9 años de cárcel por intentar degollar a su mujer, por segunda vez
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía con sede en Sevilla, lugar en el que se ha revisado la sentencia de instancia.

9 años de cárcel por intentar degollar a su mujer, por segunda vez

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28/5/2017 04:58
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Actualizado: 27/5/2017 21:42
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La Audiencia de Sevilla ha condenado a 9 años y 11 meses de cárcel a un hombre de 79 años por intento de homicidio contra su ex mujer, que se salvó porque las cicatrices endurecidas de un anterior intento de asesinato, sufrido hace 16 años, impidieron que la navaja profundizara en su cuello.

Además, tendrá que pagar una indemnización de 6.900 euros, imponiéndole además la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de la víctima durante 15 años.

El acusado, identificado como Juan R.H. y de 79 años de edad, ya ha cumplido con anterioridad una pena de nueve años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa tras apuñalar hasta en 22 ocasiones a su exesposa en octubre del año 2000.

El tribunal considera probado los hechos tuvieron lugar sobre las 10,00 horas del día 19 de septiembre del 2016, cuando el acusado se trasladó desde su residencia en Posadas (Córdoba) a La Rinconada, donde en ese momento vivía la víctima, de 76 años de edad.

De este modo, el imputado estuvo esperando en las inmediaciones hasta que advirtió la presencia de su exmujer, que salió a tirar la basura en un contenedor cercano, por lo que «al regreso fue tras ella y, con el decidido propósito de acabar con su vida», la abordó justo en el momento en que atravesaba la verja de acceso al porche de la vivienda, entrando tras ella y cerrando la cancela con un pestillo.

Una vez en el porche, el acusado, que portaba abierta una navaja de unos ocho centímetros de hoja, comenzó a golpear a la víctima al tiempo que le repetía «eres una tía puta, mala, has destrozado tu vida y la de tus nietos, voy a matarla, has destrozado mi vida y la de tus hijos», cogiéndola desde atrás con el brazo por el cuello y tratando de clavarle la navaja en la cara, «lo que no logró ante la esquiva y resistencia» de la mujer, que se protegía anteponiendo las manos.

Seguidamente, hizo caer a la víctima al suelo «de un violento empujón» y nuevamente trató de clavarle la navaja en varias ocasiones en la zona costal y tórax, sin que tampoco consiguiera su propósito, tras lo que se situó junto a la cabeza de ella, le estiró la frente hacia atrás «para dejar expuesto el cuello» e intentó seccionarle el mismo hasta en tres ocasiones.

LA MUJER SE SALVA GRACIAS A LOS VECINOS

Ante la presencia de estos ciudadanos y que su exmujer había cesado en sus gritos y se había quedado «prácticamente inmóvil», el condenado se limitó a permanecer de pie junto a la víctima, guardó la navaja en un bolsillo del pantalón y esperó a la llegada de la Guardia Civil, que compareció «casi de inmediato», interviniéndole la navaja y procediendo a su detención.

«En realidad, el tribunal tiene la convicción de que el acusado pensaba que había logrado su objetivo, al ver a su esposa inmóvil en el suelo, y sólo le restaba esperar al inminente fallecimiento tras desangrarse» por los tres cortes en el cuello y los restantes pinchazos que le había lanzado a otras zonas vitales, añade. El acusado cesó la agresión al verse rodeado por testigos que le increpaban y le intentaban agarrar el brazo. La mujer se quedó parada haciéndose la muerta.

EL ACUSADO ASEGURA QUE NO QUERÍA MATARLA

En el juicio, el acusado declaró que «no tenía propósito de matarla y que el corte que le propinó en el cuello fue sólo para ejemplificar ante los asistentes que no era capaz de matarla, llegando a formular la pueril sugerencia de que quizá ni siquiera se lo hizo con el arma sino con la uña».

Sin embargo, el tribunal señala que la vida de la mujer ha debido ser «un verdadero infierno, provocándole con este último delito daños psíquicos de difícil recuperación». También destaca que el condenado padece «impulsividad, agresividad, ansiedad, egocentrismo» y además es «posesivo y explosivo social». (CONFILEGAL/EP)

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