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Opinión | Sobre las reuniones clandestinas en Suiza
Luis Romero es socio director de la firma Luis Romero Abogados y doctor en derecho penal. El columnista reflexiona sobre las negociaciones que el Gobierno ha abierto con Junts en Suiza y se hace preguntas vitales... sin respuesta. Foto: Luis Romero.
07/12/2023 06:31
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Actualizado: 06/12/2023 19:38
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Históricamente, Suiza nos sugiere un lugar para esconder el dinero, por su opacidad. Hoy, es el sitio elegido por el PSOE y Junts para subrepticiamente encontrarse en la clandestinidad, en la oscuridad.
Cuestiones trascendentales para nuestra democracia, nuestro estado de derecho, nuestra unidad nacional y nuestra economía, se están decidiendo en el extranjero, ni siquiera en un país de la Unión Europea: en la confederación helvética.
No es casualidad que se reúnan en el país helvético, nación siempre neutral ante los conflictos bélicos.
Pero quizás haya sido elegida Ginebra por ser una ubicación donde se agazapan algunos de los fugados reclamados por la justicia española.
Y yo me pregunto, ¿por qué deben hallarse a escondidas, en la clandestinidad?
Porque tienen algo que ocultar.
¿Por qué precisan un mediador internacional?
¿Por qué han contratado a un verificador de bandas terroristas?
¿Quién paga los altos honorarios de estos negociadores que han tratado con el IRA, ETA y las FARC?
¿Por qué deben cruzar los emisarios del gobierno a un país extranjero para decidir el futuro de nuestra patria?
¿Para disponer el destino de nuestra unidad, la economía, el estado de derecho, la separación de poderes y la democracia española?
¿Es la ciudad sin ley, una burla a la justicia, el «lawfare»?
Debemos ser conscientes del escarnio a todos los españoles por parte de los concertados junto a Los Alpes.
Tenemos derecho a enterarnos del contenido de esas negociaciones, pues se está decidiendo el devenir de España.
Aquí no hay una guerra ni una banda terrorista, aunque la voz decisiva la tenga Puigdemont, procesado por terrorismo; y Tsunami y exTerra Lliure estén implicados en causar graves daños a las cosas y a las personas.
Los españoles tenemos que saber todo lo que se esté debatiendo ¡Hay que ver qué desmanes por solo siete escaños!
Pero esto es sólo un apartado del pacto diabólico porque a continuación habrá más y más: ya lo ha anunciado la parte exterior.
Pronto sabremos qué se ha ofrecido al PNV, Bildu, ERC y Sumar; también al BNG y CC.
Lo más preocupante hoy es lo convenido con Junts, puesto que quien está al frente es un prófugo, un fugado de la justicia. Y encima, Esquerra Republicana tendrá un intermediario distinto, para ellos nada más. ¿Tendrán otro inspector los otros aliados del gobierno?
¿Por qué escondidos, en secreto, en el anonimato?
¿Por qué sigilosamente, confidencialmente, discretamente?
¿Díganme por qué ese concierto hermético, misterioso, silencioso?
Quizás manifiesten que es una reunión discreta, no manifiesta. Pero al oír el término clandestino, ese verbo me sugiere algo que es encubierto, enmascarado, quizás por miedo a la ley o para eludirla.
Ese ocultismo nos hace pensar en su carácter furtivo, sumergido, ilegítimo, incluso pirata.
Es algo no patente ni evidente.
Es subrepticio, que está tapado o cubierto con algo, de modo que no se puede ver.
Es enigmático. Es velado, escondido.
Es ignorado, que no se da a conocer ni se deja sentir.
Es disimulado, incógnito, sin publicidad.
¿Hay una mano oculta?
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