El citado estudio analiza los sistemas de gobernanza climática de 25 empresas cotizadas en cinco jurisdicciones (España, Alemania, Francia, Estados Unidos y Reino Unido).
Las grandes cotizadas europeas lideran la gobernanza climática, según un estudio de A&O Shearman y el IE Law School
|
18/7/2024 06:30
|
Actualizado: 17/7/2024 18:30
|
Las grandes compañías cotizadas de la Unión Europea (UE) están a la vanguardia de la gobernanza climática como consecuencia de una mayor y más exigente regulación en esta materia, frente a las compañías energéticas de Estados Unidos, donde la normativa es más laxa.
Así lo destaca el estudio ‘Gobernanza Climática Corporativa y el camino hacia ‘Net Zero’: relevancia, desafíos e impacto’, elaborado por el despacho de abogados A&O Shearman junto con IE Law School de IE University.
El citado estudio analiza los sistemas de gobernanza climática de 25 empresas cotizadas en cinco jurisdicciones (España, Alemania, Francia, Estados Unidos y Reino Unido) con un enfoque integral y multidimensional que evalúa un conjunto de indicadores que reflejan diferentes aspectos de su estrategia corporativa, normativa interna, remuneración, supervisión, gestión de riesgos, reporte y auditoría relacionados con los objetivos climáticos.
A mayor regulación, mejores resultados
La comparación revela que, si bien existen sistemas de gobernanza climática en todas las jurisdicciones, en aquellas donde la regulación es más exigente, como es el caso de la Unión Europea, las empresas muestran mejores resultados, sobre todo Francia y España, frente a otras jurisdicciones como Estados Unidos, donde la muestra incluye una mayoría de empresas productoras de petróleo y gas.
Todas las empresas españolas estudiadas implementan mecanismos de gobernanza climática, como la identificación de riesgos climáticos y la actualización periódica de políticas de sostenibilidad.
Las prácticas más avanzadas incluyen la divulgación de evaluaciones para alcanzar objetivos climáticos que impactan las compensaciones, el uso de métodos reconocidos para medir la relevancia de los riesgos climáticos, y en un caso, un sistema de gobernanza que integra estratégicamente el interés social con la creación de valor sostenible.
La gobernanza climática
El estudio señala que «la gobernanza climática es una buena brújula del desempeño de las empresas en relación con su impacto en el clima«, así como «un factor clave para reducir riesgos y mejorar su sostenibilidad».
«Sirve para que cada compañía pueda definir y dar a conocer sus propios objetivos, planes e instrumentos de medición del impacto ambiental con el fin de que los grupos de interés y toda la sociedad podamos valorar su posicionamiento y sus aportaciones», sostiene el informe.
Igualmente, precisa que «la gobernanza climática de las empresas permite comparar sus respectivos compromisos y su contribución efectiva examinando sus respectivas normas internas y políticas corporativas que a su vez se concretan en acuerdos específicos de los órganos sociales e informes anuales».
Por otra parte, indica que «el desafío global que representa el cambio climático impacta de lleno en la estrategia y en el modelo de negocio de las empresas».
De las 250 mayores compañías por ingresos a nivel mundial, el 96% reporta sobre temas de sostenibilidad y el 64 % reconoce que el cambio climático es un riesgo para su negocio, precisa.
Las regulaciones y políticas tanto nacionales como internacionales están motivando a las empresas a actuar para minimizar su impacto ambiental y contribuir a la salud del planeta.
Los beneficios percibidos de estas acciones, incluyendo el compromiso a largo plazo de los inversores, reducción de riesgos, mayor resiliencia, mejor reputación y oportunidades económicas ligadas a tecnologías verdes.
CLAVES CONTRA EL ‘GREENWASHING’
Por otra parte, el informe advierte de que a medida que cobra relevancia la sostenibilidad, las empresas están más expuestas a desafíos como el activismo accionarial y la movilización de otros grupos de interés, las demandas e investigaciones regulatorias y las acciones cada vez más frecuentes relacionadas con el blanqueo ecológico (greenwashing), que puede adoptar muchas formas.
Así, asegura que algunos inversores institucionales se han retirado o evitado la inversión en empresas que no cumplen con sus compromisos climáticos o que operan en sectores de alto riesgo, como el petróleo y el gas, las finanzas y los alimentos y bebidas, que suscitan la mayoría de las controversias sobre el blanqueo ecológico.
Además, «el ‘greenwashing’ puede perjudicar los beneficios futuros de las empresas al dañar su reputación», apostilla.
En definitiva, asevera el estudio, «un sistema maduro de gobernanza climática es indicativo del compromiso con la sostenibilidad y de su capacidad para integrar consideraciones climáticas en la toma de decisiones estratégicas, cuando contiene medidas específicas y reflejadas en las operaciones y/o resultados de la empresa, mientras que una gobernanza deficiente tiene un impacto negativo».
CREAR CÓDIGOS ESPECÍFICOS DE GOBERNANZA
El estudio sugiere que los reguladores deberían crear códigos específicos de gobernanza climática para orientar a los consejos de administración y a la alta dirección, alineando las expectativas de los grupos de interés.
No obstante, advierte contra la sobrecarga y fragmentación regulatoria que podrían entorpecer los avances hacia los objetivos de sostenibilidad.
Además, recomienda que las empresas mantengan transparencia en la comunicación y el reporte sobre gobernanza climática, proporcionando a inversores y partes interesadas información detallada sobre sus estructuras y prácticas para un desempeño climático eficaz y de bajo riesgo.
Noticias Relacionadas: