La regla del "hearsay" es una de las más importantes del sistema judicial anglosajón. En España no existe una prohibición estricta del testimonio de referencia, es más permisivo que el estadounidense. Imagen generada por IA.
El ‘hearsay’: la regla invisible que decide qué se puede decir en los juicios
Si alguna vez, apreciado lector, has visto una serie judicial estadounidense, seguramente habrás escuchado a un abogado gritar «¡Objeción! ¡Hearsay!» para impedir que un testigo cuente lo que otra persona le dijo.
Pero, ¿qué significa realmente esta palabra que puede cambiar el rumbo de un juicio?
La regla del «hearsay» («regla contra el testimonio de oídas») es una de las más importantes del sistema judicial anglosajón, aunque permanece invisible para el gran público.
Plantea un interrogante fundamental: ¿cuándo puede un tribunal considerar como prueba válida algo que una persona escuchó decir a otra?
La regla que silencia voces
En países como Estados Unidos o Reino Unido, la regla es tajante: está prohibido presentar como prueba las declaraciones que alguien hizo fuera del tribunal para demostrar que lo que dijo es cierto.
Es decir, si un testigo quiere contar que «Juan me dijo que vio al acusado salir corriendo del banco», esa declaración no puede usarse para probar que efectivamente el acusado salía corriendo.
«La lógica es simple», explica José María Garzón, socio director de Garzón Abogados y doctor en Derecho. «Si Juan no está presente en el juicio, no se le puede interrogar –o contrainterrogar, como se dice en el derecho anglosajón–, no se puede evaluar su credibilidad, y existe riesgo de que la información se haya distorsionado en el camino».
Esta regla, conocida en inglés como la «hearsay rule», actúa como un filtro que puede excluir información potencialmente crucial. Pero también protege a los acusados de ser condenados por rumores o testimonios de segunda mano que no pueden ser verificados.
Excepciones que abren puertas
Sin embargo, el sistema anglosajón ha desarrollado decenas de excepciones a esta regla. Se admiten, por ejemplo, las «declaraciones en artículo de muerte» —lo que alguien dijo cuando creía que iba a morir—, los registros médicos o comerciales realizados de forma rutinaria, o las confesiones espontáneas realizadas bajo el impacto emocional de un evento.
«Un ejemplo típico sería el de una víctima de accidente que, en el momento del impacto, grita ‘ese coche se saltó el semáforo en rojo'», ilustra Garzón. «Esa declaración espontánea se considera fiable porque se hizo sin tiempo para reflexionar o mentir».
Estas excepciones han crecido tanto que algunos juristas bromean diciendo que «hay más excepciones que regla». Cada una busca identificar situaciones donde el «hearsay» tiene garantías especiales de veracidad.
El caso español: más flexible, mismo objetivo
En España, como en la mayoría de países europeos, no existe una prohibición estricta del testimonio de referencia. Nuestro sistema procesal, heredero del derecho continental, es más permisivo: el juez puede admitir prácticamente cualquier medio de prueba y luego evaluar libremente su valor.
«Aquí operamos bajo el principio de libertad probatoria», añade el abogado. «Si un testigo dice que otro le contó algo, esa información se admite, pero luego el juez decidirá qué peso darle según las circunstancias».
Esta diferencia refleja filosofías jurídicas distintas. Mientras el sistema anglosajón prefiere excluir información potencialmente no fiable desde el inicio, el español confía en la capacidad del juez para separar el grano de la paja.
Casos que marcaron la diferencia
La importancia del «hearsay» se ha visto en casos mediáticos. En el juicio por el asesinato de la esposa de O.J. Simpson, Nicole Brown Simpson, y su amante, parte de la evidencia crucial fue excluida por esta regla.
Más recientemente, en casos de violencia de género, los tribunales han debatido si admitir las declaraciones que las víctimas hicieron a familiares o amigos cuando luego se niegan a testificar por miedo.
En España, el equivalente se vio en casos como el del crimen de Marta del Castillo, donde los testimonios sobre lo que diferentes acusados se habían dicho entre ellos fueron admitidos pero evaluados con cautela por los tribunales.
La era digital: nuevos desafíos
Los mensajes de WhatsApp, los posts en redes sociales o las grabaciones de audio han complicado la aplicación tradicional de estas reglas. ¿Es «hearsay» un mensaje de texto que reproduce una conversación? ¿Y una grabación de audio de dudosa procedencia?
«La tecnología está forzando una evolución de estas normas», reconoce Garzón. «Los tribunales están adaptando las excepciones tradicionales a las comunicaciones digitales, pero no siempre es fácil».
¿Por qué importa?
Para el ciudadano común, entender el «hearsay» es comprender cómo funcionan realmente los tribunales. Esta regla explica por qué a veces información que parece relevante no se tiene en cuenta en un juicio, o por qué ciertos testimonios tienen más peso que otros.
Al final, tanto el sistema anglosajón como el español buscan lo mismo: que las decisiones judiciales se basen en información fiable. Solo que utilizan métodos diferentes para conseguirlo.
La próxima vez que veas un juicio en televisión o leas sobre uno en prensa, recuerda que detrás de cada testimonio admitido o rechazado hay siglos de evolución jurídica tratando de responder a una pregunta aparentemente simple: ¿en qué podemos confiar para impartir justicia?
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