Carlos Carnicer: “Ni en el mejor de mis sueños pensé que podría llegar a ser presidente del CGAE”
Carlos Carnicer, presidente del CGAE durante más de tres lustros, recibe el reconocimiento del CGAE por su defensa de los derechos humanos. Confilegal.

Carlos Carnicer: “Ni en el mejor de mis sueños pensé que podría llegar a ser presidente del CGAE”

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28/12/2015 06:45
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Actualizado: 26/1/2016 12:03
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Los suyos le dedicaron un aplauso de más de cuatro minutos durante la ceremonia de entrega de los Premios Derechos Humanos de la Abogacía. Más de 400 personas en pie. Fue la forma de darle las gracias por 15 años de servicio. En esta entrevista hace balance.

“Aquello fue un aplauso a traición”, afirma Carlos Carnicer, presidente del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE). “Yo no decía más que por favor, por favor, ya es suficiente. Creo que la gente estaba contagiada por el acto. Lo comenzó todo mi buen amigo Jesús, que hizo de presentador. Hizo una petición y todo el mundo empezó a aplaudir”.

El hombre que ha marcado los 15 últimos años del CGAE se marcha a su casa. Ha renunciado a presentarse a un cuarto mandato de cinco años.

Hasta el próximo 14 de enero, que es cuando están convocadas las elecciones en las que los 83 decanos de los Colegios de Abogados de España elegirán a su sucesor, ostenta la Presidencia.

Para Confilegal esta entrevista tiene también una componente sentimental porque Carlos Carnicer fue la primera persona que entrevistamos.

Hemos querido, por ello, ser notarios para la historia, del testimonio de uno de los hombres que más han influido en el devenir moderno de la Abogacía Española. Y hacer un balance de lo que han supuesto estos 15 años al frente del CGAE.

Para usted la ceremonia de entrega de los Premios Derechos Humanos de la Abogacía es muy importante. ¿Por qué?

Yo nací en 1948, a un mes de la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos y, probablemente, eso me ha marcado. Desde mi más tierna infancia profesional el tema de los Derechos Humanos ha estado presente.

Pienso que la Abogacía sólo se salvará si se engancha a los Derechos Humanos. Y eso lo estamos haciendo muy bien.

Se trabaja durante todo el año, se configura un jurado poliédrico -de forma que no puede fallar- y se premia a personajes extraordinarios.

Carlos Carnicer en su despacho del CGAE, en el madrileño Paseo de Recoletos, junto a una foto dedicada por el Rey Felipe.

Carlos Carnicer en su despacho del CGAE, en el madrileño Paseo de Recoletos, junto a una foto dedicada por el Rey Felipe.

Dice el Eclesiastés que hay un tiempo para todo bajo el Sol. Un tiempo para nacer, un tiempo para morir, un tiempo para reír y un tiempo para llorar. Un tiempo para entrar y un tiempo para salir, añadiríamos. Y un tiempo para hacer balance. ¿Cuál es su balance después de 15 años al frente del CGAE?

Mi balance es extraordinariamente positivo en lo personal. Ni en el mejor de mis sueños pensé que podría llegar a ser presidente del CGAE. Llegar a esta Presidencia. Y mucho menos haber accedido a la Junta de Gobierno de Zaragoza, a los Jóvenes Abogados de la AJA, y al decanato de Zaragoza.

Simplemente me dejé llevar por unos compañeros demasiado confiados [se ríe].

He peleado, que es lo que me gusta hacer, por el derecho de defensa, por los abogados, y por el turno de oficio, como servicio público que es. Un servicio absolutamente digno y absolutamente despreciado por las autoridades, con el que se juega, incluso, para hacer nacionalismos. Pienso que hay que seguir defendiendo el turno de oficio y, sobre todo, la justicia gratuita.

Mi gran fracaso son las pateras, los desplazados, los inmigrantes… No sé porqué no podemos hacer nada por ellos.

Lo hemos intentado. Pusimos en marcha una lista de abogados para ir a atender a los refugiados. En tres días conseguimos 1.500 voluntarios. Y digo esto a favor de la Abogacía española, muy poco reconocida.

MI GRAN FRACASO SON LAS PATERAS, LOS DESPLAZADOS, LOS INMIGRANTES… NO SÉ PORQUÉ NO PODEMOS HACER NADA POR ELLOS. 

¿De qué está particularmente orgulloso?

Quizá mi más genuina aportación sea el acceso a la profesión. La Ley de Acceso a la Profesión de Abogado.

Yo llegue a esta casa con ganas de ponerla en marcha, desde el principio. Creo que es lo único que puede salvar a la verdadera justicia.

Hasta que el abogado no tenga la misma preparación que el juez o e fiscal no habrá igualdad entre las partes.

Una de las características de Carlos Carnicer al frente del Consejo General de la Abogacía ha sido el ser de ser una persona incómoda para los poderes públicos…

Sí. Era lo que me correspondía y lo he hecho, desde la crítica. Una crítica que ha ido aumentando progresivamente.

Les recuerdo que la primera manifestación contra la tasas fue la que organizamos ante la puerta de los juzgados. La segunda medida fue la ocupación de Plaza de Castilla. La tercera, el twitter, la convocatoria de la ‘Brigada Tuitera’ frente al Ministerio de Justicia. Y la cuarta, y definitiva, fue la manifestación con togas en el Palacio de Recoletos.

No creo que nadie pueda decir que no avisamos.

Todas mis acciones han ido precedidas de una explicación somera. Soy de donde soy y allá se dice que somos muy burros. Si por burros se entiende tercos, pues sí.

No por ignorantes. Sabemos lo que hacemos y lo que perseguimos.

El presidente del CGAE guarda un grato recuerdo de uno de los ministros de Justicia que ha conocido: Ángel Acebes.

El presidente del CGAE guarda un grato recuerdo de uno de los ministros de Justicia que ha conocido: Ángel Acebes.

¿Quién ha sido el ministro de Justicia con el que mejor se ha llevado?

El ministro con el que mejor me he llevado ha sido Ángel Acebes. Decirlo no vende nada en este momento. Cuando José María Michavilla era secretario de Estado y el actual ministro, Rafael Catalá, era director general.

De ese gabinete se han sacado un montón de cosas.

Allí se montó toda la formación contra la violencia de género. Había que sacar defensores contra la violencia de género en toda España y Ángel Acebes me llamó para ver si podíamos hacer algo desde el Consejo. Le dije que sí.

¿Ha encontrado muchos ‘trileros’ en los gobiernos que ha conocido?

Sí, muchísimos.

¿Qué es lo que se hace cuando se encuentra con un ministro ‘trilero’?

Actuar siempre con inteligencia. Nosotros, desde la Abogacía, no tenemos poder. Nosotros aspiramos a tener razón, pero no tenemos poder. Los miembros del Gobierno tienen el poder.

La influencia también es poder…

¿Creen que influimos mucho? En esa pared había colgado un cuadro en agradecimiento de los abogados y abogadas que participaron en el 11-M, primero defendiendo la dignidad de su función.

No tenían traductores y al Ministerio le costó ponerlos. Es curioso, a veces, la sociedad no nos siente. Y eso es muy grave.

En ese asunto del 11-M tuvimos que inventarnos unas nuevas normas de honorarios. De no ser así, a los compañeros del 11M se les condenaba a una pena de ruina de sus despachos.

Así se lo expresé al ministro, que entonces era Juan Fernando López Aguilar, y le advertí de que íbamos a salir a la calle.

Al final se arregló, pero no se había previsto cómo dotar económicamente a los abogados en ese tipo de casos.

Carnicer reconoce haberse encontrado con muchos "trileros" en el Gobierno.

Carnicer reconoce haberse encontrado con muchos «trileros» en el Gobierno.

Ya sabe que muchos políticos creen que el Boletín Oficial del Estado es como un libro de magia, que tiene ‘poderes’ y que basta con que se publique una Ley en ello para que se cumpla lo que contiene, sin necesidad de dotar la cosa de medios económicos. 

Esa es una constante. No conozco ninguna memoria económica digna de ese nombre. Cuando se abre el expediente para la tramitación de una Ley no busques la memoria económica porque no la encontrarás.

Y si la encuentras será terriblemente deficiente. En el noventa por ciento de los casos se apunta a que esa ley no tiene impacto económico.

Por ello, tenemos que estar luchando permanentemente contra todo eso.

Y además hay que llevarse bien. Eso es sumamente difícil. Sólo se logra con un trato continuado durante cierto tiempo. Yo siempre he hecho lo mismo.

Cuando hay un nuevo ministro se le invita a visitar el Consejo General de la Abogacía.

Ahora es el momento de decir la verdad, ¿cuál ha sido el mejor ministro para la Abogacía?

¿Ha habido alguno bueno? (se ríe abiertamente).

¿Y el peor?

¿El menos malo? (vuelve a reírse). Es que yo he conocido a muchos ministros. Desde Enrique Múgica hasta el de ahora, a todos. He tenido reuniones con Enrique Múgica, Tomás de la Cuadra, Juan Alberto Belloch, Margarita Mariscal de Gante, Ángel Acebes, José María Michavilla, Juan Fernando López Aguilar, Mariano Fernández Bermejo, Francisco Caamaño, Alberto Ruiz Gallardón y Rafael Catalá.

¿Y no hay ninguno favorito?

Bueno, Rafael Catalá. Por si le toca seguir en el futuro (risas).

Le volvemos a preguntar por el peor. 

[Se lo piensa] No me gusta hablar del peor.

Le cuesta singularizar a un ministro como su favorito pero señala a Catalá, "por si le toca seguir en el futuro".

Le cuesta singularizar a un ministro como su favorito pero señala a Catalá, «por si le toca seguir en el futuro».

¿Cuáles han sido los tres momentos más felices en la Presidencia del CGAE?

Ha habido muchos. Por acumulación, todos los días de la Conferencia Anual de los Derechos Humanos. Otro sería el día que vi publicada en el Boletín Oficial del Estado la Ley de Acceso a la Abogacía y, por último, los días que conseguimos la eliminación de las tasas, la eliminación de la Ley de Planta, la eliminación de la Ley de Servicios y Colegios Profesionales y todas las matizaciones incluidas sobre la justicia gratuita en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Creo que hemos conseguido una buena cosecha estos últimos años. Son una lástima los proyectos o anteproyectos que han quedado en el cajón.

Nos hubiese gustado emplear todos esos esfuerzos a sacar adelante unas buenas leyes.

Yo siempre he dicho a los decanos que hay que influir en las leyes con actividades de “lobby” [grupo de presión]. Por cierto, yo no sé porque la gente tiene tanto miedo al “lobby”.

No hay que temerlo solo hace falta que exista transparencia absoluta, hasta en la minuta que cobra el “lobbista”.

¿Y los tres peores momentos?

Los naufragios, las muertes en el Mediterráneo me han amargado siempre los veranos. Es difícil reconciliarse con el ser humano de esa manera.

YO SIEMPRE HE DICHO A LOS DECANOS QUE HAY QUE INFLUIR EN LAS LEYES CON ACTIVIDADES DE ‘LOBBY’

Quizás los Gobiernos olvidan con facilidad los Derechos Humanos…

Sí. Se vende solidaridad, pero hay que hablar de justicia. ¿Qué culpa tiene esta pobre gente de haber nacido en Siria? ¿Qué culpa tienen de no tener otra esperanza que la que les han contado otros familiares de que al norte de ese mar tan bonito hay cierta esperanza?

¿Deja alguna asignatura pendiente que le preocupe de forma especial?

La formación. Me gustaría que se mejorara, especialmente.

¿Le hubiera gustado que se hubiera aprobado una Ley del Derecho de Defensa?

Me hubiera gustado mucho. El Partido Popular la ha incluido en su programa electoral. Es un sueño que tengo desde hace muchísimos años.

¿Por qué no se ha desarrollado el derecho fundamental de la defensa? No pedimos más. Pedimos una Ley Orgánica que nos permita cuadrar cuáles son los derechos fundamentales de todos los ciudadanos desde el punto de vista de la defensa.

El tratamiento doctrinario y jurisprudencial es muy bueno y es muy bonito.

Yo saco siempre a colación una Circular de la Fiscalía General del Estado, cuando era fiscal general Cándido Conde-Pumpido, respondiendo a una petición personal mía en el tema de la dificultad o imposibilidad de acceder a los atestados policiales.

En esa Circular se dice que el derecho de defensa en el proceso es el más sagrado de los derechos.. Además se ha desarrollado en más sentencias.

Sin embargo, a la hora de la verdad, de la práctica, el abogado tiene limitado el derecho de libre expresión, tiene limitado el derecho de defensa…

Esta orgulloso de la transformación tecnológica que ha experimentado el CGAE bajo su Presidencia.

Esta orgulloso de la transformación tecnológica que ha experimentado el CGAE bajo su Presidencia.

Pero se va con la trasposición de la Directiva Europea sobre los interrogatorios a la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Ahora los abogados pueden leer el atestado e intervenir durante los interrogatorios, algo que antes no sucedía…

Sí, es que ya tocaba. Es que no se podía aguantar más. Los detenidos por primera vez iban al matadero mientras que los delincuentes habituales se lo tenían bien sabido. Ahora todo el mundo está en el mismo plano de igualdad. Aquí y en el resto de los países de la Unión Europea. Como debe de ser.

Una de las marcas fundamentales de su Presidencia ha sido la transformación tecnológica de la casa, ¿no es así?

Un día descubrí, en mi despacho, en Zaragoza, que podíamos acceder a una tecnología distinta que la que teníamos a nuestra disposición. Eran los télex, ¿se acuerdan?

Un operario, que vino para otra cosa, me dijo que estaban probando en Madrid una cosa nueva que llamaban fax. Estoy hablando del año 81.

En Madrid pude ver que aquello no sólo transmitía palabras sino también fotografías. Mi despacho fue el primero de Zaragoza que tuvo fax. Y también el primero que se informatizó.

Cuando me nombraron presidente pregunté aquí quién sabía de esto. Tenía la convicción de que el CGAE tenía que subirse al barco del progreso tecnológico porque ahí estaba el futuro.

Fuimos los primeros en sacar la firma electrónica. Costó. Fue un Pleno reñidísimo. Estuvieron en contra Madrid, Barcelona, Coruña y San Sebastián. Todos ellos apostaban porque no podríamos hacerlo. Pero ganamos y comenzamos a desarrollarla.

Tardamos un tiempo en mejorar las relaciones, pero a partir de ese momento se comenzó a ver la telemática de otra forma en los colegios.

Nuestra firma electrónica fue la primera que se publicó en el Boletín Oficial del Estado, que fue antes de la de la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre.

ESTOY PARTICULARMENTE ORGULLOSO DEL EXPEDIENTE DIGITAL. ES EL ÚNICO QUE FUNCIONA EN LA JUSTICIA Y LO HACE DESDE HACE DIEZ AÑOS.

Uno de los legados que deja es el expediente digital…

Sí, estoy particularmente orgulloso de ello. Es el único expediente digital que funciona en la justicia y lo hace desde hace diez años.

Hay que agradecer a todas las Administraciones Públicas que se rindieran ante nuestra pesadez y ante nuestra argumentación de que con aquel expediente podíamos evitar el mareo de la gente de recorrer media docena de ventanillas. Redujimos el plazo de 74 días de tramitación a 8 días. No conozco que ningún colegio haya protestado el gasto que hicimos para desarrollar esa aplicación.

Ha sido una iniciativa muy premiada, empezando por el Consejo General del Poder Judicial…

Sí, también nos galardonaron con la Balanza de Cristal del Consejo de Europa.

Alguna gente cree que metemos mucho ruido con lo que hacemos. ¡Podríamos meter mucho más! [se ríe].

Aliviar la carga al ciudadano jamás puede considerarse conducta negligente. La aplicación, en pesetas, nos costó veintitantos millones. Ahora funciona con normalidad en los 83 Colegios.

Uno de sus legados es el expediente digital, que se puso en marcha antes del de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Uno de sus legados es el expediente digital, que se puso en marcha antes del de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

¿El futuro está asegurado?

El futuro está asegurado, sí, no me cabe ninguna duda. Es de lo más próspero que puede haber.

Después de esto, ¿qué?

Me vuelvo a mi despacho, de donde salí. Vuelvo a ser abogado de a pie.

¿Y no ha pensado en ser magistrado del Tribunal Constitucional?

¡¡¿El qué?!! No, por Dios.

Hay antecedentes…

Sí, pero son mejor abogados que yo. No, fuera de bromas. Lo pensé. Y no. Yo regreso a Zaragoza, a trabajar con el verdadero héroe de la abogacía, que es mi socio de despacho. Él ha sido el que lo ha llevado mientras he sido presidente.

Mi horario de trabajo en el despacho ha sido de 8 de la mañana del domingo hasta el lunes.

Yo he sido decano del Colegio de Abogados de Zaragoza y presidente del CGAE gracias a Fernando Zamora. Es un tipo increíble, con una cabeza privilegiada, y, además, una gran persona. Fue discípulo de Lorenzo Martín Retortillo.

Sin un socio como él yo no habría hecho lo que he hecho ni hubiera llegado donde he llegado.

¿Qué profesión tenía su padre?

Agricultor, hasta la guerra civil. Después…, después cojo. Le destrozaron una pierna y volvió a andar con una fuerza de voluntad increíble. Luego hizo profesorado mercantil, en un año. Y fue administrador de una compañía de alcoholes del Grupo Ebro, de Zaragoza. Era un ser extraordinario.

¿Cuál fue la principal enseñanza que le transmitió?

Ponderación. Era un hombre muy templado. Sabía hasta cuando tenía que sufrir.

¿Esa es una de las características que tiene que tener un buen presidente del CGAE?

Sí, por supuesto. Tiene que saber pactar. La ponderación está muy cerca del intercambio ideas entre unos y otros. También la capacidad de diálogo, la paciencia, el espíritu de sacrificio… Aquí no tenemos poder, podemos tener razón.

Ponderación, prudencia, diálogo y espíritu de sacrificio son algunas de las características que tendría que tener su sucesor o sucesora.

Ponderación, prudencia, diálogo y espíritu de sacrificio son algunas de las características que tendría que tener su sucesor o sucesora.

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