esa relación.

Estamos hablando de una trama de vida a la sombra del poder absoluto de un dictador. En las tres ramas del franquismo, los Martínez, los Polo (con Carmen Polo y su hermano) y los Franco (con los hermanos del dictador, Nicolás y Pilar) se fundió lo público y lo privado con toda naturalidad.

¿El caso del Pazo de Meirás, ahora en los tribunales, es producto de todo aquello?

Es un buen ejemplo. En el año 38, cuando ya se veía que Franco iba a ganar la guerra, se le regaló el Pazo como jefe del Estado general invicto de los ejércitos, generalísimo. Para que tuviera un Pazo en su Galicia natal. Como todos los grandes señores.

Cuando acaba la guerra se dan cuenta de que con ese contrato cuando muera el Pazo no va a poder ser heredado por sus descendientes.

Entonces el banquero Pedro Barrié De la Maza, que es el mismo que ofreció el Pazo a Franco, como “fundador del Nuevo Imperio” como obsequio de sus paisanos por medio de una “cuestación popular obligatoria”, se va a un notario en 1941 y se plantea como una compraventa a título personal del que beneficiado es Franco.

Los mismos herederos de Emilia Pardo Bazán, firman y hacen un simulacro de contrato. Lo que ha demostrado que hubo un fraude por hoy. ¿Puede ser el camino para abrir más casos? Pues no lo sé, dependerá de que la Abogacía del Estado se ponga en marcha, de que haya denuncias concretas o argumentadas, que no se crea que las cosas salen por que sí.

Mariano Sánchez Soler posando con sus dos últimos libros.

Recientemente la familia Franco se querelló contra el programa “Equipo de investigación”, de La Sexta, contra otro programa, este de La Cuatro, “En el Punto de Mira”, contra Javier Otero, de Moncloa.com y contra ti, por una supuesta vulneración del derecho al honor. Y otra por injurias y calumnias. ¿Te preocupa?

No me preocupa nada. Mis datos están contrastados. Cuando declaré ante la jueza de lo Penal me preguntó: “¿Usted colabora con este programa de televisión?”. Le contesté,  que no. “¿Usted se puso de acuerdo con ellos?”. Le volví a contar que no. A mí me llamaron por teléfono para hacerme una entrevista en la calle. Ni soy colaborador, ni he participado en el programa. Además, salgo un minuto y medio.

Es lógico que la familia Franco me tenga ganas. Llevo escribiendo en solitario sobre ellos desde 1988.

Pero yo no opino nada. Yo meto las comillas y meto las notas a pie de página de las fuentes. Soy consciente de que estoy contando una historia incómoda para mucha gente. Sobre todo para ellos, porque cuestiona la legitimidad de muchas cosas.

Porque en el fondo lo que estamos haciendo es un juicio a la dictadura, cada uno desde su punto de vista democrático.

Los nietos, si te has fijado, no salen en el libro. Los papás sí. Ellos son los que han recibido la herencia, de la que no les fue tocado un euro durante la Transición.

Eso es un hecho.

Noticias Relacionadas:
Lo último en Política