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Tres medidas fiscales para ayudar a las empresas a salir de la crisis

Tres medidas fiscales para ayudar a las empresas a salir de la crisis
Rafael Núñez, autor de esta columna, es socio director Next Abogados.
29/9/2021 06:46
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Actualizado: 29/9/2021 06:46
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Se habla constantemente de este tema y no es para menos, porque nos esperan años difíciles en España, un país con mucho talento y con una buena formación en sus trabajadores, pero con problemas estructurales conocidos.

Uno, en mi opinión el más grave, es la rigidez de las viejas estructuras laborales heredadas de los años anteriores a la democracia, que -seamos claros- ni PSOE ni PP han conseguido cambiar.

Son, esas estructuras, paternalistas, muy poco flexibles, y créanme, no ayudan ni al trabajador ni al empresario. No puede ser que se fomente el “apuntarse al paro” cuando pierdes un trabajo.

Y que se tarde de media más de un año en regresar a la actividad laboral. Deberá exigirse una formación continuada y adecuada al mercado laboral para poder seguir cobrando y que se demuestre de verdad una voluntad firme por parte del trabajador y también por parte del empresario para llegar a un acuerdo laboral. Ahí quiero llegar, y vamos a la primera medida fiscal: Impuesto de Sociedades /acuerdo laboral.

Es conocido que el tipo medio efectivo del impuesto está muy por debajo del oficial. Con un tipo formal del 25%, en la práctica, España recauda mucho menos del 15 % si aplicamos deducciones y bonificaciones.

Por otro lado, nuestro país está ya por encima de la media europea en este impuesto, que se sitúa en un tipo medio formal del 21,4%, respecto del Impuesto sobre Sociedades de acuerdo con la ‘Tax Foundation’, en los 27 países miembros de la Unión.

Quiero decir que el impuesto español está ya muy alto y el Estado no puede permitirse perder recaudación; pero las empresas no deben y no pueden pagar más impuesto de sociedades.

Y si tienen que contratar más y mejor, ¿cómo lo hacemos? Vamos al acuerdo laboral: es un pacto de Estado que une políticas laborales y fiscales, y que obligaría a las empresas a contratar a desempleados a bajo coste, durante un plazo corto de tiempo, a cambio de formación adecuada a su mercado y a cambio de reducciones en el Impuesto de Sociedades, equivalentes (¿por qué no?) al coste de la ayuda de desempleo ahorrada por el Estado.

¿Por cuánto tiempo? Máximo un año desde la contratación dentro del marco del Acuerdo Laboral. Después de ese año, la empresa deberá contratar de forma indefinida al trabajador, ya reinsertado, a un coste de mercado, es decir con un salario digno y adecuado.

Otro grave problema estructural español es la conocida superdependencia del sol y del ladrillo. No digo nada nuevo. Pero cuidado, no queremos dejar de ser muy buenos en turismo y muy buenos -por qué no decirlo- en ingeniería civil y en construcción, (de hecho, tenemos uno de los mejores cuerpos de ingenieros civiles del mundo).

Sin embargo, queremos ser el centro mundial de la energía renovable, pretendemos ser un HUB mundial en renovables. Y lo vamos a conseguir. Pero para ello, tenemos que adecuar los Impuestos Especiales. ¿Qué son?

Son tributos de naturaleza indirecta que recaen sobre consumos específicos y gravan, en fase única, la fabricación, importación y, en su caso, introducción, en el ámbito territorial interno de determinados bienes, así como la matriculación de determinados medios de transporte, el suministro de energía eléctrica y la puesta a consumo de carbón, de acuerdo con las normas de la Ley 38/1992, de 28 de diciembre, de Impuestos Especiales, desarrollados por el Real Decreto 1165/1995, de 7 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de los Impuestos Especiales.

¿Cuáles son?

Impuestos especiales de fabricación 

Impuesto sobre la Cerveza.

Impuesto sobre el Vino y Bebidas Fermentadas.

Impuesto sobre Productos Intermedios.

Impuesto sobre el Alcohol y Bebidas Derivadas.

Impuesto sobre Hidrocarburos.

Impuesto sobre las Labores del Tabaco.

Impuesto Especial sobre la Electricidad

Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte

  Impuesto de matriculación.

Impuesto Especial sobre el Carbón

¿Cuáles interesa reformar?

Todos, en mi opinión. Pero el primero y más urgente es el de la electricidad.

El impuesto de la electricidad grava el consumo o autoconsumo de energía eléctrica en todo el territorio español. Ahora mismo no es objeto de sujeción el consumo por los generadores o conjunto de generadores de potencia total no superior a 100 kilovatios (kW). Por favor, ¡suban este umbral!.

El tipo de gravamen es el 5,11 %. La base imponible es la misma que en el Impuesto sobre el Valor Añadido. En los períodos sin consumo real no se exige el impuesto.

Ahora hay reducciones del 85% en función de los usos, y en ciertos casos incluso una reducción del 100%, sobre la energía directamente suministrada a embarcaciones atracadas en el puerto, que no sean privadas de recreo.

Pero esto no es suficiente. Tiene que cambiar totalmente el impuesto, de forma que se adecúe al consumo real y se grave a los productores en mucho mayor medida que a los consumidores. Yo diría que en total medida. Es cierto que, de esa forma, las compañías nos lo repercutirán a los consumidores en el corto plazo.

Sin embargo, en el largo plazo se irá adecuando el precio por el cruce de la oferta y la demanda, tal como ocurre ahora. El Estado no pierde, los consumidores pagarán menos por la luz, y las empresas eléctricas ganarán más al final, si hacen bien las cosas. Que las harán, no les quepa duda.

Y, por fin, la tercera medida fiscal. La del impuesto más rentable, el que más recauda de todos: El IVA. Es necesario ayudar a los sectores que más han sufrido. No digo nada nuevo si pido un tipo superreducido (4%) para los siguientes sectores:

  Hostelería y restauración.

 Automoción. Seguimos pagando un 21% por la compra de automóviles. Por favor, ¡dejen ese tipo para los coches de gasoil y de gasolina!, y pongan un IVA del 10% a los coches híbridos y de un 4% a los eléctricos puros. España es el segundo mayor fabricante de coches de Europa. Sin embargo, tiene unas ventas del 2% sobre la flota total de vehículos eléctricos vendidos, mientras que en Europa la ratio está ya por encima del 10%. Somos subdesarrollados en movilidad eléctrica.

  Maquinaria técnica y robótica avanzada para hospitales y para la industria que genere I+D+i, en general. (Pero real, por favor).

En fin, tres medidas fiscales en los impuestos que más afectan a nuestras empresas, para que puedan arrancar con entusiasmo y energía, sin afectar a los consumidores y sin que el Estado pierda recaudación.

Que así sea.

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