Urquiola de Palacio, en el centro, entre Marga de la Fuente y Martín Hernández-Palacios, presidente de la Asociación Abogacía Humanista. Foto: Confilegal.
Urquiola de Palacio, Premio Abogacía Humanista: «La lucha por el derecho es siempre una lucha humanista»
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05/3/2023 06:49
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Actualizado: 05/3/2023 14:02
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La abogada Urquiola de Palacio del Valle de Lersundi, socia directora de la boutique Palacio y Asociados y presidenta de la Unión Internacional de Abogados (UIA), recibió el pasado miércoles por la tarde el Premio Abogacía Humanista, en su segunda edición, en una ceremonia forma que tuvo lugar en el auditorio de la firma Pérez Llorca, en pleno centro de Madrid.
«La libertad individual es el núcleo esencial del pensamiento humanista. Y en tanto que el derecho, el estado de derecho, utilizando la denominación a la que todo régimen democrático liberal pretende adscribirse, es la garantía de la libertad individual. La lucha por el derecho es siempre una lucha humanista», dijo De Palacio durante su intervención, tras recibir el premio de manos de Martín Hernández-Palacios, presidente de esta asociación, y de Marga de la Fuente, CEO de Patent Box International.
«El grito de libertad del humanismo es tan actual hoy como hace cinco siglos», prosiguió. «Sirvió para cuestionar el poder absoluto de los monarcas. O el poder religioso. Hoy el humanismo sirve para emanciparnos de determinismos materiales intelectuales que nos acechan y que quieren acabar con el principio esencial de la dignidad humana: su libertad».
«En ese sentido, los abogados somos humanistas aún sin saberlo y sin quererlo. Cuando un abogado intenta hacer valer sus razones jurídicas para buscar una solución justa frente a una realidad arbitraria o un sistema indiferente, está adoptando una actitud y un planteamiento humanista», subrayó.
De Palacio, que agradeció calurosamente el reconocimiento, se refirió a su actual Presidencia de «la Unión Internacional de Abogados, la UIA, que tiene entre sus principales funciones, la defensa del estado de derecho a través del derecho de defensa y la defensa de los derechos humanos. Estos ejes de trabajo son exponente del humanismo en nuestro tiempo y me declaro profundamente identificada con ellos».
IMPEDIR QUE LA DISTOPÍA Y LA POSVERDAD ENTREN EN LAS LEYES
Previamente intervino María Lladró, economista, impulsora del pensamiento creativo y de la inteligencia colectiva, mediadora y consultora de familias empresarias en Transform Action, que forma parte de la Red Global de Consultores BVC para el desarrollo de equipos y organizaciones de alto rendimiento, analizó, durante su intervención, el sentido hacia el que nuestra sociedad se dirige: en dirección contraria al humanismo.
«El ilustre historiador José Ignacio Ruiz Rodríguez dice que estamos caminando hacia sociedades distópicas, hedonistas y relativistas», explicó Lladró, para después referirse a dos distopías literarias, «Un mundo feliz», de Aldous Husley, y «1984», de George Orwell.
«Para los que estén menos familiarizados con la palabra distopía, representa a sociedades deshumanizadas en las que no querríamos vivir. Estas son novelas de ficción pero, de alguna manera, en nuestra sociedad están apareciendo rasgos de tales distopías. Por ejemplo, en la de Orwell, un mundo de pantallas. Hoy pasamos por una cafetería y enseguida podemos ver a cuatro jóvenes mirando a sus pantallas sin hablar entre ellos. El consumo nos trae distracción. Los videojuegos… Lo que choca con el concepto del humanismo», explicó.
Lladró también se refirió a la posverdad, «aquella situación en la que los hechos objetivos ya no son tan importantes como las creencias o las emociones. Aunque veamos algo no lo queremos reconocer porque estamos metidos en nuestras propias creencias. Por tanto, el desafío es impedir que la distopía y la posverdad entren en las leyes. El desafío es que el humanismo lidere la transformación social. Que humanismo y derecho se conviertan en generadores de valores sin ningún tipo de duda».
Tras Lladró intervino el abogado Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona, quien hizo la «laudatio» de Urquiola de Palacio, a la que describió como «una jurista muy completa, pero una persona normal, asequible y accesible a todos. Nada que ver con abogados que parecen haberse tragado un sable. Un ejemplo claro de una abogada humanista. Su premio no puede ser más justo», concluyó.
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