Francisco Sosa Wagner: «Todo lo que hay de CONTAMINACIÓN POLÍTICA en la judicatura española SE IRRADIA DESDE EL CGPJ»

Francisco Sosa Wagner: «Todo lo que hay de CONTAMINACIÓN POLÍTICA en la judicatura española SE IRRADIA DESDE EL CGPJ»

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27/10/2015 00:00
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Actualizado: 12/12/2016 18:56
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Poca gente hay con un prestigio moral como el de Francisco Sosa Wagner, jurista catedrático, escritor y exeurodiputado de UPyD. En la actualidad forma parte del grupo de expertos de Ciudadanos que prepara la oferta electoral de esta formación para la reforma constitucional e institucional y que será presentada el próximo 7 de noviembre. En cuestión de CGPJ, lo tiene muy claro.

CARLOS BERBELL Y YOLANDA RODRÍGUEZ.

Señor Sosa Wagner, desde su punto de vista, ¿usted ve el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) como un ‘foco de contaminación’ política para la Administración de Justicia?

Así es. Todo lo que hay de contaminación política en la judicatura española se irradia desde el Consejo.

En su opinión, ¿para qué sirve el CGPJ?, ¿cumple la función de ‘defender la independencia de los jueces’, como suelen afirmar sus miembros?

El Consejo tiene atribuidas sustacialmente las funciones disciplinarias y de inspección de los tribunales más los nombramientos de los cargos discrecionales en la judicatura. Es suprimiendo estos cargos e instaurando el principio de mérito y capacidad sin excepciones donde se debe actuar. Polemizar acerca de la composición del Consejo es marrar el tiro.

«MI TESIS ES QUE EL CONSEJO DEBE DESAPARECER Y ATRIBUIR SUS FUNCIONES A OTRO ÓRGANO»

Actualmente, sus 20 miembros -12 jueces y 8 juristas- son elegidos todos por el Parlamento, pero en su origen -desde 1980 y 1985- los 12 jueces eran elegidos por votación secreta y directa por sus pares, ¿no era esa una buena solución (en Italia lo hacen así)?

Mi tesis es que el Consejo debe desaprecer y atribuir sus funciones a otro órgano. Ahora bien, mientras no se reforme la Constitución y por tanto el Consejo siga existiendo creo que sus miembros deben ser seleccionados por sorteo de entre los jueces y magistrados que hayan sido elegidos de acuerdo con el sistema actualmente vigente. Es decir, primero, la elección tal como está hoy prevista. Y una vez terminada la elección, en lugar de comenzar el enredo que protagonizan los partidos políticos, sorteo. Así se elige a los ciudadanos que van a formar parte de un Jurado, entre otros muchos ejemplos.

Dentro de muy poco tiempo el CGPJ tiene que elegir -o reelegir- a 5 presidentes de Tribunales Superiores de Justicia, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Andalucía, Cataluña y Valencia, si pudiera hacerlo, ¿qué sistema utilizaría para proyectar una imagen de independencia de Justicia a la ciudadanía?

Como he dicho instaurar el principio de mérito y capacidad, derogando el Decreto del propio Consejo 1/2010 pensado para los cargos discrecionales.

¿No se asemeja el problema de la elección de los cargos electos discrecionales en la justicia a lo que ocurre en el Ejército, donde se opta, llegado a un nivel, por los hombres ‘de confianza’, para evitar ‘sorpresas’ o gente ‘no fiable’?

Así es. Ignoro si el sistema militar tiene alguna razón de ser pero el que carece de sentido alguno es la reserva de determinados puestos judiciales o judiciales/administrativos al «dedo» más o menos motivado de los vocales del Consejo. La jurisprudencia de la Sala tercera del Tribunal Supremo va en cierta manera por ahí aunque no acaba de dar el paso definitivo.

Usted ha hablado mucho del CGPJ, pero se olvida del sistema ‘asimétrico’ que se ha construido: son 13 administraciones de justicia distintas, 12 CC.AA. tienen competencias transferidas en esta materia y 5 dependen directamente del Ministerio, a lo que hay que unir el CGPJ. ¿Unificaría usted todo de nuevo en un sólo organismo o lo dejaría como está?

Son los mismos jueces quienes en una reciente encuesta han descalificado los traspasos. Es un dislate tener bajo en mismo techo y en un idéntico afán al juez, que depende del Consejo, al letrado del ministerio de justicia y al resto del personal con una relación bifronte entre el Ministerio y la Comunidad autónoma en los territorios que no son del ministerio. Un embrollo relevante que nadie sabe a qué viene.

¿Entiende usted el desánimo que sienten muchos jueces en estos momentos, donde para llegar a lo más alto -al Tribunal Supremo, a los Tribunales Superiores de Justicia o a las presidencias de Audiencias Provinciales- no es suficiente con haber demostrado mérito y capacidad?

Así es, el sistema de la selección de los cargos dicrecionales es una humillación para la profesión de magistrado.

Señor Sosa Wagner, usted forma parte del ‘sanedrín’ de expertos de Ciudadanos que va a proponer un cambio en la Administración de Justicia. ¿Será de 45 grados, de 90 grados o de 180 grados?

Será importante y quedará desvelado el próximo día 7 de noviembre en Cádiz.

Una última cuestión: ¿la justicia española tiene solución? ¿Es ‘ahora’, en la próxima legislatura? ¿O nunca?

La justicia española tiene carencias materiales importantes pero tanto el Ministerio como las Comunidades autónomas se empeñan en corregirlas, no siempre con éxito por las dificultades presupuestarias. Para mí lo importante es el «servicio público» de la Justicia que se da a los ciudadanos y no ese inasible Poder judicial que, como tal poder independiente, ni existe ahora (adulterado por los partidos políticos) ni por cierto ha existido jamás en la historia española de los siglos XIX y XX. En mi próximo libro abordo este asunto con detalle y -espero- rigor argumental.

Esta comisión de expertos de Ciudadanos la forman Françecs Carreras, Elisa de la Nuez, Andrés Betancor, Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes.

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