Sueños de Justicia, sueños sin #T (tasas)

Sueños de Justicia, sueños sin #T (tasas)

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03/1/2015 00:00
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Actualizado: 08/4/2016 10:32
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Ángel López (@Alopez_Letrado). Abogado, miembro de #T («Brigada Tuitera»)

Esto de la Brigada Tuitera acabará por volverme loco. He tenido un sueño muy extraño en el que todo parecía real. Es muy curioso, porque lo recuerdo perfectamente.

Había regresado a mi niñez, unos 8 años debía tener. Era sábado. Uno de esos días de  febrero en los que luce un sol radiante pero hace mucho frío. Mi padre, esa mañana, no había encendido la calefacción y se había limitado a indicarnos que nos pusiéramos unos jerséis sobre el pijama. Supongo que trataba de ahorrar algo, pues la economía familiar no andaba boyante en aquella época. Como cada sábado, bajó a comprar el periódico, algo que no hacía entre semana porque solían tenerlo en el bar donde almorzaba.

Yo esperaba a que lo ojeara, a que comenzara mi turno. Él lo solía leer en profundidad a la noche. Quizás necesitaba asimilar los titulares para luego entrar en el fondo de los artículos tras algún tipo de meditación sobre ellos. Una forma, de que su pensamiento no fuera totalmente superado por la línea editorial del periodista en cuestión. Quizás, simplemente, no le apetecía leer mucho a esas horas. La verdad es que no lo sé. El caso es que, tras esa lectura rápida, pero espartana y minuciosa, llegaba mi turno.

Entonces el periódico -el ABC- quedaba libre, lo que me permitía cogerlo. Yo no lo leía como él. Mi lectura era arbitraria, me paraba en lo que me llamaba la atención, y me saltaba lo que no. La mayoría de las noticias no las entendía. Pero aquella mañana, me llamó mucho la atención una que decía así: El Consejo de Ministros suprime totalmente las Tasas Judiciales”.

Me desperté. Uno de los niños, había saltado sobre la cama. En fin, qué os voy a contar a los que sois padres.

Durante, unos minutos medité sobre el sueño. Cogí el móvil, revisé los chats, y miré en Google.

Para mi sorpresa, me encontré con este titular: “El Consejo de Ministros suprime totalmente las Tasas Judiciales”. Estaba fechado el 8 de febrero de 1986. La  página era la 19.

El sueño no era tal, no eran sueños. Eran recuerdos. Recuerdos de unas tasas judiciales, más reducidas y menos gravosas que las actuales, pero que, a pesar de ello, fueron derogadas, tal y como dijo el ministro de Justicia de entonces, Fernando Ledesma, “como paso fundamental, en los esfuerzos del Gobierno, por hacer la Justicia fácilmente accesible a todos los ciudadanos”, “constando la Ley de un Preámbulo, en el que se recuerda, la necesaria contribución de todos a la consecución de una democracia avanzada”.

Así lo destacaba el Gobierno, en un día histórico para la Justicia y la Democracia de este país.

Y así lo recogería, posteriormente el BOE al publicar la Ley 25/1986, de 24 de diciembre, de Supresión de las Tasas Judiciales, que en su preámbulo decía: “La Constitución Española, en su artículo 1º propugna la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político como valores superiores del ordenamiento jurídico español. Además, en el párrafo dos del artículo 9º instituye a los poderes públicos en la obligación de promover las condiciones para que la libertad y la igualdad sean reales y efectivas, y de remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud.

Hemos retrocedido en nuestra justicia y en nuestra democracia la friolera de 29 años.

Mi hijo mayor a penas saber leer unas palabras, pero no pienso consentir que tenga que ver en un periódico lo que yo leí. Ni que tenga que contar entre sus sueños y anhelos con algo tan evidente como la existencia de justicia y acceso a ella para todos los ciudadanos.

Esta es la razón de nuestra lucha desde la «Brigada Tuitera». No queremos un país con una justicia para ricos y otra para pobres. Queremos que haya una justicia para todos, independiente, con medios y al servicio de todos los ciudadanos. Que haga su trabajo con eficacia, contribuyendo a solucionar los problemas legales que se le presenten.

Y en esa realidad que planteamos, que se puede conseguir, las tasas no tienen sitio. Las tasas deben desaparecer otra vez. Y para siempre. 

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