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Los wereables: moda o tecnología

Los wereables: moda o tecnología
Javier Puyol es abogado y socio de ECIXGroup.
09/12/2014 10:30
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Actualizado: 22/2/2016 10:51
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El término Wearable,  hace referencia a una computadora corporal o computadora vestible, es un dispositivo electrónico que lleva una persona y que lo puede portar debajo, junto o por encima de su vestimenta. Desde el punto de vista terminológico, afirma la Fundeu, Es preferible la traducción tecnología ponible a la denominación inglesa wearable technology y a la fórmula mixta tecnología wearable. Sin embargo, para referirse a la tecnología que incorporan estos dispositivos, prendas y complementos lo más adecuado es recurrir al adjetivo ponible, formación regular a partir del verbo poner, que alude al hecho de que estos objetos tecnológicos se pueden llevar puestos. Además, cuando se quiera aludir a cada prenda o complemento concreto, y no al tipo de tecnología que incorporan, se puede recurrir al prefijo tecno- y a los adjetivos tecnológico e inteligente.

Para Telefónica, se denominan wearable computers a aquellos dispositivos electrónicos que se han miniaturizado los suficiente como para poder emplazarse en la ropa o los complementos que llevan los usuarios, ofreciéndole a éste conectividad o servicios específicos sin necesidad de tener que utilizar un ordenador convencional y con el añadido de que el sistema está siempre conectado e interactuando con el usuario o con el ambiente que le rodea. Dicho así, seguramente, nos pueda parecer algo sacado de la ciencia-ficción pero este tipo de sistemas son algo en lo que se lleva trabajando desde hace más de 50 años y, por ejemplo, los hemos visto en la monitorización remota de pacientes (y que se usaba con los astronautas, por ejemplo, los del Apolo 13) o en los equipos con que DARPA ha dotado a los soldados estadounidenses de conectividad e información a tiempo real, con mapas y datos de inteligencia. Sin embargo, a pesar de que este tipo de sistemas lleven años desarrollándose (por ejemplo en el MIT) y no nos sean ajenos gracias a las distintas pruebas de concepto de algunas compañías, en los últimos años estamos asistiendo al nacimiento de todo un ecosistema de aplicaciones, servicios y dispositivos que harán que, dentro de unos años, el wearable computing se convierta en una realidad cotidiana.

Por tanto, según señala Quees, con este término se hace referencia al conjunto de aparatos y dispositivos electrónicos que se incorporan en alguna parte de nuestro cuerpo interactuando continuamente con el usuario y con otros dispositivos con la finalidad de realizar alguna función específica, relojes inteligentes o smartwatchs, zapatillas de deportes con GPS incorporado y pulseras que monitorizan nuestro estado de salud son ejemplos entre otros de este tipo tecnología que se encuentra cada vez más presente en nuestras vidas. La palabra wearable tiene una raíz inglesa cuya traducción significa «llevable» o «vestible», en el argot tecnológico hace referencia a computadoras corporales o llevables con el usuario, bajo esta concepción el ordenador deja de ser un dispositivo ajeno al usuario el cual lo utilizaba en un espacio definido pasando a ser un elemento que se incorpora e interactúa continuamente con el usuario además de acompañarlo a todas partes.

Tal y como hemos expuesto anteriormente la tecnología wearable hace referencia a todos los productos que incorporan un microprocesador y que utilizamos diariamente formando parte de nosotros, dentro de esta definición no consideramos wearable a nuestra televisión del salón, a la cafetera de la cocina o al ebook que utilizamos para leer nuestras libros, puesto que aunque sean dispositivos electrónicos que poseen microprocesadores y los usamos diariamente no forman parte de nosotros dado a que no son «llevables» o «vestibles» en cambio lentes, gafas, pulseras, relojes o prendas de vestir son productos llevables los cuales si le añadimos uno o varios microprocesadores electrónicos obtenemos productos wearables. Podemos datar los orígenes de la tecnología wearable en la década de 1970, pero no ha sido hasta la década del 2010 cuando esta tecnología ha evolucionado lo suficiente para poder atraer un amplio abanico de consumidores.

La feria internacional de consumo electrónico CES del año 2014 puede considerarse como la presentación oficial al mundo de la gran cantidad de compañías que apuestan por estas nuevas formas de tecnología, empresas como Intel, Adidas, Sony o Rebook expusieron a todo el público diferentes gadgets considerados como wearables. Por otro lado la mayoría de los expertos apuntan al lanzamiento oficial al mercado de la Google glass y el AppleWatch de Apple como el punto de inflexión en el que los usuarios abrazaremos y recibiremos esta tecnología en nuestras vidas. Pulseras, anillos, camisetas, pantalones, lentes, relojes y gafas capaces de tomar y transmitir datos, interactuar con otros dispositivos y facilitarnos la vida es la promesa de la tecnología wearable, ahora la tecnología ya es vestible y nos acompaña en cada momento de nuestra vida, la tecnología wearable es el siguiente paso entre la fusión del hombre y el microprocesador.

Esta ropa tecnológica con dispositivos corporales son especialmente útiles en escenarios que requieren un soporte computacional más complejo que solo la lógica codificada en el hardware. Existe una interacción constante entre el dispositivo y el usuario. Los dispositivos cuentan con capacidad de multi-tarea. Estos dispositivos pueden ser incorporados al usuario para actuar como prótesis, convirtiéndose en una extensión del cuerpo y/o mente del usuario. Muchos de los problemas comunes de estos dispositivos están relacionados con la computación móvil, la inteligencia ambiental y la comunidad científica de computación ubicua, incluyendo la administración de energía y disipación de calor, arquitecturas de software, inalámbrica y red de área personal.

Este año 2014 apunta a ser el año de la tecnología de vestir. Según otra firma de investigación del mercado de la tecnología, IDC, este año se venderán unos 19 millones de dispositivos de este tipo. Pero, dice IDC, la cifra llegará a casi 112 millones para 2018. Es más, según otras proyecciones, el sector de smartwatches y bandas de actividad física alcanzarán US$3,000 millones en ventas este año. La evolución del Mercado de los wearables: 2014, el año del despegue. Según confirman los datos obtenidos, 2014 se posiciona como el año de los wearables, ocupando un lugar importante en la mente de los consumidores y convirtiéndose, por tanto, en un sector clave. Comparando con los datos de 2013, este último ejercicio experimentará un crecimiento del 117% en España, lo que significa un aumento en los resultados de más de 107 millones de euros. El mayor despunte estará protagonizado por la categoría de smartwatches, que se estima generará un total de 33,7 millones de euros en nuestro país, frente a los 7 millones del año anterior. Por tanto, se puede afirmar, que dentro del mundo de los wearables, la realidad virtual va tomando importancia en el mercado de los dispositivos móviles y abandonando el campo de la ciencia ficción o dejando de ser noticia en documentales o películas. En el mundo ya se venden más «smartphones» que teléfonos convencionales.

En España, según recoge ABC representan más del 63% del total. En sus seis años de existencia –en 2007 se vendió el primer iPhone– han multiplicado sus posibilidades, creado nuevas industrias y liderado los avances en la electrónica de consumo. También se han convertido en el centro de la comunicación y el ocio personal. Ahora, una nueva generación de dispositivos –gafas, relojes, pulseras o anillos, todos etiquetados como «inteligentes»– pretenden aprovechar estas capacidades y llevarlas un paso más allá. Tecnologías que se llevan puestas, como una prenda o un complemento. Así, por ejemplo, ABC se hace eco del hecho de que el número de dispositivos ultraportátiles se ha disparado en el último año. Vivimos en una era en la que la movilidad canaliza los nuevos productos tecnológicos. La tecnología «wereable»– está llamada a revolucionar la industria y, de paso, la sociedad. O al revés, ya que gran parte de estos dispositivos son capaces de contabilizar en tiempo real las calorías consumidas, los pasos andados y el ritmo cardiaco, entre otras cosas. Datos pensados para una vida saludable. Más allá de las grandes firmas internacionales, España ha pedido paso modestamente y ha comenzado a desarrollar esos «gadgets» y herramientas que buscan la conquista del cuerpo.

Pero no debe olvidarse que la carrera en este campo, no ha hecho mas que comenzar, y que  los wearables, tienen otras muchas manifestaciones. Telefónica apunta a nuevos campos como la navegación, deporte, vigilancia de la salud, comercio, videojuegos o redes sociales son algunos de los ámbitos de uso del wearable computing y donde, poco a poco, iremos viendo soluciones que lleguen al mercado en forma de gafas, pulseras, chaquetas, zapatos o cualquier otra clase de objetos. De hecho, cada vez son más las empresas que ponen el foco en este nuevo paradigma y dedican esfuerzos y recursos a profundizar en la materia para desarrollar productos y servicios alrededor de estos sistemas que llevaremos puestos de la misma forma que llevamos puesta nuestra ropa. En este sentido, cabe indicar que el auge en el uso de dispositivos electrónicos para cuidar la salud es imparable. Una de estas manifestaciones, sin lugar a dudas, es la referente a su repercusión en el ámbito de la salud.

Así, los wearables, como tecnología incorporada en la ropa y complementos para monitorizar la salud, y el análisis de grandes cantidades de datos, el llamado Big Data, pueden resultar un arma perfecta para lograr una medicina mucho más eficaz, individualizada y preventiva, y a menor coste que la actual, ya que el procesamiento de los cientos de miles de datos de pacientes monitorizados constantemente permite una aceleración nunca vivida de la investigación farmacéutica y redunda en beneficios para los pacientes actuales y los futuros. Incluso se ha llegado a afirmar que si el 90% del conocimiento ya es digital y el 80% está en Internet, lo que necesitamos son formas para conectarlo y explotarlo. El wearable computing llega dispuesto a transformar nuestras vidas y hacer que, poco a poco, las computadoras personales, las tabletas y los smartphones comiencen a desaparecer y hacerse mucho más sutiles, fundiéndose con el usuario en objetos cotidianos de manera que la tecnología pase a ser algo imperceptible para el usuario final.

Tras un período de gran expansión de las wearables, actualmente el sector está en un proceso de maduración en el que se investigan las funcionalidades que convertirán a estos dispositivos en una tecnología duradera. En este proceso de investigación y desarrollo aún está todo por hacer y por inventar, por lo que es un camino que aún se tiene que escribir. El peligro de este tipo de productos es que, al ser una tecnología tan novedosa, no conquiste el interés del gran público. La euforia por lo ultimísimo acaba en un cajón a los seis meses, según un estudio de la compañía de análisis Endeavour Partners. Esta situación, justificada por los expertos al considerar que se trata de un mercado emergente, empaña la innovación de estos productos que forman parte de un concepto aún mayor que se ha definido como «Internet de las cosas», en donde los objetos cotidianos se conectan a internet. Por ello se vaticina que en diez años las prendas de vestir y los objetos que las personas portan a diario nos aportarán información relevante. En este sentido, Dans señala que, el wearable computing parece estar convirtiéndose en la próxima frontera de una electrónica de consumo que busca nuevas áreas de crecimiento. Mientras algunos de sus usos y posibilidades parecen sumamente interesantes, prácticos o incluso recomendables para un estilo de vida saludable, y están avanzando ya bastante hacia un consumidor medio diferente del “fashion-victim tecnológico”, otros parecen simples extravagancias o conceptos que me costaría bastante imaginarme como sujetos de una adopción masiva.

Sanchez ha señalado que efectivamente la moda de los wearables no tardará en llegar, y con ella llegarán nuevas tendencias, lo cual podría resultar preocupante si nos damos cuenta de la enorme cantidad personal que se sube diariamente a internet (personal, financiera, de estilo de vida y en un futuro: de salud), lo cual debería alegrarnos por la facilidad que tendremos para disfrutar y acceder a nuestros servicios y obtener reportes detallados, pero a la vez, preocuparnos ante las filtraciones y hackeos de información que tristemente se han vuelto cosa común.

Por ello debe atenderse a lo que señala Gutierrez Amaya, en el el sentido de que si bien aún no se han visto amenazas como códigos maliciosos que afecten este tipo de dispositivos, esto no significa que no puedan verse afectados. Pero como pasa con cualquier tecnología emergente, seguramente primero se vean atacadas otro tipo de vulnerabilidades relacionadas con el diseño o el uso de esta tecnología para obtener la información personal que se busque. Además de las obvias preocupaciones asociadas a que un tercero pudiera acceder a la información personal, tal vez lo que más preocupa a la mayoría de los usuarios es la gran concentración de información en unas pocas empresas y el uso que le puedan dar a toda esta gran cantidad de datos. Hay dos aspectos a tener en cuenta: el primero es que quienes adquieran este tipo de dispositivos deben mantenerlos actualizados, pues es usual que se encuentren y corrijan muchas vulnerabilidades en ellos después de que se lancen al mercado. Por otra parte, debemos conocer cuáles son las políticas de privacidad que nos proponen los fabricantes, para tener presentes los límites para nuestra información personal. Es claro que todo lo que estamos viendo relacionado a los wearables está todavía en una fase muy inicial de su desarrollo.

Seguramente, los productos que realmente se masifiquen en su uso sean muy diferentes, pero lo que seguramente se mantendrá es la gran cantidad de información que se intercambia. Por esta razón, es importante tomar conciencia del tipo de información que intercambiamos en Internet y lo que estamos dispuestos a sacrificar de nuestra privacidad para tener lo último en tecnología. Por ello, Parra afirma que la tecnología es una herramienta, por tanto el uso que hagamos de ella determinará si puede afectar o no a nuestra privacidad, y que el principal problema con el que se encuentra nuestra sociedad,  es que existe “un claro analfabetismo tecnológico” en el sentido que cada día se utilizan más aparatos sin entender su funcionamiento ni qué conlleva su uso.

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