El derecho de conquista dejó de ser un principio válido por 4 momentos clave del siglo XX
La guerra que en 1846 Estados Unidos declaró a México se basó en el derecho de conquista. Una decisión del presidente estadounidense James K. Polk, que buscaba la expansión de su país hacia el oeste, territorio mexicano. Con esa victoria, Estados Unidos se quedó con el 62 % del territorio de ese país. Modificó las fronteras establecidas por Hernán Cortés 300 años antes.

El derecho de conquista dejó de ser un principio válido por 4 momentos clave del siglo XX

El «derecho de conquista» fue, durante siglos, una herramienta legal para justificar la ocupación y dominación de territorios mediante la fuerza.

Desde la antigüedad hasta la Edad Moderna, este principio permitió a imperios como el romano o el mongol y a reinos feudales europeos expandirse a través de guerras y campañas militares, amparados en una supuesta legitimidad.

En el pensamiento clásico, filósofos como Platón y Aristóteles avalaron la guerra como un medio legítimo para someter a quienes consideraban «bárbaros». Esta visión se mantuvo durante la Edad Moderna, cuando el derecho de conquista sirvió como base ideológica para la colonización de América, África y Asia.

En el caso español, se utilizó el Requerimiento, una doctrina que combinaba argumentos religiosos y legales para subyugar a las poblaciones indígenas en nombre de la cristiandad.

El siglo XIX también presenció episodios de conquista legitimados por este principio.

La guerra entre Estados Unidos y México (1846-1848), que culminó con la apropiación de más del 50 % del territorio mexicano, es un ejemplo paradigmático. Este acto, liderado por el presidente James K. Polk, encuentra paralelismos inquietantes con conflictos recientes, como la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, considerada una violación del derecho internacional. O la invasión de Ucrania por Rusia, hace dos años, guerra que todavía está «viva».

La pérdida de vigencia del derecho de conquista se produjo en el siglo XX

Con la evolución del derecho internacional y la creciente influencia de los derechos humanos, el derecho de conquista perdió su legitimidad. Cuatro hitos fueron determinantes en este cambio:

Tratado de Versalles (1919): Tras la Primera Guerra Mundial, este tratado estableció principios que rechazaban la adquisición de territorios por la fuerza, subrayando la inviolabilidad de las fronteras nacionales.

Carta de las Naciones Unidas (1945): Este documento, fundacional de la ONU, consolidó la idea de la igualdad soberana de los Estados y prohibió expresamente el uso de la fuerza en las relaciones internacionales (artículo 2, párrafo 4). Desde entonces, la anexión de territorios mediante conflictos armados quedó formalmente deslegitimada.

Principios de Núremberg (1945-1946): Los Juicios de Núremberg calificaron la agresión militar y la conquista de territorios como crímenes de guerra, estableciendo precedentes legales claros para su persecución.

Declaración Universal de Derechos Humanos (1948): Este texto reforzó la importancia de la igualdad y la autodeterminación de los pueblos, impulsando la descolonización y cuestionando la legitimidad de conquistas basadas en criterios raciales o étnicos.

El presente: soberanía e inviolabilidad de fronteras

    En la actualidad, el derecho de conquista es una reliquia histórica incompatible con el derecho internacional moderno. El principio de inviolabilidad de las fronteras y la resolución pacífica de disputas son pilares fundamentales en la relación entre Estados. N

    No obstante, casos como el de Crimea demuestran que la ambición territorial sigue siendo una amenaza, y la comunidad internacional debe mantenerse firme en su defensa de la soberanía estatal.

    El derecho internacional ha logrado, en gran medida, desterrar la conquista como práctica aceptada, pero la vigilancia y el compromiso con estos principios siguen siendo imprescindibles para garantizar la paz y la justicia global.

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