El Supremo condena a un vidente a 4 años de cárcel por estafar casi 60.000 euros
Víctor Manuel Valdivieso Hernández, "el brujo", presentador de un programa de televisión de videncia, condenado a 4 años de cárcel por estafar a dos clientes.

El Supremo condena a un vidente a 4 años de cárcel por estafar casi 60.000 euros

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15/1/2016 19:30
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Actualizado: 26/1/2016 11:44
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Si hubiera sido vidente, de verdad, posiblemente Víctor Manuel Valdivieso Hernández no habría recurrido ante el Supremo la sentencia de cuatro años de cárcel que la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife le impuso en 2015 por un delito de estafa. Ni tampoco habría estafado a una pareja de hermanos de escaso nivel cultural.

Porque, con toda seguridad, habría “visto” todo lo que ha venido después: una condena de 4 años de cárcel que el Tribunal Supremo ha ratificado once meses más tarde.

La sentencia la han suscrito por unanimidad los magistrados de la  Sala Segunda del Alto Tribunal, José Manuel Maza, Luciano Varela, Antonio del Moral, Perfecto Andrés Ibáñez y José Ramón Soriano, quién, además, ha sido ponente.

Son cinco de las mentes más preparadas en materia penal en España.

Los cinco lo han visto muy claro. Diáfano. Han tumbado todas las alegaciones del abogado defensor del popular “vidente” y “sanador”, que se pasará los próximos cuatro años tras las rejas.

Valdivieso, alias «El brujo», era un supuesto «reputado vidente» del pueblecito de Santa Úrsula, de 14.296 habitantes, situado al noreste de la isla de Tenerife, que venía ofreciendo “servicios de ‘ocultismo’, ‘esoterismo’ y misticismo’ desde su consulta, “Yara Magia Azul”.

Para llegar a “su público” publicitaba sus servicios a través de la emisora “El Día TV”, lo que le convertía en una celebridad local y una autoridad en el mundo de lo desconocido. Como un Iker Jiménez, pero isleño.

Confiando en esa “sabiduría”, dos de sus espectadores –los estafados-, Felipe Hernández García, agricultor de profesión, y su hermana Dominga, administrativa en paro, se presentaron en la consulta muy preocupados para contratar sus servicios.

Al parecer, en su propiedad había aparecido un animal muerto y otros objetos que podían tener que ver con prácticas de brujería. A esa conclusión llegaron tras ver uno de los programas de televisión de Valdivieso.

DOS HERMANOS MUY CRÉDULOS

“Durante las entrevistas con los hermanos Hernández García, a los que hacía entrar separadamente en la consulta con la prohibición de que revelaran al otro lo que con él conversaban, el acusado pudo constatar la ignorancia y vulnerabilidad de ambos”, dice la sentencia.

Los dos estaban muy preocupados porque podían perder una finca de su propiedad. “Monte Frío”, se llama, situada en La Guancha. Su familia la había venido explotando durante generaciones.

De ella se ocupaba Felipe. En esos momentos estaba siendo objeto de una reclamación judicial.

Durante las primeras consultas, Dominga y Felipe pagaron al condenado un total de 6.100 € por «hacer unos lavados» y «quitar los malos espíritus».

Los dos hermanos –ninguno de los dos estaba casado- vivían en el campo, junto a una tercera hermana discapacitada, enferma de epilepsia, de la que cuidaban.

Durante las primeras consultas, Dominga y Felipe pagaron al condenado –entre el 12 y el 13 de diciembre de 2012- un total de 6.100 € por “hacer unos lavados” y “quitar los malos espíritus”.

El vidente estafador se dio cuenta de que tenía, en los dos hermanos, una auténtica mina. Y se dispuso a explotarla a fondo.

«El brujo» les hizo creer que la vida de Dominga estaba en peligro, primero. Luego, que iba a sufrir un accidenta fatal inminente. Y después, que la magia de la que estaban siendo objeto podía afectar gravemente a la salud de la hermana discapacitada.

Los Hernández García, angustiados, para conjurar todos los peligros que el vidente estafador les había anunciado, le pagaron 26.500 € en cuatro entregas, en cuatro días sucesivos (entre el 14 de diciembre y el 16 de enero de 2013).

Lo que sumó un total de 32.600 €.

Pero ahí no acabó la cosa. Cuando Valdivieso se enteró bien de lo del procedimiento judicial, hizo creer a los dos hermanos que podía encontrar una solución a través de un supuesto familiar suyo, que era juez en Las Palmas, y de un conocido,  que era notario en Tacoronte.

Le aseguró que les conseguiría una resolución favorable.

Los hermanos Hernández García le pagaron otros 19.900 € el 13 de enero de 2013. A cambio, el falso vidente les entregó un documento en papel timbrado, firmado por él, haciéndoles creer que con ello sus problemas legales habían desaparecido.

Y hubo más. Valdivieso convenció al hermano varón, Felipe, de que podía acabar de una vez por todas con todas sus desgracias era necesario hacer una limpieza a fondo de la finca, lo que también curaría a su hermana, y que eso le costaría otros 11.700 €, que pagó entre el 14 y el 16 de enero.

Los dos hermanos pagaron a Valdivieso un total de 64.200 €, es decir, todos sus ahorros.

La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife fue expedita y clara: 4 años de prisión por un delito de estafa, 3.000 euros de multa y obligación de devolver a los hermanos el dinero estafado, que cifraron, con precisión, en 58.190 €, además del pago de las costas.

El Tribunal Supremo los ha visto igual de claro, ratificando todas y cada una de las palabras que componen esa sentencia. Por eso rechazó el recurso de casación interpuesto por el condenado y confirmó la sentencia de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife que consideró probado que el acusado, que anunciaba sus servicios en televisión, se aprovechó de la ignorancia y vulnerabilidad de sus víctimas.

La sentencia indica que la obtención del dinero se produjo al crear el acusado un riesgo imaginario que preocupó seriamente a los perjudicados por razón de sus condiciones y creencias personales, concurriendo el engaño bastante conforme a las exigencias objetivas y especialmente subjetivas que concurrieron en el hecho y en los sujetos pasivos.

Añade que los dos hermanos le atribuían, debido al ardid empleado, poderes para remediar sus males, un hecho que considera absolutamente falaz.

Al «brujo» Valdivieso, en este caso, no le funcionaron esos poderes. Tendrá cuatro años para revisárselos con tranquilidad.

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