El abogado-escritor, Luis María Cazorla, presenta su última novela: «Pasión tardía»
Luis María Cazorla, jurista reputado y escritor, ya ha dado a la luz siete novelas, con esta, "Pasión tardía".

El abogado-escritor, Luis María Cazorla, presenta su última novela: «Pasión tardía»

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10/11/2024 05:35
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Actualizado: 10/11/2024 08:43
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Luis María Cazorla, un jurista de muchos quilates, ha demostrado ampliamente que es polifacético. Y no sólo porque sea capaz de reflexionar sobre cuestiones jurídicas diversas, sino porque es, y sigue siendo, un acreditado deportista y, en lo que aquí importa, un novelista reconocido.

En el judicial barrio de Las Salesas presentó su última novela: “Pasión Tardía”. Contó con dos acompañantes de lujo: Manuel Gutiérrez Aragón y Eduardo Torres-Dulce Lifante; y en  ausencia de Manuel Pimentel, la editora de Almuzara, Ángeles López.

Con el citado elenco naturalmente estuvo presente el cine, no sólo en su expresión en las películas y en sus protagonistas, sino también en las salas de proyección, que rememoraron con sobrado conocimiento los presentadores y el autor, clientes habituales de las de reestreno y las de programación doble en sus años mozos.

Vinieron plenamente a cuento estos recuerdos porque el origen de la pasión calificada de tardía, por no juvenil, se sitúa precisamente en un cinematógrafo del barrio de Tetuán, atravesado por una de las calles madrileñas más largas y con casi tantas salas de cine como la de Fuencarral, la calle de Bravo Murillo.

En el diálogo entre los miembros de la mesa, imaginativo, brillante, con chispa, Gutiérrez-Aragón y Torres-Dulce desgranaron los personajes principales, la vida de un barrio popular de Madrid en los años cincuenta, el lento discurrir de cada día en las paredes de los modestos pisos en que aquellos vivían.

Rememoraron a Galdós, madrileño de adopción, por su sabio costumbrismo, que también discurre por las páginas de “Pasión Tardía”.

Hasta la publicación de ésta, Cazorla Prieto se habría centrado en la novela histórica, no en la novela ambientada históricamente, sino en la estricta novela histórica, es decir fundada en hechos ciertos, contrastables, que el autor conoce a través de una exhaustiva investigación.

Como fue la última, “Melilla 1936”, en la que narra más las desventuras que las aventuras del juez Joaquín María Polonio en los meses previos al inicio de la guerra civil.

Y como lo fueron las anteriores, también localizadas en el norte de África: “La Ciudad del Lucus”, “Las Semillas de Annual”, “La Bahía de Venus”, “La rebelión del General Sanjurjo”, o “El General Silvestre y la sombra del Raisuni”.

Y probablemente alguna más que vendrá.

Ha roto, pues, Luis María Cazorla su itinerario literario historicista para afrontar un argumento intimista en el que se describen soledades y amores, sueños y deseos, ansiedades y pasiones.

Y demuestra que se mueve cómodamente en el oficio, manteniendo el interés del lector que no puede desprender los ojos del libro hasta concluirlo. Por ello los presentadores invitaron a todos a su lectura.

Al acto de presentación asistieron no pocos compañeros de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

El presidente, Manuel Pizarro; el presidente de honor, José Antonio Escudero; el vicepresidente, Rafael Navarro-Valls; el secretario general, Antonio Pau Padrón; Encarnación Roca, Antonio Fernández de Buján, Luis Martí Mingarro, Consuelo Madrigal, Rafael Gómez-Ferrer, Pedro González-Trevijano, Gregorio Robles. También los magistrados del Tribunal Constitucional, Enrique Arnaldo y María Luisa Segoviano; los magistrados del Tribunal Supremo, Pablo Lucas Murillo de la Cueva, Manuel Marchena, Antonio del Moral, Wenceslao Olea, Isaac Merino o Esperanza Córdoba.

Y de la Audiencia Nacional, Asunción Salvo Tambo; los letrados de las Cortes Generales, José Manuel Serrano, José Manuel Sala, José Luis Ruiz-Navarro o Mónica Moreno; o catedráticos como Raúl Canosa o Pablo Chico, entre otros muchos, reunidos en la sede de AENOR, con su presidente Alfredo Berges a la cabeza.

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